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PARÍS, FRANCIA.- La final femenina del Abierto de Francia tendrá un acento netamente ruso.
Elena Dementieva y Anastasia Myskina ganaron ayer sus respectivos duelos de semifinales en sets corridos y mañana sábado buscarán el premio de ser la primera rusa que se proclama campeona en Roland Garros.
En un partido de equivocaciones sin fin, Dementieva (novena preclasificada) derrotó 6-0, 7-5 a la argentina Paola Suárez (14). Esta era la primera vez que la argentina de 27 años disputaba una semifinal en un torneo de Grand Slam.
"Estuve demasiado nerviosa", declaró Suárez. "Tengo rabia. Creo que se me pasará pronto y ya luego podré recordar los buenos momentos que me tocaron disfrutar".
Myskina, en tanto, despachó 6-2, 6-2 a la estadounidense Jennifer Capriati, quien no pudo reeditar su actuación en la ronda previa en la que había eliminado a Serena Williams.
"Jugué en forma muy inteligente", dijo Myskina, añadiendo que Capriati "no estuvo a su mejor nivel".
"Fue uno de esos días malos", declaró Capriati. "Me faltó ritmo para colocar los disparos".
El cuadro de las semifinalistas de Roland Garros, a diferencia de años anteriores, se caracterizó por la ausencia de los grandes nombres del tenis femenino.
Serena y Venus Williams fueron víctimas de sorpresas, al igual que la campeona vigente Justine Henin, mientras que Kim Clijsters, la número dos del mundo, se perdió el torneo por lesión, marcando la primera ocasión en cuatro años que ninguna de ellas hizo acto de presencia en las semifinales de un torneo grande.
La inexperiencia de Dementieva y Suárez en un partido de alto voltaje se reflejó en la floja calidad del cotejo. Se cometieron 17 doble faltas, 12 quiebres de saque, 69 errores no forzados y apenas se anotaron 25 disparos sin respuesta.
Dementieva tuvo un paseo en el primer set y dominó en la parte final del segundo, arrasando con los últimos tres games.
Myskina y Dementieva son las primeras rusas que se clasifican a una final de un Grand Slam desde que la entrenadora de la segunda, Olga Morozova, fue la subcampeona de Wimbledon en 1974.
Ambas rusas tienen 22 años y se conocen desde que eran unas niñas de seis. Tomaron lecciones de tenis de la madre de Marat Safin, campeón del US Open 2000 y son compañeras en dobles.
El repunte de las mujeres rusas no es sorpresa alguna. Hay diez ubicadas entre las primeras 43 del ranking de la WTA, mientras que cinco figuran entre las 13.
A Suárez se le notaron los nervios, cometiendo 16 errores en el primer set.
Abajo 0-5, hizo doble falta por tercera vez y pegó un grito para desahogar su frustración. Tras un par de puntos, volvió a cometer doble falta para perder la manga.
En el segundo parcial, el partido tuvo otra cara. Ambas se dedicaron a un peloteo parsimonioso desde el fondo, que hicieron recordar el estilo del tenis femenino en superficie de arcilla de hace dos décadas.
Una Suárez muy cautelosa empezó a hacer tiros seguros por el medio, buscando evitar pegarle a la red y esperar que Dementieva cometiera los errores.
La táctica le funcionó sólo a ratos. Ambas lucieron erráticas y temerosas, con seis quiebres de saque uno detrás del otro.
Dementieva se repuso de un par de doble faltas y se puso adelante 4-3, pero Suárez repuntó y sirvió para el set con cuenta de 5-4. Sin embargo, no pudo aprovechar la oportunidad.
Nuevamente con el saque y la pizarra 5-6, Suárez se encontró con un punto partido en contra y cometió su octava doble falta del partido para bajar el telón.