HONG KONG, (Reuters) - Enfrente de una masa cimbreante de serpientes en un tanque de cristal, Kam Oi-ho revuelve una olla humeante de sopa hecha con estos reptiles y seguidamente llena un plato para ofrecérselo al primer cliente del día.
Los chinos creen que comer serpientes es saludable, especialmente en invierno porque consideran que su carne ayuda a mantener el calor del cuerpo. Sin embargo, este año su consumo es escaso.
"Nuestro negocio ha decaído entre un 70 y 80 por ciento desde la epidemia de SARS del año pasado", dijo Kam, mientras recorre con la mirada su local casi vacío, donde también se aprecian botellas de vino que contienen serpientes y sus vísceras.
"Los temores recientes en Cantón han perjudicado el negocio en otro 40 por ciento durante las últimas semanas", señaló.
China confirmó recientemente tres nuevos casos del síndrome respiratorio agudo y grave (SARS) en la provincia sureña de Guangdong, donde surgió la enfermedad por primera vez a finales del 2002 antes de propagarse a más de 30 países.
El virus llegó a infectar a unas 8.000 personas y causó la muerte de casi 800 de ellas, incluidas 299 en Hong Kong.
Los amantes de la carne de serpiente solían acudir a pequeños locales en Hong Kong, como el de Kam, en los que algunas veces matan a estos ofidios y los preparan delante de la mesa del consumidor.
Incluso en el pasado hubo banquetes especiales a base de serpiente, donde se preparaban muchos platos con la carne y otras partes del cuerpo de estos reptiles.
La carne de serpiente, de sabor suave, es más firme que la del pescado y más tierna que la del pollo. Se dice que los órganos de estos ofidios, que son capturados principalmente en zonas boscosas o rurales del sur de Asia, tiene toda suerte de propiedades beneficiosas.
Algunos expertos consideran que el virus del SARS se transmitió de animales a seres humanos. El primer animal sospechoso ha sido la civeta, un mamífero también conocido como "gato almizclero" que constituye un manjar culinario en esta región. Sin embargo, aunque nunca se ha señalado a la serpiente como agente transmisor de la enfermedad, los consumidores no quieren arriesgarse.
"Desde el brote de SARS el año pasado, me parece que los animales salvajes son asquerosos. Desde entonces, no he comido sopa de serpiente", dijo Betty Chan, ejecutiva de una empresa.
LA EPOCA DE BONANZA
En las paredes del local de Kam, uno de los restaurantes más antiguos y conocidos de Hong Kong, viejos recortes de periódico dan fe de que el negocio era lucrativo en el pasado.
"En la temporada invernal solíamos vender de 300 a 500 platos de sopa de serpiente al día. Ahora vendemos alrededor de 100", dijo Kam, cuyo local, llamado "Snake King Yuen", también suministra carne de serpiente a otros restaurantes.
"De los 100 restaurantes que acostumbraban a servir sopa u otros platos hechos con serpiente, sólo 10 continúan haciéndolo", manifestó Kam, mientras sacaba una culebra de un contenedor y se dirigía a la habitación que oficia de matadero.
"En este local sólo mantenemos unas 50 serpientes, comparado con las más de 1.000 que teníamos en el pasado", indicó Kam, mientras le quitaba la piel a la serpiente y extraía sus vísceras.
"Hay unos 100 locales de serpientes en Hong Kong. Creo que la mitad de ellos tendrá que cerrar pronto", agregó.
Yip Kwok-leung, que administra el restaurante Snake King Leung, está de acuerdo con Kam.
"Esta es la época peor que he tenido en los 20 años que llevo en este negocio. Nuestros clientes han caído a la mitad desde el brote de SARS y creo que el comercio decaerá aún más en el futuro", dijo.
Sin embargo, la carne de serpiente sigue teniendo adeptos.
"Hay tantos animales que se dice que son malos para comer.
¿Podremos evitarlos a todos?", dijo Peter Leung mientras esperaba por su orden.
"Vivo muy lejos, pero tenía que venir aquí para tomar la sopa de serpiente que otros han rechazado", añadió.
