25 de febrero de 2004.
Los Angeles (EU), (EFE).- El estreno de "La Pasión de Cristo" en este "Miércoles de Ceniza" llega acompañado de la crítica unánime hacia los niveles de violencia y odio que contiene el filme de Mel Gibson sobre las doce últimas horas de la vida de Jesús.
Parafraseando un momento histórico y religioso conocido como "la historia más contada", la revista "Time" titula su crítica con la frase: "la historia más sangrienta jamás contada".
El crítico Richard Corliss defiende la película como una obra bien realizada, pero con todo, aclara a continuación que "eso no quiere decir que quieras verla".
La película está dirigida, escrita y producida por Gibson, quien además de superestrella de Hollywood, tiene un Oscar como mejor director por "Braveheart".
La cinta se estrena hoy en 4 mil salas en EU y a juzgar por la mezcla de admiración y censura que ha levantado, es muy posible que genere un éxito de taquilla capaz de superar en su estreno los 30 millones de dólares de presupuesto que Gibson puso de su bolsillo.
La película "combina la audiencia religiosa con el potencial incendiario de 'El nacimiento de la nación' y el ingenio promocional de 'The Blair Witch Project'", afirma en el periódico "Los Angeles Times" el crítico Kenneth Turan.
Turan hace referencia a títulos que han hecho historia ya sea por su polémica, el primero, o por su habilidad a la hora de hacer publicidad, el segundo.
Un "hito histórico", añade Turan, que está lejos de responder a aquellos que sin haberla visto la han tachado durante meses de antisemita y han sembrado la polémica.
Si bien hay un retrato mezquino y cruel de Caifás y los altos prelados judíos que contribuyeron a la muerte de Jesús, Gibson también presenta a otros muchos judíos "y no romanos" que tuvieron un comportamiento distinto.
Corliss dice que Gibson, que es un católico tradicionalista, ha tratado a Jesús con caridad y ternura.
Gibson no lo ve así y, según apunta Glenn Whipp desde el "Daily News", se centra más bien con tal precisión en "la Pasión", palabra entendida en su sentido literal como sufrimiento, que parece haber olvidado "el mensaje de amor y perdón de Cristo".
"La Pasión de acuerdo con Mel es un material potente pero más parecido a un menú de hierbas amargas sin un poco de miel", describe Todd McCarthy en la revista "Variety".
De hecho los latigazos han duplicado su número hasta 80 y las tres caídas durante la subida al Calvario son repetidas sin escatimar en planos ralentizados, haciendo su violenta presencia, junto a la crucifixión, la parte principal de sus 127 minutos de metraje. "Ni tan siquiera muestra mucho interés en la resurrección, que soluciona en dos minutos", añade Whipp.
Kirk Honeycutt compadece en su crítica en la revista "The Hollywood Reporter" a los que no tienen mucha idea de los Evangelios ya que la película ofrece escasas por no decir inexistentes claves sobre quién es Jesús y el porqué de la crucifixión.
"Incluso uno que estudia la Biblia puede preguntarse por qué Gibson ha preferido reducir el autosacrificio y amor del último acto de Jesús a la tortura y la muerte", añade.
En medio de todas estas críticas, los comentaristas dan el crédito merecido a un filme que ven como un acto de fe o como la película más independiente de la historia del cine.
También están seguros de su éxito, no sólo entre aquellos con fe o con curiosidad sino entre los que disfrutaron con la escena de tortura de "Braveheart" que la verán prolongada en "La Pasión".
"El Jesús de Gibson es el rebelde cinematográfico más tradicional", afirma la revista "Time" recordando el gusto de este actor por este tipo de papeles.