EL PAÍS / AGENCIAS
WASHINGTON, EU.- “A los iraquíes que fueron maltratados por miembros de las Fuerzas Armadas de EU, les expreso mi más sincera disculpa”. Con estas palabras, el secretario de Defensa de Estados Unidos (EU), Donald Rumsfeld, ha pedido disculpas por las supuestas torturas cometidas por sus soldados contra prisioneros iraquíes. En una comparecencia ante el Senado estadounidense sobre el asunto, Rumsfeld ha asumido toda la responsabilidad por esos presuntos malos tratos.
Sus palabras no han convencido a parte del público presente en la sala de la audiencia: un grupo de personas le ha increpado y ha mostrado pancartas pidiendo su destitución.
Ante los senadores que le interrogan en estos momentos por las fotos que muestran vejaciones y humillaciones, si no simples torturas, cometidas por soldados estadounidenses contra prisioneros iraquíes en la prisión de Abu Ghraib, Rumsfeld ha presentado sus “más sinceras disculpas”, al tiempo que ha asegurado que ya ha tomado medidas para que no se repitan.
Según su declaración ante los senadores, los hechos “ocurrieron siendo (él) responsable del Pentágono”, por lo que “acepto mi responsabilidad”.
En concreto, ha reconocido que es “culpa suya” no haber informado a tiempo al Presidente y a los miembros del Congreso de los casos de tortura, que ha calificado de “terribles, ofensivos, indignantes y contrarios a los valores de EU”.
Personalmente, Rumsfeld ha declarado sentirse “muy mal por lo que les ocurrió a los prisioneros iraquíes” a los que ha prometido “indemnizaciones por ser víctimas de humillaciones tan crueles y brutales cometidas por unos pocos elementos del Ejército estadounidense”.
Además, el secretario de Defensa ha anunciado la creación de una comisión especial en el seno del Ejército que investigue estos casos. “No tenemos aún en nuestras manos todos los datos que pueden ser de interés”, ha dicho, subrayando que ya hay investigaciones en marcha. Pese a ello, ha destacado que se pondrá en marcha una comisión especial para conocer con detalle los presuntos casos de abusos.
Sin embargo, Rumsfeld ha descartado que vaya a dimitir por el escándalo. “Habría dimitido inmediatamente, si pensara que no puedo cumplir con mis funciones. Pero no lo haré simplemente porque haya gente que trate de hacer del asunto un asunto político”, ha dicho ante el comité.
Pese a que se han oído voces que han reclamado la dimisión o el cese del secretario de Defensa, Rumsfeld sólo ha recibido una reprimenda del presidente, George W. Bush, que en todo caso le ratificó ayer en su cargo.
Al poco de comenzar el interrogatorio al secretario de Defensa, varias personas que se encontraban entre el público asistente se han levantado y han comenzado a increpar a Rumsfeld, con pancartas que pedían su destitución.
“Fire Rumsfeld”, han clamado los manifestantes, que han sido inmediata y pacíficamente desalojados. El secretario ha permanecido impávido ante las imprecaciones y mientras las fuerzas de seguridad acompañaban a los manifestantes hacia la salida.
Rumsfeld estaba citado ayer ante el Comité de Servicios Armados del Senado y luego ante la Cámara de Representantes, para explicar su gestión en el escándalo de malos tratos y torturas en cárceles de Irak y Afganistán bajo control de Estados Unidos.
“Crímenes de guerra"
Mientras el jefe del Pentágono declaraba ante el Senado, Amnistía Internacional (AI) calificó ayer de “crímenes de guerra” las supuestas torturas cometidas por tropas de Estados Unidos a prisioneros iraquíes.
En una “carta abierta” enviada al presidente de EU, George W. Bush y divulgada en Londres, la organización pro derechos humanos pide a la Administración estadounidense “investigar completamente” los presuntos abusos.
Amnistía insta a Bush a “garantizar unas investigaciones imparciales y transparentes” sobre la “tortura y muerte” de presos iraquíes bajo custodia de las fuerzas norteamericanas, de modo que los responsables “sean llevados ante la Justicia”.
Aunque el secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, ha calificado esos maltratos de “excepción”, AI dice haber presentado ante EU “sólidos alegatos sobre brutalidad” por parte de sus tropas en Irak y Afganistán en los últimos dos años.
Asimismo, la organización presentó el pasado julio “alegatos de tortura y malos tratos” de presos iraquíes por fuerzas de EU o la Coalición en un memorándum entregado a la Administración norteamericana y a la Autoridad Provisional de la Coalición en Irak.
Sin embargo, AI se queja de que se le ha negado “acceso” a los centros de detención de Estados Unidos en Irak y se pregunta si ese país “tiene algo qué esconder”.
“La Administración de EU ha mostrado una gran indiferencia por las Convenciones de Ginebra (que regulan los derechos de los prisioneros de guerra) y los principios básicos de la Ley, los derechos humanos y la decencia”, señala la nota.
Esa “indiferencia”, concluye Amnistía Internacional, ha dado lugar a “un clima en el que los soldados de Estados Unidos creen que pueden deshumanizar y degradar a prisioneros sin impunidad”.