TORREÓN, COAH.- Meses y años atrás los jugadores profesionales de futbol soccer consideraban al Club Santos Laguna como un auténtico paraíso, por todo lo que implicaba el pertenecer a una de las instituciones más serias y responsables del balompié mexicano.
El respaldo de Grupo Modelo, que tomó de manera definitiva las riendas del equipo hace diez años, hacía de los Guerreros un club donde se paga bien y sin contratiempos, donde se cuenta con una base sólida de jugadores nacionales que se conjunta con pocos pero efectivos futbolistas surgidos de fuerzas básicas, además de la rentabilidad de los extranjeros.
Han llegado directores técnicos de reconocida trayectoria, como los hermanos Alfredo y Luis Fernando Tena, Pedro García, Miguel Ángel “Zurdo” López, Juan de Dios Castillo, entre otros. Mantenía la empresa cervecera una de las nóminas más altas del futbol azteca, a pesar de contar con el estadio más pequeño y obsoleto de la Primera División.
A cambio se lograron dos títulos y la misma cantidad de subcampeonatos, se logró la internacionalización al participar en el Torneo de Campeones de la ex Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol (Concacaf), en la Merconorte y en la Pre-Prelibertadores.
Durante la última etapa de gestión de Guillermo Cantú como presidente, además de la de Alberto Canedo y Gustavo de Villa como vicepresidentes, el equipo jugó por los resultados obtenidos en torneos anteriores, en el selectivo Interliga, donde actualmente es protagonista en la Copa Libertadores de América.
Cambio brusco
La Procuraduría General de la República (PGR) había congelado las cuentas bancarias del empresario Carlos Ahumada Kurtz, por los hechos de corrupción en los que se vio involucrado. Los jugadores se mostraban preocupados ante el inminente retraso en sus sueldos.
Edgardo Codesal, presidente del Consejo de Administración del Santos Laguna, declaró en su momento, que el retraso en el pago de la quincena a los jugadores era por la falta de reconocimiento de la Federación Mexicana de Futbol (FMF).
Aceptaba que cuentan con la solvencia económica para los gastos que generan los sueldos y todo lo que implican los partidos como viáticos, concentraciones, viajes y demás, pero al mismo tiempo omitía la procedencia de los recursos económicos.
Los jugadores no son los únicos afectados. Según ha trascendido, a los trabajadores de Santa Rita, del Estadio Corona y de las oficinas, se les adeudan más de una quincena, cuando antes eso era algo inimaginable.