El precio del barril de crudo ha llegado a su máximo en muchos años: 40 dólares. Pequeños y grandes productores de petróleo mundiales están disfrutando una de sus mejores épocas. Los compradores exigen o suplican una mayor producción para que se frenen los precios. Todos están en jauja, pero no así Pemex que es el octavo productor de crudo en el mundo y el proveedor número tres de USA, el mayor consumidor del planeta. ¿Por qué? Porque el dinero que debería llegar a borbotones a las arcas de Petróleos Mexicanos casi no pasa nunca por ahí. Va a dar directamente a las de su mantenido, el Gobierno Federal y habría que saber si nada más a través de Hacienda.... Si la Contraloría fuera autónoma, se lo podríamos preguntar, pero no nos va a decir ni pío con todo y la transparencia, porque está a las órdenes, de su jefe, el Presidente. De existir ilícitos en el tránsito de tantos miles de millones de dólares -¿y quién lo duda?- podríamos acudir los ciudadanos a la PGR para exigirle justicia en el destino de “nuestra” riqueza”, pero la Procuraduría también literalmente le hace los mandados al Primer Mandatario y Mandataria... por ósmosis. Así no se puede. Habría que insistir ante el Congreso, que de momento no da golpe más que en beneficio del mantenido, precisamente, para que tanto la Contraloría como la Procuraduría de Justicia sean autónomas, organismos por encima de todos, especialmente de su único beneficiario, el Ejecutivo. Por cierto y de paso: ¿Es verdad que el abogado de la Nación, general Macedo de la Concha apenas se recibió como tal recientemente?
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Ya es hora de que el petróleo sea de todos los mexicanos y no sólo mantenga opíparamente a la burocracia. Hoy, los más de seis mil millones de dólares que ha producido el aumento del precio del crudo en vez de ir directamente a aliviar las ingentes necesidades de mantenimiento, producción, refinación, exploración, modernización de equipos, etc. de Pemex tiene simplemente que pagar más impuestos al Gobierno Federal. Es él el único beneficiado. Por eso el periódico inglés “The Economist” nos alerta sobre la posibilidad de que Pemex truene antes de que Fox termine su mandato. “Podría caer en quiebra técnica (...) a menos que se modifique su estructura fiscal”. Si todo se lo sigue tragando el Gobierno, es muy posible que así sea. Pero además si la ciudadanía se sigue durmiendo y permite que Pemex siga impune e injustamente alimentando nada más al glotón, cuando un altísimo porcentaje de mexicanos se muere de hambre, se propicia que en cualquier momento nos diga: Ya ven. Pemex no funciona ni con incremento en los precios del crudo, así que hay que venderlo porque no se puede mantener solo. Paradójicamente, el neoliberalismo, el foxismo en especial, puede estar en estos momentos de jauja a punto de realizar su sueño dorado: Encontrar la oportunidad de entregar nuestro petróleo a los tiburones tejanos y otros.
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A usted y a mí nos suben el precio de la gasolina todos los días, pero ¿acaso ha oído que los burócratas se bajen el sueldazo que les paga “nuestro” petróleo? La burocracia mexicana del signo político que sea, ha sido siempre y es hoy más que nunca la verdadera usufructuaria del petróleo “de todos los mexicanos”. El inepto Gobierno actual sigue siendo tan mantenido y explotador de Pemex como los peores Gobiernos priistas. Pero entre aquéllos hubo algunos que además de exprimir a la paraestatal para pagar los gastos prácticamente totales de la gordísima burocracia nacional, lograban comprender que no se puede ordeñar a la vaca sin darle jamás de comer y dirigían parte de los inmensos recursos que produce “nuestro” oro negro a la misma paraestatal para mantenerla trabajando en buena forma en las diferentes áreas. Y hasta entendían que la petroquímica, es decir los diferentes procesamientos de la materia prima, constituía una fuente de riqueza de mayor futuro que la primitiva venta del crudo sin valor agregado alguno. Era una buena manera de protegernos de la voracidad de las potencias, ávidas de materias primas baratas, para revenderlas precisamente procesadas, a altos precios a sus dueños originales. Pero hoy, hoy, hoy, lo último que se desea es soberanía y protección de los verdaderos intereses de México.
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¡Qué traidores son los presidentes! Respecto a Pemex Miguel de La Madrid se lleva las primeras palmas. Llegó al poder vía su maestro José López Portillo (por haber sido su alcahuete con la amante y con el hijo) y por la influencia de su propio alumno, Carlos Salinas de Gortari, que según se sabe hoy, los manejaba a ambos desde chiquito. MMH se convirtió en el primer Presidente neoliberal, programado para preparar la venta de Pemex. En el plan, echado a andar por él y continuado por Salinas, Zedillo y Fox, no se ha dado el cambio tan prometido. Es simple, pero hay que repetirlo: Consiste como siempre en que la burocracia a través de impuestos le extirpe todo lo posible a Pemex, minando las posibilidades de desarrollo de la paraestatal y permitiéndole usar lo mínimo de sus ganancias para subsistir. Y por otro lado, el mantenido Gobierno se dedica a desacreditarla por su corrupción e ineptitud para que los ciudadanos acepten deshacerse de ella porque “No sirve y hay que venderla”. El frívolo López Portillo no fue abiertamente neoliberal, pero tras impulsar en sus primeros tres años a su amigo, el experto petrolero Jorge Díaz Serrano, director de Pemex, a hacer de México el cuarto productor mundial de petróleo en vez del décimo octavo, dio un giro neoliberal de 180 grados y le vendió a USA crudo para fines militares. Ya de presidente MMH enviaría a JDS cinco años a la cárcel porque las hermanitas de Don José, Alicia y Margarita, hicieran negocios con barcos de Pemex. Hay que agradecer al Economist por alertar a los mexicanos respecto al peligro que corre Pemex hoy. A ver si alguien de fuera los hace despertar...
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