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Secretario de Energía/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Paradójicamente, Fernando Elizondo Barragán inició con una derrota electoral el tramo más reciente, y más exitoso de su breve carrera pública, que la semana pasada lo condujo a una secretaría de estado, donde sustituyó a Felipe Calderón.

Después de dedicarse durante muchos años al ejercicio privado de su profesión de abogado, Elizondo Barragán aceptó ingresar en el servicio público, como secretario de finanzas y tesorero de Fernando Canales Clariond, el candidato panista (actual secretario de Economía) que en 1997 ganó la gubernatura de Nuevo León. Pese a precedentes que hubieran podido pesar en sentido contrario, se interesó tanto en la gestión pública que a fines de 2002 se inscribió como precandidato a gobernador en el Partido Acción Nacional, y para el efecto renunció a su primer y hasta ese momento único cargo público.

No le fue bien, pero tampoco tan mal. Entre cuatro contendientes, dos de los cuales tenían experiencia electoral, tuvo el segundo lugar. Alcanzó la candidatura panista Mauricio Fernández, que había sido alcalde de San Pedro y también senador, que obtuvo un triunfo contundente al reunir el 56.5 por ciento de los 6 mil 222 votos de militantes panistas que acudieron a las urnas. Elizondo Barragán llegó al 20. 8 por ciento. Lo siguió, con 16.3 por ciento, el senador Adalberto Madero, y en cuarto lugar quedó el dirigente empresarial, ex secretario de gobierno José Luis Coindreau, con 6.4 por ciento de los sufragios.

Elizondo Barragán se unió a la campaña del candidato panista, que concluiría en derrota. En un tardío intento de evitarla, y atribuyéndole responsabilidad en la respuesta ciudadana adversa al PAN, el gobernador Canales fue digamos que removido. El candidato Fernández consiguió que el presidente Fox llamara al ahora secretario de Economía para sustituir en enero del año pasado a Luis Ernesto Derbez, que pasaba a ser canciller en reemplazo de Jorge G. Castañeda. Entonces Elizondo Barragán fue designado gobernador interino. Lo fue durante nueve meses, hasta entregar el Gobierno a J. Natividad González Parás que, perdedor seis años atrás, se había alzado con la victoria en julio pasado.

Elizondo Barragán concluyó satisfactoriamente el periodo para que el había sido elegido Canales Clariond. Y meses después de su interinato el presidente Fox lo designó su representante personal ante la Convención Nacional Hacendaria, que comenzó en febrero pasado y debe concluir en julio próximo, hasta que la semana pasada fue nombrado secretario de Energía. Para sustituirlo en aquella responsabilidad, y en la de enlace con la Conferencia Nacional de Gobernadores (cuya 17a. reunión se efectuó ayer en Villahermosa) el Presidente de la República comisionó a Eduardo Sojo, sin perjuicio de su tarea central como coordinador de políticas públicas.

Después de concluir en 1965 el bachillerato en el Centro Universitario Monterrey, Elizondo Barragán ingresó a la facultad de derecho de la Universidad Autónoma de Nuevo León, de la que su padre, Eduardo Elizondo Lozano acababa de ser elegido rector. En 1967 dejó ese cargo para ser candidato del PRI a gobernador. Como solía ocurrir, triunfó sin dificultades, pero no tardó en tenerlas. Una de las más acusadas lo enfrentó con un sector importante de la Universidad que había regido (y donde su hijo Fernando se graduó como licenciado en derecho con mención honorífica en agosto de 1970). Acaso por la experiencia derivada de su paso por ella, Elizondo Lozano buscó sujetar las tareas universitarias a la supervisión de un consejo ajeno a la institución. Se gestó así un conflicto que produjo movilizaciones en Monterrey, y en cuya derivación en el Distrito Federal ocurrió la matanza del jueves de corpus, de que pasado mañana se cumplen 13 años. El día cinco anterior había renunciado el gobernador.

Luis M. Farías, que lo sustituyó, narra en sus memorias (Así lo recuerdo, FCE), que el presidente Echeverría envió al secretario de Educación Víctor Bravo Ahúja —que había sido rector del Tec de Monterrey y gozaba de la confianza del grupo empresarial dominante—a mitigar el conflicto, y a evitar la renuncia de Elizondo Lozano: “El rico potentado Eugenio Garza Lagüera, hijo de don Eugenio Garza Sada, fundador del Tecnológico, acompañaba a las reuniones a Bravo Ahúja...y la última noche —o sea la noche anterior a su renuncia— salieron del cuarto del hotel donde estaba Bravo Ahúja, cerca de la una de la mañana, con la promesa formal de Elizondo de que no renunciaría sin antes avisarles. Cuál no sería su sorpresa, tanto de Garza Lagüera como del representante presidencial, al enterarse por la mañana que temprano había ido personalmente Elizondo ante la Cámara de Diputados a entregar su renuncia. Se la aceptaron”.

Con ese antecedente — y la pésima opinión que su madre doña Laura, tenía de los políticos, según el testimonio de Farías mismo— llama la atención que Elizondo Barragán hubiera resuelto hace menos de dos años entrar en la política electoral, y continuar en los asuntos públicos después de su frustrado intento de contender por la gubernatura. Se ha hecho notar que la relación del nuevo secretario con Fox se ha reforzado porque su esposa, la señora Verónica Ortiz, es la directora ejecutiva de la Fundación Vamos México. Pero si los nexos personales cuentan, debe decirse también que ella es hija de Jorge Eugenio Ortiz Gallegos, un panista que renunció a su militancia de muchos años ofendido por el pragmatismo del liderazgo del PAN.

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