Una puntualización y una disculpa antes de entrar en la deleitosa materia del “Ojo por Ojo” más formidable de los últimos tiempos. En este espacio, la semana pasada, le presenté a Fox posibles “buenas intenciones” para gobernar un poco mejor, que se habrían frustrado por su imperiosa necesidad de atender antes que al país, las ilusiones político-futuristas de su cónyuge y es que él mismo presidente declaró en Monterrey hace un par de años que antes que cualquier otra cosa le importaba ser feliz en su nuevo matrimonio, pero esta semana desapareció mi resto de optimismo a ese respecto.
Fox no tiene buenas intenciones y menos aún respecto a nuestros dineros, que prometió como candidato recuperar de las corruptas manos de tantos priistas explotadores, promesa que tampoco cumplió porque más que enderezar ese rumbo decidió seguirlo a juzgar por la distancia entre lo que dice y hace. Un par de ejemplos:
Al inaugurar la Expo-Transporte 2004 dice: “Hoy todos debemos rendir cuentas, porque el pueblo nos exigirá resultados”. Pero él no las rinde. Ha impedido que el caso “Los Amigos de Fox” sea auditado y se exponga a la luz y ha tendido la misma capa protectora sobre los inauditos desmanes de “Vamos México” permitiendo de paso que la asistencia privada haya perdido casi todo su poder de ayuda directa al pueblo de México, al ser dictatorialmente absorbida por el sospechoso e inicuo monopolio de su mujer y familia, tergiversando e impidiendo actuar al verdadero altruismo.
Por otra parte es preocupante, ya que no podemos creer en la honradez presidencial, la declaración del auditor superior de la Federación, Arturo González de Aragón, de que 650 mil millones de pesos transferidos de recursos federales a cerca de mil 400 fondos, fideicomisos y mandatos, muchos de ellos privados, después de cuatro años de Gobierno, apenas comenzarán a ser fiscalizados por la Auditoría. Pero, por fin los diputados ponen un alto al relajo financiero del foxismo.
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El Presupuesto de Egresos del presidente, fue rechazado y modificado por la Cámara y eso nos puede tranquilizar un poco a los ciudadanos, aunque sea el PRI, esta vez aliado al PRD, PT, Convergencia y PVEM , el que lo haya logrado. Los priistas son expertos en corrupción y saben dónde aprieta el zapato, así que, por lo pronto ... ¡qué bueno! En cuanto al PRD, el destino le dio la oportunidad de cobrarle al Gobierno de Fox aunque sea un poco del daño que hizo a la Capital de la República, a todos y cada uno de los capitalinos, que no sólo a AMLO, la también modificación del artículo 122 que le quitó de un plumazo del PRIAN, nada menos que nueve mil millones de pesos o la mitad, como dicen ahora los muy verdes diputaditos panistas manejados por el torquemada Mena y el megaignorante, Francisco Barrio, jefe de la bancada de los berrinchudos a los que hizo abandonar el ring frente a la derrota del presupuesto presidencial.
¡Qué berrinche tan ridículo como pueril el de abandonar la Cámara porque les quitó sus juguetes! Pero fue un acto no sólo ridículo sino francamente revelador de que el PAN, como otrora el PRI, es “gato” del presidente y no es ya un partido político independiente cuyos diputados, representantes populares, pertenecen al Poder Legislativo. Y es que este “legislador “que se expresa en la Cámara de Diputados, como pelado de barrio, no sabe nada de política.
Y fue a ese sospechoso individuo al que nombró Fox, entonces nuestro redentor, Zar Anticorrupción para que, claro, no hiciera absolutamente nada. Contribuyeron los diputados perredistas a lograr el nuevo presupuesto, que celebran los capitalinos y la gente de izquierda con toda justicia, porque no le hace daño a la ciudadanía ¡he ahí la diferencia! Pero no fue un “ojo por ojo” en realidad sino un “ojo por ojito”, porque es mucho menos dinero ¡y suntuario! el que le quitaron al Gobierno, que lo que él le quitó al DF en rubros de importancia para causas populares.
Los pocos programas sociales del Gobierno que funcionan, como “Oportunidades” o “ Seguro popular” no fueron excluidos del presupuesto, sino sólo los lujos, con los que se rodean los que nos hacen el favor de gobernarnos, los cínicos colaboradores del presidente y él mismo. Lo que se rechazó en materia de educación fueron sólo los virolos sueños de la señora Bermúdez, de Conaculta, íntima amiga de la señora Fox.
Pero ya que hablamos de causas populares, es hora de que el neoliberal de Fox entienda que no puede decir, como lo ha dicho, que “es un insulto (populista) dar dinero a la gente” . Se refería a esa ayuda mensual en efectivo que da el DF a la gente de mayor edad.
Usted, señor presidente, la ve “como un insulto” y una manera de allegarse votos de parte de AMLO, pero si supiera el bien que esa iniciativa ha hecho al desvalido sector de los viejos que tienen tan pocos recursos, entendería que el que los está insultando, amén de dañarlos, es usted.
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La Secretaría de Hacienda, según reveló AMLO esta semana a Carlos Loret de Mola, impuesta a Fox por Salinas y Roberto Hernández, ex jefe de Paco Gil, ya no es la que decide en qué los mexicanos debemos invertir nuestro dinero.
Los diputados le quitan a esos buenos pa’ nada que son los secretarios, el inmoral chance de seguir actuando como pashas y de sentirse muy hombrecitos, detrás de hordas de asesores, de celulares, de coches y demás parafernalia que sólo alimenta su ego, igual que los viajes indebidos, en suma, la posibilidad de ser lo mismo que los priistas antes de la democracia, que bien que mal lucha por hacerse realidad.
El nuevo presupuesto simple y sencillamente envía los recursos adonde deben ir, adonde más se necesitan para el desarrollo integral: a los verdaderos requerimientos del país, no al boato de un Gobierno inepto.
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