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Se cae la máscara en las Grandes Ligas

HOUSTON, EU.- El deporte pasatiempo nacional en Estados Unidos, el beisbol profesional de las Grandes Ligas, vive el momento más delicado de toda su historia después de conocerse las confesiones de algunas de sus grandes estrellas de que consumieron substancias prohibidas, aunque “no sabían” que eran esteroides.

Los protagonistas de estas confesiones son nada menos que Barry Bonds, el jonronero de los Gigantes de San Francisco que ganó este año el séptimo premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Nacional; el toletero de los Yanquis de Nueva York, Jason Giambi y su compañero de equipo, el jardinero Gary Sheffield.

Todos ellos relacionados con el escándalo de los Laboratorios BALCO de San Francisco, donde se elaboraban las substancias prohibidas que durante varios años no fueron detectadas por los sistemas de pruebas antidopaje.

Sin embargo, una investigación federal abierta contra BALCO fue la que destapo todo el escándalo con las declaraciones de varias decenas de atletas y deportistas profesionales que ante un gran jurado admitieron el haber consumido substancias que les suministraba el laboratorio, aunque sin conocimiento que eran esteroides.

Pero las cosas comenzaron a dar un giro completo cuando el presidente y fundador de los laboratorios BALCO, Víctor Conte, acusado formalmente junto con otras tres personas, de fabricación y distribución de substancias prohibidas y lavado de dinero, ha comenzado a conceder entrevistas a varios medios de comunicación en Estados Unidos para confirmar que si dio esteroides y substancias prohibidas a los grandes deportistas, incluida la atleta Marion Jones.

Conte, incluye en la lista de clientes a Greg Anderson, preparador físico personal de Bonds, en todas las entrevistas se ha mostrado desafiante y ha advertido que tiene “muchas más cosas” que decir y que lo hará en su momento.

“Se que hecho algo malo, pero no soy el único, todo el sistema está envuelto en este asunto y los atletas y deportistas que llegaron al laboratorio ya sabían perfectamente lo que era doparse y consumir substancias prohibidas”, ha declarado Conte.

Mientras Conte hablaba con todo tipo de detalles del ya famoso esteroides conocido como “Clean”, que en la última versión descubierta en las pruebas antidopaje es el THG y para el fundador de BALCO el “Clean III”, el periódico “The San Francisco Chronicle” en los últimos días daba a conocer el contenido de los testimonios que Bonds, Giambi y Sheffield ofrecieron ante un gran jurado cuando fueron interrogados.

La otra versión de esteroides era la “Cream”, que se aplicaba en forma de “crema” y que según los deportistas interrogados ante el gran jurado pensaba que era buena para el tratamiento de la artritis, nunca que fuese una substancia prohibida.

Bonds admitió que había recibido de su preparador físico Anderson una substancia “clara” y una “crema”, pero que le habían dicho que eran productos nutricionales y curativos para su artritis, nunca que fuesen esteroides.

Giambi fue más directo y reconoció que durante varios años consumió esteroides y luego los productos que le ofrecieron los laboratorios BALCO, incluidas las hormonas de crecimiento humano. otra gama de.

Sheffield, al igual que Bonds, reconoció haber consumido varias substancias, pero sin saber que se trataba de esteroides ilegales.

Al margen de cuales fueron las circunstancias que se dieron las nuevas revelaciones confirmaron todas las sospechas que existían sobre el consumo de substancias prohibidas dentro del beisbol de las Grandes Ligas y la explicación del por que siempre la negativa del sindicato de jugadores de no querer establecer una política antidroga severa como ya existe en otros deportes profesionales en Estados Unidos.

Bonds tiene en su poder la mejor marca de jonrones de todos los tiempos para una sola temporada con 73, en la del 2001, y la pasada campaña se colocó con 703.

La marca es la tercera en la lista de todos los tiempos a sólo 11 de empatar con el legendario Babe Ruth y el único que puede superar al número uno Hank Aaron que llegó a los 755 jonrones.

Al margen de los efectos legales y punitivos que puedan tener las acciones de Bonds, Giambi y Sheffield, la reacción de los aficionados al beisbol ya se ha dado y ha sido la de confirmar con hechos las sospechas que tenían sobre el dopaje dentro del deporte pasatiempo nacional.

Las primeras encuestas que se han hecho entre los aficionados sobre los nuevos acontecimientos ocurridos con relación al escándalo de los esteroides y el laboratorio BALCO, dan cifras de hasta un 90 por ciento que ya dudan de las marcas conseguidas por Bonds y su valor, lo mismo que las de Giambi y Sheffield.

El abogado de Bonds, Michael Rains, dijo que la revelación del testimonio ante un jurado de investigación era un intento por calumniar a su cliente. Dichas transcripciones son confidenciales y el Chronicle no reveló su fuente.

“Siempre he sido de la opinión que este caso ha sido Estados Unidos contra Bonds, y creo que el gobierno ha actuado en cierto modo como un esfuerzo concertado por acusar a mi cliente”, dijo Rains en el diario. “Creo que el hecho de no poder acusarlo ha derivado en su intento por calumniarlo públicamente”.

No está claro qué castigo -si acaso- podría recibir Bonds de las autoridades del beisbol, que hasta el año pasado no tenían penalidades para el uso de esteroides.

El comisionado del beisbol, Bud Selig, ha pedido reiteradamente pruebas al azar durante todo el año y penalidades más severas, pero los propietarios y la asociación de jugadores no han llegado a un acuerdo. El contrato abarca hasta la temporada 2006.

