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WASHINGTON, EU.- El presidente estadounidense George W. Bush desea que el secretario de Defensa Donald Rumsfeld siga en su cargo, dijo ayer la Casa Blanca.
La ratificación tiene lugar un día después de que algunos asesores presidenciales dijeran que Bush expresó su enojo en privado por la forma en que el jefe del Pentágono manejó el escándalo del abuso de los prisioneros iraquíes por parte de los soldados estadounidenses.
Cuando en una reunión informativa le preguntaron si Bush deseaba que Rumsfeld siguiera al frente del Departamento de Defensa, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Scott McClellan, respondió: "Absolutamente. El presidente aprecia mucho el trabajo que está haciendo el secretario Rumsfeld".
Esta afirmación ocurre en momentos de crecientes especulaciones de que Rumsfeld podría ser forzado a dimitir por el escándalo de los prisioneros iraquíes, que para los analistas ha empeorado aun más la dañada credibilidad de Estados Unidos en Oriente Medio.
Debido a este tema, Bush tuvo que conceder entrevistas a dos canales de televisión árabes el miércoles, en un intento para contener la indignación internacional por las informaciones sobre las vejaciones.
En su entrevista con la cadena Alhurra, que está respaldada por el gobierno de Estados Unidos, el mandatario pareció ofrecer un tibio respaldo al secretario de Defensa.
"Por supuesto que tengo algo de confianza en el secretario de Defensa, y tengo confianza en los comandantes en Irak", dijo Bush.
Tras las entrevistas, algunos asesores del presidente dijeron que Bush no estaba satisfecho con el manejo que hizo Rumsfeld del tema de los prisioneros en Irak. Los asistentes indicaron que Bush había recriminado a Rumsfeld por no alertarlo sobre los detalles.
