Sin duda comer sano es una buena receta para mantener la salud, pero no se puede pasar por alto que este hábito puede convertirse en una amenaza para el bienestar, cuando se transforma en obsesión.
Esta enfermedad ha sido investigada por un especialista en medicina alternativa, Steven Bratman, quien publicó el libro "Health food junkies" y adelantó algunos criterios diagnósticos a través de preguntas como: "¿Su forma de comer lo aísla de los demás?", "¿se siente culpable cuando come algo no permitido por sus convicciones dietéticas?" o "¿se preocupa más por la calidad de los alimentos que por el placer de comerlos?".
Quien responde afirmativamente, al menos, a una de las cuestiones, puede considerarse candidato a la adicción a la comida saludable; un nuevo trastorno nacido de la cultura ecológica y definido, hace poco más de un año, por Bratman.
BUEN PROVECHO
Esta nueva enfermedad, cada vez más patente en las sociedades occidentales, tiene como precedentes la obsesión por las dietas, el culto al cuerpo y el miedo a la comida tratada con productos artificiales.
Así como fueron definidos no hace muchos años los signos y síntomas característicos de anorexia y bulimia, los médicos están comenzando a considerar otro trastorno relacionado con la alimentación: la ortorexia.
La diferencia entre anorexia y ortorexia es que la primera está relacionada con la cantidad de comida que se ingiere y la segunda hace referencia a la calidad de los alimentos que se toman.
La ortorexia se define como la obsesión patológica por consumir sólo comida de cierto tipo: orgánica, vegetal, sin conservantes, sin grasas, sin carnes, o sólo frutas, o sólo alimentos crudos.
La forma de preparación: -verduras cortadas de determinada manera- y los materiales utilizados: -sólo cerámica o sólo madera, etc.- también son parte del ritual obsesivo.
Las personas ortoréxicas recorren kilómetros para adquirir los alimentos que desean pagando por ellos hasta 10 veces más que por los ordinarios: -un kilo de peras a salvo de plaguicidas supera los seis dólares-; si no los encuentran o dudan de su inmaculado origen, prefieren ayunar; huyen de los restaurantes y rehúsan invitaciones para merendar en casa de los amigos por no saber qué les van a ofrecer. Cuando incumplen sus propósitos, les embarga un sentimiento de culpa que desemboca en estrictas dietas o ayunos.
EFECTOS DEL MAL
Sus efectos puede ser graves, por ejemplo, la supresión de grasas llega a comprometer la ingesta de vitaminas liposolubles y ácidos grasos, ambos imprescindibles para el organismo. Sin carne, son los niveles de hierro los que se desploman y, aunque los vegetales también aportan proteínas, son de inferior calidad.
Además, no sólo constituye un mal a nivel físico. A nivel sicológico también produce un trastorno que en la mayoría de los casos tiene que ser tratado por un especialista.
Las características más visibles de un ortoréxico son: obsesión desordenada para comer alimentos sanos (naturales), excluyen de la dieta carne, pueden tener carencias nutricionales y nunca rompen su régimen, ni siquiera en ocasiones especiales.