El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- El pequeño y obsoleto Estadio Corona vestía sus mejores galas, el inmueble de la Calzada Ávila Camacho estaba lleno 45 minutos antes del silbatazo inicial del nazareno charrúa Gustavo Méndez.
Los estacionamientos, tanto del estadio como del anexo al mismo, estaban saturados, los vecinos del lugar hacían su agosto al cuidar los carros y separar los espacios con sillas, cubetas y hasta piedras.
En las tribunas se respiraba un ambiente de optimismo, después de haber derrotado en el mismo torneo continental en el Corona al Cruzeiro de Brasil y al Caracas de Venezuela, además del empate ante la Universidad de Concepción de Chile.
La mitad de los espectadores eran los fieles seguidores del equipo albiverde, que diez días antes se había dado cita al partido contra el Morelia, los demás villamelones que solamente hicieron acto de presencia en un partido de octavos de final de una Copa Libertadores de América, ante un equipo grande como lo es el River Plate.
No nada más aficionados, sino prensa local que exclusivamente asisten a partidos ante equipos históricos, como lo son América, Guadalajara, Cruz Azul y los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la cancha y en el área de prensa había más medios de comunicación internacionales que nacionales y de los importantes, como lo son Fox Sports (poseedora de los derechos de la Copa), ESPN, Univisión, Telemundo, Diario El Clarín y Olé de Buenos Aires, además de radiodifusoras que acompañan el camino del equipo de Leonardo Astrada.
Ocho jóvenes seguidores del River Plate, se trasladaron desde la capital argentina hasta Torreón para seguir a su equipo: “Sabés que con River a muerte, este es nuestro año”, comentaba al final del encuentro uno de los pibes en el área de sombra norte. Varios laguneros intentaban provocarlos, para desatar su frustración ante la derrota de los Guerreros, lo cual los elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM) no permitieron.
Al momento de ingresar el equipo local al campo, fue recibido por un estruendoso ruido de gritos, además de decenas de rollos de papel, bengalas de humo color verde, así como papelitos, lo que hacía lucir la cancha como una más de Sudamérica, que se caracteriza por sus barras y fieles seguidores.
Corría el minuto tres y una gran jugada de Carlos Cariño por el sector izquierdo contuvo la respiración de los aficionados, hasta que se apareció la figura de Franco Constanzo para intervenir en la acción, donde para su desgracia sufrió una lesión, que le impidió participar en el segundo tiempo.
La nicotina de los cigarrillos para sofocar los nervios de los aficionados se hacía evidente, aunque por ahí también servía para los no fumadores, las uñas y las clásicas semillas, sin olvidar los lonches de carne adobada.
Los vendedores de cerveza y refrescos no se daban abasto, para atender a la clientela que no perdía detalle para reclamar las malas decisiones arbitrales con gritos como “Pin... árbitro pend.., te pareces a Archundia”, o la porra: “Árbitro, chin... a tu madre”.
Ambos técnicos se paseaban angustiosamente por su área técnica, elegantemente vestidos con sacos y corbata, mientras que en la cancha, el chileno Marcelo Salas era de los más enjundiosos y al mismo tiempo abucheado, por los aficionados locales.
Cuando Rodrigo Ruiz se plantó solo frente a Constanzo, miles de corazones se pararon y después al ver que el balón se iba por encima de la portería, ahogaron el grito de gol y se lamentaban porque sabían que era una oportunidad muy clara.
La afición ante cada llegada de los Guerreros, respondía inmediatamente con porras, alentando siempre a sus muchachos. Incluso varios portaban orgullosos la playera del Boca Juniors, archirrival de los “Millonarios” en el futbol argentino.
Los jugadores argentinos del Santos Laguna mostraban su ímpetu y hambre de mostrarse, ya que en sus inicios enfrentaron a la escuadra de la banda roja, caso de Cristian Lucchetti con Banfield, Sixto Peralta con Racing, Federico Domínguez con Vélez Sarsfield y Matías Vuoso con Independiente, asimismo como el brasileño Argemiro Veiga, pues la rivalidad entre Argentina y Brasil en Sudamérica es añeja.
En cada uno de los accesos del Corona se arremolinaba la gente que ya no encontró lugar para poder presenciar el partido, que registró un sobrecupo de espectadores, asemejado mucho a la liguilla del futbol mexicano.
Corría el minuto 58 del partido, cuando Cristian Tula anotó el gol de los bonaerenses y asestó un balde de agua helada a los miles de seguidores laguneros, con lo que los ánimos decayeron en su mayoría.
El grito “Vuoso, Vuoso” aumentaba a cada minuto y su entrada al campo entusiasmó de nueva cuenta a los seguidores y contagió a sus compañeros para buscar el ansiado empate. “A lo mejor sucede igual que la final de Cruz Azul contra el Boca de hace tres años”, comentaba un resignado aficionado.
Transcurrieron los minutos y la escuadra pampera mostró su juego efectivo en la gramilla del Corona. Al final del partido, los visitantes estallaron en júbilo, se felicitaron, abrazaron y besaron por el resultado obtenido, “sos grande, lo hicimos, fue un juego bárbaro”, comentaba Cavenaghi.
Caras largas y tristes se veían en los aficionados y seguidores del Santos Laguna, el esfuerzo y el mejor futbol sobre el rectángulo verde había corrido por cuenta de los dirigidos por Eduardo “Yayo” de la Torre, pero el gol lo aportó el River Plate.
Por su parte, Marcelo “Muñeco” Gallardo pedía a sus compañeros ir a agradecer a su porra el apoyo brindado: “Vení todos, vamos con los chicos que vienen desde Buenos Aires, ellos también hicieron su trabajo”.
No se detenían ni concedían entrevistas los jugadores del River, incluso el chileno Marcelo Salas tuvo un altercado con personas de la televisión local. A quienes respondían las preguntas era a los colegas argentinos o en su defecto a las cadenas internacionales, principalmente de televisión.
Detrás de la portería norte, en el sector donde se ubica la denominada porra “La Komún”, le prendieron fuego a los rollos de papel que se encontraban detrás de la publicidad estática, para fortuna de los asistentes se pudo sofocar el pequeño incendio y no se propagó más allá.
Poco a poco se fueron apagando las torres de electricidad del inmueble de la colonia Las Carolinas, donde el partido y el desempeño de cada uno de los jugadores será analizado este día por los aficionados, tanto en sus lugares de trabajo, como en las escuelas.
Se van satisfechos
Cristian Nasuti dijo quedar satisfecho con el resultado logrado anoche por su equipo en la cancha del Corona, lo cual significa regresar a su país con la ventaja en el marcador, situación a la que se buscará sacar provecho.
El jugador dijo que este triunfo llegó como un regalo, ya que la agresividad que mostró Santos Laguna durante todo el partido y especialmente en la primera mitad, hizo pensar en un resultado muy diferente, lo que afortunadamente para su equipo no se dio.
Reconoció la capacidad de los Guerreros para jugar un buen futbol en la cancha y dijo que en Buenos Aires esperan a un Santos igualmente agresivo, debido principalmente a la necesidad de ir a rescatar el resultado para seguir en la lucha.