Marta Sahagún ha utilizado y utiliza a Vicente Fox para encumbrarse, pero él podría estar utilizando a su mujer para algo peor, como la mejor mampara, el mejor distractor, para que la gente no se entere de lo que en realidad está haciendo con el país. ¿Y qué está haciendo? Desmantelarlo, para entregarlo. Seamos simplistas, pero veraces: la chamba de Fox consiste en buena medida en cumplir las órdenes de la globalización así sea en materia de diplomacia o de ambientalismo, por mencionar dos áreas que son bastiones panistas totales, pero de los peores, de los más entreguistas.
Ayudan al Presidente de México a doblegarse más y más ante los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, hombres como el cínico nepotista que es el canciller Derbez, proveniente del Banco Mundial, que está desbaratando no sólo lo que quedaba de la antigua diplomacia mexicana, sino también a la gente original de Fox que creyó en él y cometió el error de cumplir con el deber de velar por México y no por lo que los gobernadores de Bush creen que debe hacerse en las misiones mexicanas en el extranjero.
Acaba de dejar su puesto de ‘consulesa’ en Denver, Leticia Calzada, una de las primeras promotoras de Fox por esa razón: defender a los mexicanos en el estado de Colorado del que es gobernador reelecto un tal Owen, amigo de Bush que quiere obediencia, no defensa. Pidió la cabeza de Leticia y se la dieron. Otros equivalentes, que tienen qué ver con el tema de hoy son Alberto Cárdenas de Semarnat al que le vale el medio ambiente con tal de retacar de panistas a su secretaría y “El Rey del Ajo”, Usabiaga, secretario de Agricultura, sin comentarios.
El Ejecutivo promovió la clausura de todas las instituciones que tuvieran algo qué ver con la investigación científica del campo. Cuestión de ahorrar, dicen. El Congreso, por fortuna, se negó a complacer tan extraños y antipatrióticos deseos contra el campo mexicano, que ya no aguanta más. ¿Por qué esa vergonzosa iniciativa presidencial? Por lo mismo, por órdenes de las transnacionales que no quieren aquí ninguna investigación, ninguna tecnología propia para poder introducir los transgénicos.
¿Nos vamos a argentinizar?
Evita es el modelo de Marta, ¿Menem sería el de Vicente? Mientras Marta distrae al mundo, Fox está cumpliendo lo que le ordenan, como en su momento -diez largos años- lo hizo el presidente Saúl Menem de Argentina. Sólo que a Fox le está costando más trabajo porque el pueblo mexicano no es tan dejado como lo fue el argentino que permitió la venta de todos sus activos y cayó en un profundo pozo de pobreza y hasta en la hambruna. Ah, pero Argentina es hoy el segundo productor de transgénicos del mundo. El primero es evidentemente USA. Con transgénicos van a remediar los globalizadores, los modernos conquistadores “moleculares” la hambruna que causó el Fondo Monetario Internacional.
Elemental, mi querido Watson. Pero no hablemos de neoliberalismo o de sus más conocidos instrumentos: El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, pues tiene otros tanto o más siniestros como el banco pri-va-do que maneja la moneda estadounidense: el Federal Reserve (vea páginas 316 a 325 de mi libro “Foxtrot” o busque el canal “Infinito” para detalles).
Hablemos sólo de lo que es obvio y comprobable para cualquiera en este siglo, de las corporaciones, de las compañías transnacionales, que gobiernan al planeta y lo roban y lo explotan con el concurso de sus servidores los políticos. Hablemos del dinero, el único rey, emperador, el presidente del mundo. Él es el que va a acabar con todo, ya no las bombas con las que varias generaciones aprendimos a vivir y, decía Peter Sellers, a “amar”. Hoy la conquista “molecular” es la más importante y la más peligrosa. Es la conquista de la agricultura mundial, es la conquista de la alimentación, es adueñarse de la naturaleza.
Las compañías quieren ser las que vendan la mayor cantidad de productos agrícolas con la menor cantidad de mano de obra. Sus productos, los transgénicos. ¿Que los europeos no quieren comprarlos y ni siquiera poner la mentirosa etiqueta “producto natural”? Pues vámonos sobre Latinoamérica.
¿Cuáles conquistadores moleculares?
Por ejemplo, una compañía llamada Monsanto y su aliada Cargill, la mayor comercializadora de granos. Hay qué ver sus cifras: son superiores al presupuesto de muchos países. Su objetivo es hacer desaparecer todas las variedades naturales de diversos cultivos, entre ellos el maíz y la soya que no sean transgénicos, es decir que no hayan sido aún manipulados genéticamente por el hombre.
Una semilla transgénica ha recibido uno o varios genes de otra especie, está patentada y sólo sirve para sí misma y para enriquecer como nunca antes se vio a sus creadores.
Destruye cualquier cultivo natural. Un campo transgénico, lo es para siempre. Explican los autores especializados en la materia, Sebastiao Pineihro y Enildo Iglesias, hay una zanahoria que tiene genes de luciérnaga, un maíz con genes de escorpión, lechugas con genes de tabaco, tabaco con genes de luciérnagas y papas con genes de lenguado.
Las empresas biotecnológicas y los científicos no saben cómo pueden evolucionar. No saben qué consecuencias puedan tener en la cadena evolutiva. “Son nuevos seres vivos injertados en la naturaleza de un día a otro”.
¿Qué puede pasar si el polen de una planta macho transgénico fecunda una planta natural? “El riesgo ambiental es inconmensurable, verdaderamente imposible de calcular: La contaminación biológica. Frente a esa invasión de microorganismos con una capacidad de mutación absolutamente desconocida, el antiguo peligro químico o nuclear es insignificante”.
Y de estas cosas no se habla por lo ocupados que todos estamos con lo que hace o deja de hacer Marta. Basta.
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