AGENCIAS
MOSCÚ, RUSIA.- El segundo ataque terrorista en medio año en Uzbekistán, con atentados suicidas perpetrados ayer contra la Fiscalía General, y las embajadas de Estados Unidos e Israel, ha confirmado el persistente peligro del integrismo en Asia Central.
Ayer, un comunicado publicado sobre un sitio en Internet islámico, atribuido al movimiento radical uzbeko Hizb Ut Tahrir, reivindicó ayer el triple atentado suicida perpetrado el viernes contra las embajadas de Estados Unidos e Israel y la fiscalía general de Tashkent, Uzbekistán. La reivindicación se suma a la realizada el mismo jueves por el grupo Yihad islámica en Afganistán, ligado al Movimiento Islámico del Uzbekistán.
Los tres atentados cometidos en la capital uzbeka, Tashkent, por extremistas con cargas explosivas adosadas al cuerpo, “son obra del terrorismo internacional”, aseguró ayer el ministro del Interior de Uzbekistán, Zakir Almátov.
Según los últimos datos oficiales, los ataques no alcanzaron a ningún alto funcionario uzbeko ni a diplomáticos extranjeros, pero mataron a tres agentes de seguridad, además de los tres kamikazes, e hirieron a otras ocho personas, entre vigilantes y transeúntes.
Almátov dijo que se logró identificar a uno de los suicidas y ya fue detenido un grupo de posibles cómplices, aunque no dio detalles.
Esta fue la segunda cadena de atentados tras los registrados hace tres meses en Uzbekistán, cuyo presidente, Islam Karímov, declara a su régimen baluarte de la lucha contra el integrismo islámico en Asia Central y fiel aliado de EU en la campaña de Afganistán.
Los atentados coincidieron con un juicio celebrado en Tashkent contra un grupo de 15 integristas acusadas de una cadena de ataques similares cometidos en el país a finales de marzo.
Las autoridades acusaron de aquellos ataques a fanáticos de las organizaciones integristas Hizb Ut Tahrir (Partido de la Liberación) y Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU), éste vinculado directamente a la red terrorista internacional Al Qaeda.
Según el fiscal general uzbeko, Rashid Kadírov, desde el año 2000 en el país operan grupos integristas conocidos como “Dzhamaat” (Sociedad) de inspiración “wahabí”, es decir seguidores del islam más radical, que reciben ayuda de centros islámicos internacionales.