Algo que preocupa a los terrícolas conscientes del siglo XXI es la tendencia, en varios ámbitos, de regresar al pasado, al peor. Habíamos depositado gran esperanza en el nuevo siglo, primero del Tercer Milenio. Creíamos que sería un siglo de luces, de apertura a la inteligencia humanista, de justicia y un período de paz. El derecho a la paz no es aún uno de los derechos humanos al no estar inscrito en documento alguno. Ergo, después de tantas y tan sanguinarias guerras, el hombre conserva su derecho a la guerra. Y como decíamos el otro día, el XXI pinta como un siglo retrógrada y oscurantista. O bien intentan tomarlo por asalto los peores agresores-regresores, con falsas banderas de salvación.
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Number One. Idónea prueba de la regresión es la invasión brutal, ilegal, idiota, cínica de Irak, que creó complicado conflicto a los años por venir. Bush quería “salvar a la humanidad” del inminente peligro de armas de destrucción masiva del diablo de todos los diablos, Saddam Hussein. Y las armas no estaban ahí, decían los inspectores de la ONU y la CIA desde 2000, cuando Bush ordenaba: “miénteme, miénteme más”. ¡Hoy acusa de mala información a la pobrecita! Querían sobre todo Bush y sus halcones algo imposible: Proteger a USA y al resto del mundo (que se dejara) del atroz terrorismo... que ellos mismos produjeron y que quisieran volver a producir para que las ovejas gringas se asusten y vuelvan a cobijarse otros terribles cuatro años, bajo el ala asesina.
Bandera inmoral como pocas la del terrorismo, que ya empiezan a ondear en México con la colaboración de la “ingenua” PGR. Véase el caso de la mujer paquistaní acusada en julio de terrorista porque “entró por México a USA y quería ir a New York”. Ante el absurdo evidente, se echaron para atrás: la información databa de 2001. ¿Y? No hay que quitarle el ojo a este asunto porque al menor descuido Bush y mister Amigo nos enrolan en “la nueva guerra contra su terrorismo” a los mexicanos. Nadie niega que existan terroristas, además de los del Pentágono. Al Qaeda es real y trata de hacer lo suyo, pero nunca ha tenido tanto éxito como desde que la promueve La Casa Blanca. A lo mejor es “activo” de la mansión endiablada.
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Ariel Sharon es otro de los peores agresores-regresores vivos (otros como Hitler ya murieron). Sharon, el terrorista, acusado en la Corte de La Haya y culpable en 1982 de la masacre en 36 horas de 800 civiles refugiados en los campos de Sabra y Shatila en Líbano, logró que 400 mil israelíes salieran a la calle en una manifestación gigantesca para pedir y obtener su renuncia de Secretario de la Defensa. Pero 20 años después... lo nombraron Primer Ministro de Israel. Y Sharon no sólo quiere eliminar al pueblo palestino sino que ha levantado en el mundo una nueva ola de antisemitismo y ahora pretende exportar, por ambición personal, sus impensables consecuencias a otros países, para obligarlos a actuar contra los musulmanes.
A Francia por ejemplo. Invita a los judíos de ese país a guarecerse del antisemitismo en Israel. Logró prender la mecha el mes pasado y 200 jóvenes judíos franceses cayeron en la trampa. Gran, sorprendente, preocupante triunfo de Sharon porque los judíos del oeste de Europa, franceses, belgas, holandeses, italianos e ingleses (los ibéricos dada la también idiota expulsión a cargo de Isabel, la Católica, siempre fueron otro boleto), se sienten antes que nada franceses, belgas, holandeses, italianos o ingleses. El sueño de Sharon es lograr el “Gran Israel”. Al paso que va, levantando el racismo de los judíos hacia otros y de los otros hacia los judíos, mister Sharon va a necesitar matar a muchos vecinos para apropiarse de tierras para alojar a los que vendrán huyendo del antisemitismo que está creando con tanto éxito en el mundo.
Por lo pronto el presidente de Francia, Jacques Chirac le dijo en julio que no era bienvenido. Un SS este Siniestro Sharon. Ojo, israelíes u otros judíos conscientes y liberales. Este tipo no ha acabado de armar pavorosas broncas en el mundo y si no lo paran...
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El cardenal alemán Joseph Ratzinger, un talibán disfrazado de purpurado, ha regresado de la Edad Media para combatir a las mujeres, criaturas del diablo que no de Dios. ¡Igual que los fundamentalistas musulmanes! Este agresor-regresor es prefecto de una reputadísima dependencia de la (no tan) Santa Sede que se llama “Congregación para la Doctrina de la Fe” y que previamente se llamaba “El Santo Oficio” y “La Santa Inquisición” (sic, no hay broma alguna aquí).
Informa la agencia alemana DPA que herr doktor Ratzinger perpetró un documento “Sobre la cooperación de los hombres y las mujeres en la Iglesia y en el mundo”, que hizo firmar al Papa, en el que se acusa a las feministas -no a los hombres feministas que por fortuna cada día son más- de ser una amenaza para la familia tradicional y “de hacer que la búsqueda de la igualdad entre los sexos haga que la homosexualidad y la heterosexualidad sean virtualmente equivalentes, lo que de alguna manera crea las condiciones para que los matrimonios gay se vean como aceptables”.
Nada de lógica: A las mujeres no nos conviene la homosexualidad masculina. ¡A veces hay cada cuero echado a perder! Lo que pasa es que la Iglesia lo fomenta y es por lo visto partidaria del amor libre entre gays como lo demuestra la abundancia de curas pederastas-pedófilos, altamente protegidos como el mexicano padre Maciel, que desprestigió mundialmente a Los Legionarios de Cristo, pero al que el mismo Papa ha defendido de cientos de acusaciones. Tampoco le gusta a la Iglesia Católica, aunque en todas las demás existe, el matrimonio de los sacerdotes, que por lógica evitaría que se voltearan tantos curitas para iniciar a los alumnos de las escuelas católicas. Y de la idea de mujeres sacerdotisas, ni hablar. Eva nunca pagará a ojos de los ratzingers la manzana de Adán. Ni en el siglo XXI.
Ojo con estos medioevales y amargos limones, católicas y católicos, por el derecho a decidir. Si no hacen algo, se acaba el Papado muy pronto, como dicen las profecías.
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