AP
CARACAS, VENEZUELA.- Los países del G-15, un heterogéneo grupo de naciones latinoamericanas, asiáticas y africanas, criticaron con vehemencia el neoliberalismo económico por “injusto e imperialista” y abogaron por una mayor integración de los países en vías de desarrollo.
En su discurso inaugural de la cumbre del G-15, el presidente venezolano Hugo Chávez, arremetió contra la globalización económica dirigida desde el Norte, ya que condena a los países pobres “al eterno papel de productores de riquezas y receptores de migajas”.
Chávez mencionó como iniquidades del sistema económico actual los subsidios a los productos agropecuarios de las economías desarrolladas, el enorme peso de la deuda externa y las diferencias entre los ricos del Norte y los pobres del Sur.
“Hoy ante el evidente fracaso del modelo neoliberal y la gran amenaza que el Orden Económico Internacional significa para nuestros pueblos, preciso es retomar el Espíritu del Sur”, dijo ayer Chávez, quien fue vitoreado por un grupo de simpatizantes uniformados en el Teatro Teresa Carreño, sede de la ceremonia inaugural.
También el mandatario arremetió contra el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) que promueve Estados Unidos, ya que según él ésta es una estrategia para paliar el déficit fiscal que afecta a ese país.
“Con la propuesta del ALCA, el Gobierno de Estados Unidos quiere que alcancemos, para beneficio de ellos, el arancel cero y que entreguemos nuestros mercados, nuestro petróleo, nuestros recursos de agua y biodiversidad y además nuestra soberanía, mientras que el mítico acceso al mercado de ese país permanece cerrado por un muro de subsidios agrícolas”, advirtió.
Aunque Chávez mencionó las protestas que han estallado en América Latina por las políticas neoliberales, no se refirió a las intensas manifestaciones de la oposición que sacudieron ayer Caracas con un saldo parcial de 15 civiles y dos militares heridos.
Sin embargo, el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, agradeció al Mandatario venezolano por realizar la cumbre a pesar de “las fuerzas contrarrevolucionarias”, que querían impedirla.
Alrededor del recinto donde partió la cumbre se olía el gas lacrimógeno y se escuchaban los choques entre fuerzas antimotines y opositores.