Para que este nuevo siglo se pueda convertir en una época de bienestar pleno para el hombre, lo que más se va a necesitar será el autocontrol para convivir y actuar con justicia, con un profundo respeto a las demás personas, haciendo caso omiso a todos los vicios y malas costumbres. Será imposible tener un policía para cuidar a cada ciudadano, el autocontrol es imprescindible para que cada persona cumpla con las más elementales normas de convivencia armónica. Los adultos somos responsables de promover el verdadero cambio a partir de una educación basada en valores para fomentar nuevas generaciones de líderes con una visión humanista, comunitaria y ecológica. Desafortunadamente, con mucha frecuencia se nos olvida esa responsabilidad y además de no colaborar para tener un mundo mejor, echamos a perder el trabajo de los demás con el mal ejemplo de la falta de respeto hacia nuestros semejantes.
La falta de respeto es, desafortunadamente, una característica de la época en que vivimos; de la manera más fácil, irresponsable, cómoda y rápida, pasamos por encima de los derechos de los demás con toda impunidad, sin siquiera sonrojarnos y hasta parece que vamos dando el ?paseillo? después de haber cometido la falta. No estamos acostumbrados a considerar las necesidades de los demás y por lo general, satisfacemos caprichosamente las nuestras. El respeto, significa atención, consideración, cortesía, buena crianza. Debemos tomar en cuenta que estamos rodeados de personas que merecen toda nuestra consideración y que, igual que nosotros, merecen vivir bien; además, todos sabemos que existen personas que por su condición, merecen consideraciones especiales tales como preferencia en los asientos, cajones de estacionamiento exclusivos para ellos y trato, también preferencial en los trámites que realizan. Hay personas que ya no se conforman con la idea errónea de que todo aquello que no está expresamente prohibido, supuestamente está permitido. Impunemente, con la frente en alto y sin el menor asomo de vergüenza, hacen también lo que saben expresamente que no está permitido.
Es muy común ver como muchas personas aquí en la Laguna, abusan ocupando los cajones de estacionamiento dedicados a los vehículos de las personas de capacidades diferentes o que tienen un problema motriz. Olímpicamente, sin el menor cargo de conciencia, se estacionan en dichos lugares y ¡hay de aquel que les llame la atención!. Se que lo que voy a comentar no será del agrado de muchas personas, pero, quienes no respetan los cajones de estacionamiento a los que me refiero, por lo general son mujeres. Estas mujeres no aceptan que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás y cegadas por su egoísmo o ignorancia, no alcanzan a comprender estas fronteras y se molestan cuando la autoridad debe hacer valer leyes y reglamentos. Estas señoras son seguramente las que más se molestan cuando alguien estaciona su auto frente a la cochera de la casa de ellas. Personalmente he sido testigo de muchos casos en los que este tipo de cajones de estacionamiento son usados indebidamente por señoras que manejan automóviles o camionetas de reciente modelo y que cuando uno les hace la observación de que están invadiendo un lugar exclusivo, reaccionan de una manera tal que hasta pena ajena da por el lenguaje de carretonero que utilizan (aquí le pido perdón a los carretoneros por el símil) y algunas de ellas hasta señas indebidas hacen.
El viernes pasado, en una sucursal de un banco, el estacionamiento estaba casi lleno pero de cualquier manera, todas las personas estaban respetando el cajón que tiene pintada en forma muy visible una silla de ruedas. De pronto, una señora joven que manejaba una camioneta nueva sin placas, se estacionó en ese lugar para evitar estacionarse en los cajones más lejanos al banco y por espacio de veinte minutos, ocupó dicho lugar sin que nadie le indicara que estaba haciendo algo indebido pues el policía de Seguridad Pública Municipal asignado a este banco se limito a verla en forma complaciente. Cuando le pregunté al policía por qué permitía ese hecho, me contestó que ?las viejas nunca entienden y además se enojan si uno les dice algo, hasta la madre me han mentado?. Le pregunte también a la gerente de la sucursal por que no le pedían a la señora que se estacionara correctamente y me dijo que ese tipo de personas nunca hacen caso y sintiéndose las dueñas del Banco, alegan que son clientes importantes del mismo, a manera de justificación de su falta.. Cuando la señora terminó su asunto en el banco, la abordé mientras se subía a su camioneta y le pregunté por que se estacionó en un lugar exclusivo para vehículos de personas de capacidades diferentes y solamente se limito a decir: ¡Ah, ya me voy! elevando el cristal de su ventanilla y dando por terminado el diálogo.
Nunca ha sido válido que ?las leyes y reglamentos son para violarse? pues esto solo provoca desorden y caos. Las leyes y reglamentos son para asegurar una convivencia pacífica a base de comportamientos colectivos adecuados. ¿Qué nos cuesta esperar la luz verde del semáforo para pasar? ¿Porqué fumar en un lugar prohibido? ¿Le cedemos el paso al peatón? ¿Porqué no respetamos los cajones de estacionamiento exclusivos? Evitemos ser personas conflictivas de las que tanto abundan en nuestro país, personas que se levantan de la cama todos los días con la idea de sacar provecho de otros, apoyados en sus complejos y educación distorsionada. No sea usted de las personas que por su nivel social, cultural, económico o por ser el jefe o autoridad, se cree con derecho a pasar por encima de la dignidad y los derechos de sus semejantes faltándoles al respeto. Estimadas señoras, ¡más respeto, por favor!
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