En las últimas horas dos sujetos, uno agobiado por el cáncer y otro deprimido por el reciente abandono de su mujer, terminaron con sus vidas. El primero de ellos al dispararse un tiro en el cráneo, mientras que el otro pereció bajo el peso de una camioneta.
Taurino Lares Delgadillo, desde hace dos años, aproximadamente, sufría de cáncer, enfermedad crónica que a decir de sus familiares varias veces lo había orillado a expresar reiteradamente su deseo de morir.
El vecino de la cabecera municipal de Ocampo, de 45 años, aprovechó que estaba solo en su hogar y sacó su arma calibre .22, luego se dirigió al patio trasero del inmueble. Ahí simplemente posicionó el arma en su cabeza y enseguida descargó el solitario tiro que no presentó orificio de salida.
En el lugar las autoridades que dieron fe de los hechos descubrieron el recado póstumo de Taurino, el cual señalaba: ?Me mato porque ya no aguanto lo inflamado por dentro?.
Otro caso un tanto insólito por la manera en que ocurrió extrañó al agente investigador que acudió a un domicilio ubicado en calle Jacarandas de El Pueblito, donde la madrugada de ayer una persona de 31 años se recostó debajo de una camioneta sostenida por un gato hidráulico y varios bloques de madera. Minutos después retiró con las piernas los soportes y el pesado vehículo, al caer, le destrozó la cabeza.
El hoy occiso, Raúl García Moreno, por comentarios de su madre, Herminia Moreno Perales, de 64 años de edad, tenía pocos días que llegó de Estados Unidos, tras residir allá por varios años, sólo que recientemente tuvo que afrontar el abandono de su esposa.
Deprimido por tal problema, decidió poner fin a sus días al retirar una de las llantas posteriores al cascarón de una camioneta Dodge Ram, tipo pick-up, modelo 1991, color negro, con placas FXY 5242, propiedad de un hermano, la cual estaba sostenida por un gato hidráulico y bloques de madera.
Vistiendo solamente un pants, salió durante la madrugada y después de retirar el neumático se recostó bajo la unidad. Instantes después retiró con las piernas los soportes y sencillamente esperó el fatal golpe del tambor de la llanta, estructura que le causó la muerte al instante.