23 de abril 2004.
México, (EFE).- La ruptura del diálogo político en México, cuyo máximo exponente es el creciente desencuentro entre el Gobierno del conservador Vicente Fox y la oposición, paraliza las reformas estructurales, coincidieron los principales partidos del país.
La dificultad para sacar adelante las reformas fue admitida este jueves por el ministro de Energía, Luis Felipe Calderón, y por el director de la Oficina (presidencial) de Enlace para la Reforma Hacendaria, Fernando Elizondo.
El enfrentamiento más grave se da entre el alcalde de Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), y el presidente de la República, que ha ido subiendo de tono en los dos últimos días.
López Obrador, favorito en las encuestas para los comicios presidenciales de 2006, argumenta que los escándalos de corrupción que salpican a su gobierno son una argucia del Ejecutivo federal.
Por otro lado, los dirigentes del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), la principal fuerza parlamentaria, anunciaron ayer la ruptura de las relaciones con el Gobierno de Fox porque diputados del oficialista Partido de Acción Nacional (PAN) les tacharon de "delincuentes electorales".
Y en un hecho sin precedentes, el Congreso le negó anoche a Fox el permiso para recibir la Medalla al Mérito Agrícola que le había concedido la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Los cinco partidos de la oposición parlamentaria hicieron causa común en contra de Fox, quien reaccionó denunciando mediante un comunicado la "falta de visión y de horizontes" que ha impedido de forma recurrente el progreso de México.
El consenso entre las principales fuerzas parlamentarias es necesario para sacar adelante las iniciativas de reforma en materia fiscal, judicial, electoral, energética y laboral que el Ejecutivo promueve, sin éxito.
"Este tipo de actitud explica, en muy buena medida, por qué no hemos podido avanzar en la solución de los muchos problemas que enfrentamos como país", señala el comunicado presidencial.
El PAN salió en defensa de Fox, y su portavoz, Juan Ignacio Zavala, manifestó que prohibirle al presidente de la República aceptar una condecoración internacional es una muestra de "la pequeñez, el enanismo y la sed de revancha" de la oposición, a la que culpó de la parálisis política del país.
El incidente de la medalla de la FAO se produjo horas después de que el portavoz del PRI en la Cámara de Diputados, Emilio Chuayffet, anunciara la decisión del partido de distanciarse tanto del Gobierno como del PAN, por no haberles ofrecido una disculpa.
La disputa se debe a que esta semana el Instituto Federal Electoral (IFE) impuso cuantiosas multas a varios partidos por haber rebasado los límites de gastos en la campaña de los comicios legislativos de julio de 2003.
El diputado del PAN Juan Molinar Horcasitas distribuyó un documento que detalla los distritos electorales donde el PRI se excedió en sus gastos y dijo que los candidatos de ese partido elegidos en esos lugares eran unos "delincuentes electorales".
El PRI reaccionó advirtiendo de que en modo alguno admitirá "actitudes de hostigamiento o de mala fe y sobre todo si se hacen a través de señalamientos injustos en la persona de sus diputados".
El dirigente priísta Emilio Chuayffet enfatizó que "ninguna reforma está en riesgo, a condición de que la buena voluntad de cada uno de los diputados, incluyendo a los panistas, sea clara y manifiesta".
Pero el partido de Fox se mantuvo en sus trece y dijo que ni los comentarios de su diputado Juan Molinar ni el documento que éste distribuyó representan agravio alguno, por lo que no ofrecerá disculpas.
Si este jueves fue el PRI el que se enemistó con Fox, la semana pasada fue el turno del también opositor PRD, la tercera fuerza política del país.
La cúpula de este partido también decidió cortar las relaciones con el Ejecutivo porque considera que el alcalde de Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, es víctima de una "sucia campaña" de desprestigio orquestada por el Gobierno federal contra un político con grandes posibilidades de convertirse en el próximo presidente, según las encuestas.
El propio López Obrador insiste en la idea de la conspiración por parte del Gobierno foxista con el propósito de desbancarle de la carrera por la sucesión presidencial en 2006.
A través de los medios de comunicación, López Obrador ha pedido en varias ocasiones a Fox que le reciba para exponerle su tesis, pero el mandatario le ha contestado que no accederá a ello si la reunión es para lanzar "acusaciones sin fundamento contra instituciones y dependencias del Gobierno federal".