Saltillo, Coah. Diciembre 15, 2004- Saltillo, Coah. Diciembre 15, 2004- Un incremento en la tasa de suicidios registrados en personas jóvenes se espera para la siguiente década informó Mario Alberto José de los Santos, director del Centro de Salud Mental.
Lo anterior dijo fue dado a conocer por miembros de la Organización Mundial de la Salud a fin de que todas las dependencias o centros que trabajan en materia de salud mental enfaticen programas de prevención y motivación por la vida, pues el factor depresión está terminando con las esperanzas de los seres humanos para salir adelante.
La depresión es el más grave problema de salud pública del país y no existen cifras para corroborarlo. El suicidio, ha crecido de manera escandalosa pero la Secretaría de Salud, lejos de declarar una emergencia nacional e iniciar una cruzada para combatirlas a ambas, ni siquiera quiere publicar cifras acerca de la magnitud de estas dos enfermedades, dijo.
La estadística de suicidios es la que refleja mejor la cruda realidad por la que atraviesa el país. El suicidio es consecuencia directa de la depresión y las causas que lleva a un individuo a tomar esta medida desesperada que puede ser desde una enfermedad incurable hasta una pérdida muy fuerte ya sea de un ser querido, del empleo ó del nivel de vida.
El suicidio es una de esas estadísticas que son poco confiables, debido a que las familias de suicidas tienden a ocultar el hecho que sus parientes se quitan la vida. Pero se sabe que la mayor incidencia en suicidios ocurre entre los hombres de 15 a 45 años, que el modo que prefieren para suicidarse es por ahorcamiento, seguido de armas de fuego, pastillas y que en promedio, se suicidan cinco veces más hombres que mujeres.
En Coahuila el último reporte de la Procuraduría General de Justicia del estado censó hasta la primera quincena de noviembre 138 muertes por suicidio; de las cuáles 52, ocurrieron en Saltillo y la región sureste.
El segundo lugar en la estadística lo ocupan Torreón, San Pedro y Francisco I. Madero, con 42 decesos; seguidos de Piedras Negras, Acuña y demás municipios de la región norte con 24; mientras que Monclova y los municipios vecinos en la zona centro registran 11 y la Carbonífera nueve.
El subprocurador de la PGJE, Alfonso García Salinas, aseguró que el índice de suicidios supera al de homicidios dolosos o violentos en la entidad que ascienden a 101 en lo que va del año. En todos ellos, el ahorcamiento es el método más común por su bajo costo.
La mayoría de quienes decidieron escapar por la puerta falsa en la entidad eran jóvenes, varones, de entre 21 y 30 años de edad; el resto pocas mujeres, de condición humilde principalmente.
Las causas son multifactoriales, aunque predominan la depresión, el desamor y los problemas familiares o conyugales; el factor principal en el estado es la falta de trabajo. Este año Saltillo vislumbra cerrar su estadística de muertes por suicidio con 60 casos, pues el mes de diciembre es parte de las oleadas de suicidios por la nostalgia de la época y los problemas afectivos que en esta temporada se recrudecen.
Y es que en la primer quincena de este mes la PGJE dio a conocer el suicidio de dos varones y el intento de arrancarse la vida de dos jovencitas en menos de una semana.
Los trastornos depresivos y de ansiedad son ahora la primer causa de consulta en el CESAME. Su solicitud de atención ha incrementado en el centro de salud en un 25 por ciento respecto al año 2003, cuando ocupaba el tercer lugar en consultas.
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Juan Alberto era un joven introvertido que sufría desde niño la separación conyugal de sus padres. La lucha entre ellos por obtener su cariño lo llevó a sentirse entre la espada y la pared.
Negado a convivir con sus semejantes como cualquier muchacho de 18 años que estudiaba y trabajaba medio tiempo, Juan Alberto sorprendió un día a su madre advirtiéndole que no llegaría a dormir debido a que asistiría a una fiesta de la escuela.
El hecho causó alegría a su madre, quien gustosa le dijo que se cuidara y que la mañana siguiente encontraría algo para almorzar a la hora que regresara.
Juan Alberto salió de su trabajo, llegó a casa, se bañó, se arregló para asistir a la fiesta y salió de su vivienda poco antes de las 22:00 horas. Su madre y su hermana se quedaron felices platicando que por fin empezaba a salir de esa depresión que en otra ocasión lo había llevado a ingerir un frasco de pastillas para suicidarse y que por fortuna habían logrado salvarlo.
La madre del joven dio instrucciones a su hermana para que a la mañana siguiente dejara descansar a Juan Alberto y para que al levantarse lo atendiera bien.
Como lo había previsto el joven no llegó a dormir, su madre feliz salió del departamento rumbo a su trabajo y al bajar por las escaleras notó que una cuerda larga pendía del pasamanos; se asomó hacia abajo y vio un cuerpo.
Aunque no había visto que era su hijo, una corazonada le avisó, bajó lentamente los escalones y un grito espeluznante, seguido de llanto se alcanzó a escuchar en el edificio.
Los vecinos que aún se encontraban en el lugar ayudaron a la mujer a soportar el momento e intentaron salvar la vida de Juan Alberto, pero ya era demasiado tarde, pues el joven tenía horas de haber tomado la puerta falsa para aliviar su tristeza.
Un hueco difícil de llenar quedó en esa familia, sin embargo ni la muerte de Juan Alberto pudo lograr la unión de sus padres. Ahora cada domingo una rosa blanca sobre la tumba del joven lo acompaña en su trágica decisión.
