Clérigos musulmanes leyeron versos de El Corán
AGENCIAS
CISJORDANIA.- El presidente palestino, Yasser Arafat, ha sido sepultado por una multitud que ayer se desbordó en la Muqata de Ramallah y alteró los planes para el funeral.
El líder palestino, Yasser Arafat, sin lograr su sueño de fundar un Estado independiente, fue sepultado en su maltrecho cuartel general en Cisjordania, en medio de un caos caracterizado por disparos al aire y la tristeza de sus agitados seguidores.
Hombres de los servicios palestinos de seguridad, efectuando disparos al aire, trataban de sacar el ataúd de Arafat del helicóptero que lo trasladó desde Egipto.
Una agitada multitud rodeó el féretro gritando el nombre de Arafat y tratando de tocar el ataúd para dar el último adiós al hombre que veneraron como el padre del nacionalismo palestino.
Agentes de seguridad colocaron el ataúd en un vehículo y después se subieron encima del féretro mientras la caravana se desplazaba lentamente entre una enorme multitud.
“Con nuestra sangre y alma te redimimos, Abu Ammar”, gritaba la muchedumbre utilizando el nombre de guerra de Arafat, quien luchó durante décadas por lograr un Estado palestino independiente.
La bandera roja, blanca, verde y negra que cubría el ataúd fue arrancada al pasar en medio de la multitud.
El fracaso de la policía para controlar la situación, fue un mal presagio para las esperanzas palestinas de mantener la calma y el orden tras la muerte de Arafat.
Fuentes palestinas dijeron que debido a la imposibilidad de exponer el cadáver para que la población desfilara delante de él, por la multitud que acudió a la Muqata, los clérigos musulmanes tomaron rápidamente el féretro a su llegada al edificio, rezaron los versículos sagrados e, instados por la población, se lo llevaron a su lugar de reposo.
Los edificios y ventanas de vehículos de Cisjordania y Gaza estaban tapados con fotografías de Arafat y los pobladores llevaban pañuelos negros y blancos, colores del movimiento Fatah del líder fallecido.
En la ciudad de Gaza, miles de personas se reunieron en las terrazas, calles y balcones de edificios con la esperanza de ver pasar el helicóptero que trasladaba los restos de Arafat.
Ante la prohibición de asistir al funeral de Arafat, decenas de miles de residentes de Gaza realizaron manifestaciones y ceremonias simbólicas en toda la región.
Un pequeño grupo de hombres enmascarados marchó hacia la Muqata, ignorando los pedidos de la televisión palestina para que no portaran armas ni se cubrieran sus rostros, como es común en los funerales palestinos durante tiempos de crisis.
La escena caótica en Ramallah era muy distinta de la de los funerales en la base aérea de El Cairo, donde el féretro se mantuvo alejado del público e incluso de algunos líderes mundiales, que fueron marginados erróneamente por los recelosos guardias de Egipto.
El féretro de Arafat, envuelto en la bandera palestina, fue transportado en un avión egipcio desde El Cairo y luego en helicóptero para que se le rindiera homenaje a sus restos en el cuartel general de la Muqata antes del entierro.
Al menos cinco ambulancias entraron en la Muqata y al menos dos palestinos fueron trasladados en camillas hacia los vehículos que, debido a la muchedumbre que bloqueaba el camino, tuvieron una difícil salida del lugar.
Se desconoce si los palestinos han sido heridos por los disparos al aire, sí se reportaron personas aplastadas por el gentío.
Las alambradas que coronaban los muros que rodean la sede de la ANP (Autoridad Nacional Palestina) prácticamente han desaparecido tras ser arrolladas por avalanchas de dolientes a pesar de los intentos de las fuerzas de seguridad palestina de frenarles.
Este fue el fin de una era para israelíes y palestinos, que se enfrentan desde hace décadas en un conflicto en el cual Arafat era uno de los símbolos más reconocidos. La muerte del líder palestino también revivió las esperanzas de poder alcanzar un acuerdo de paz en el Oriente Medio por primera vez en años.