“Lo he venido diciendo durante muchos meses que instituí un programa muy estricto, sobre esteroides en las ligas menores en el 2001. Necesitamos tener ese programa al nivel de las Grandes Ligas”, destacó Selig después de conocer las primeras revelaciones de Giambi.

Selig dijo que su objetivo no será otro que luchar por tener en vigencia una política estricta antidopaje cuando den comienzo los entrenamientos primaverales del 2005.

Mientras, Bonds, que había negado en todas las entrevistas que le habían hecho durante la temporada regular su participación en el consumo de substancias prohibidas, guarda silencio.

Pero ahora más que nunca es consciente que su trayectoria profesional, una de las más grandiosas en la historia del beisbol profesional, también estará marcada para siempre con las dudas y las sospechas de haberse ayudado con el consumo de substancias prohibidas, especialmente a partir de los 35 años.

Bonds nunca conectó más de 46 cuadrangulares en ninguna temporada antes de que cumpliera 35 años de edad. Pero en 2000, con su cuerpo transformado en algo como lo que pretendería uno de halterofilia, Bonds pegó 49 cuadrangulares, y en 2001, estableció la mejor marca de todos los tiempos con 73 cuando tenía de 37 años, un proceso que sorprendió a todos los expertos del deporte del beisbol.

Nadie sabe lo que ahora podrá decir Bonds al respecto, pero lo que ya nadie duda dentro del beisbol profesional es que la “sombra” y la “sospecha” del consumo de esteroides le perseguirá para siempre.

Usa substancias sin saber

Barry Bonds atestiguó ante un jurado de investigación que usó una sustancia clara y una crema que le proporcionó un entrenador imputado en una red de distribución de esteroides, pero dijo que no sabía que se trataba de esteroides, según informa ayer el San Francisco Chronicle.

Bonds dijo el año pasado al jurado de investigación federal que Greg Anderson, su entrenador personal, le aseguró que las sustancias que usó en el 2003 eran el suplemento nutritivo aceite de lino y un bálsamo para la artritis, según la transcripción de su testimonio revisada por el periódico.

Las sustancias que Bonds describió eran similares a las conocidas como “la clara” y “la crema”, dos esteroides del BALCO, el laboratorio investigado en el escándalo de los esteroides. Los llamados a la oficina de Rains no recibieron respuesta inmediatamente.

Tony Serra, abogado de Anderson, dijo que éste “nunca suministró a sabiendas sustancias ilegales a nadie”.

El artículo del Chronicle es un nuevo episodio en la investigación de más de un año de BALCO. El jueves, el diario informó que el toletero Jason Giambi, de los Yanquis, dijo al jurado de investigación que en el 2003 se inyectó hormonas de crecimiento humano y que usó esteroides al menos durante tres temporadas.

Antes de que se publicara el artículo sobre Bonds, el fiscal Kevin Ryan dijo que su oficina estaba preocupada por las infidencias al Chronicle y que pidió al Departamento de Justicia que investigara.

Por su parte, ABC y la revista de ESPN revelaron pasajes de entrevistas con el fundador de BALCO Víctor Conte en el que admite haber visto cómo la estrella olímpica Marion Jones se inyectaba en la pierna hormona de crecimiento humano. Los abogados de la atleta desmintieron que ésta hubiese usado jamás estimulantes.

Docenas de atletas de elite atestiguaron ante el jurado de investigación el año pasado, incluyendo los destacados peloteros Bonds, Giambi y Gary Sheffield, además de los atletas Jones, Tim Montgomery y Kelli White.

La investigación provocó que algunos deportistas fueran marginados de las olimpíadas y arrojó un manto de sospecha sobre otros, como Jones, a quienes se permitió competir pese a la investigación.

Sin embargo Bonds es el astro más destacado de todos, poseedor del récord de jonrones en una sola temporada -73 en el 2001- y el jugador que podría superar el récord del legendario Hank Aaron de 755 quizás el año próximo. Bonds terminó la temporada anterior con 703 jonrones y ganó su séptimo premio al Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, un récord.

No está claro qué castigo -si acaso- podría recibir Bonds de las autoridades del beisbol, que hasta el año pasado no tenían penalidades para el uso de esteroides.

Duro golpe

El escándalo en el beisbol por el uso de esteroides ya se pronosticaba hace seis años, y el deporte olímpico temía la llegada de éste desde hace dos décadas.

Las declaraciones de los peloteros no tuvieron casi sorpresa y se convirtieron en una confirmación de una sospecha generalizada en el sentido de que algunos de los atletas más grandes del mundo habían logrado desarrollar mejores cuerpos a través del consumo de fármacos.

El beisbol de las Grandes Ligas se sacudió cuando Mark McGwire reconoció haber consumido androstenediona, un precursor de un esteroide que se vende sin receta en la temporada de 1998, cuando conectó 70 jonrones, y desde entonces fue prohibido.

Cuando el cubano José Canseco y Ken Caminiti, dos ex ganadores al Jugador Más Valioso, reconocieron haber consumido esteroides y haber afirmado que muchos otros también lo hacían, el beisbol casi no adoptó medidas.

El beisbol, presionado por la Asociación de Peloteros, se tardó en establecer un programa de pruebas de laboratorio antidopaje que ni siquiera establece pruebas al azar durante todo el año.

Esa mentalidad de esconder la cabeza en la arena ha regresado para afectar al beisbol, y manchar los esfuerzos de Barry Bonds de alcanzar las marcas de cuadrangulares de todos los tiempos de Babe Ruth y de Hank Aaron.

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