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Ser Humano / Aquellos tiempos

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

Es común que muchos de mis lectores me envíen textos y pensamientos que desean que comparta con los demás lectores de esta columna. En días pasados se acercó una persona y me comentó, mira a ti no necesito enviarte por correo o fax esta reflexión para todos tus lectores y mis amistades, te lo entrego personalmente. Ella es mi madre.

Es un recorte de periódico que se titula: ¿Es usted sobreviviente? Felicidades.

Y éste dice así:

Nacimos antes del radar, la bomba atómica, las tarjetas de crédito, el rayo láser y los bolígrafos. Antes de que existieran pantimedias, lavadoras de platos, secadoras de ropa, cobijas eléctricas, aire acondicionado, hornos de microondas, polaroid y ropa ?wash and wear?.

En la época en que nacimos, las conejitas eran únicamente animalitos y las cucarachitas no eran Volkswagen; jeans les decíamos sólo a las Juanas; tener una relación íntima significaba una gran amistad; no se viajaba en jet, ni se soñaba con la Guerra las Galaxias y el hombre nada más había caminado en la Luna en las novelas de Julio Verne.

Cuando nacimos, los papás no cocinaban; ni planchaban y mucho menos cambiaban pañales. Y ni en sus más acaloradas fantasías las mamás hubieran soñado tirar los pañales a la basura. Cada vez que cambiaban a sus bebés, que no se llamaban así sino simplemente ?el niño?, les ponían tres de diferente tela y que debían lavar a mano y poner a secar donde podía, porque no abundaban.

Éramos tan anticuados, que primero nos casábamos y después vivíamos juntos. Creíamos que los preservativos eran sustancias que se ponían a la comida que venía en frascos para que no se echara a perder. Y la educación sexual se limitaba a afirmar que los hermanitos los traía la cigüeña.

No había mujeres peluqueras; ni peluquerías unisex. No se hacían citas mucho menos matrimonios por computadora. Tampoco había guarderías de niños; ni terapias de grupo; ni traumas; ni hogares de ancianos.

No se hablaba del FM, ni de los compact disc o rayos láser; la única parabólica que entonces conocíamos era de la curva en el firmamento; las letras DVD no significaban nada. No había máquinas de escribir eléctricas, corazones artificiales, condominios, grabadoras, videos, ni procesadores de palabras o de alimentos. Y por ningún lado se veían hombres con aretes.

Computar, eran una mala acción y la palabra Internet no salía en ningún diccionario. Una agenda digital era quizá un cuadernito lleno de números y las calculadoras no se podían echar al bolsillo, porque eran grandes y eléctricas y funcionaban con un rollo de papel.

No existían los McDonalds, las pizzerías o el café instantáneo. Con diez centavos viajábamos en tranvía, hacíamos llamadas telefónicas, tomábamos un refresco y comprábamos timbres de correo suficientes para una carta y dos postales y por cinco, adquiríamos dos caramelos o tres chicles.

Se podían comprar un auto pequeño por pocos miles de pesos, pero eran pocos los que podían afrontar el gasto; lo que era una verdadera lástima, porque la gasolina valía como veinte centavos el litro.

Fumar un cigarrillo era considerado elegante y no nocivo para la salud y si era tabaco nos dejaban hacerlo en todas partes; la hierba se cortaba, no se fumaba; la salsa se comía no se bailaba. Y la coca era una bebida refrescante y no se inyectaba ni se olía.

SIDA, no significaba nada y aids se decía en inglés a los ayudantes de oficina. Por supuesto que no conocíamos bien la diferencia entre los sexos, pero a nadie se le ocurría cambiarlo y había que conformarse con el único que se tenía. Los hijos no se mandaban hacer y los matrimonios eran sólo entre un hombre y una mujer.

En días pasados se acerca mi hijo menor y me pregunta: ¿Papá, cuando tú eras chico veías las mismas caricaturas que pasan ahora? Me di cuenta lo diferente que recibí yo este mundo y lo diferente que se lo estoy entregando a mis hijos. También me pregunté, después de leer este escrito que me entregó mi madre: ¿Qué van a decir ellos en su edad adulta?

¿Cuánta capacidad de adaptación debemos desarrollar para Ser Humano?

Mi correo electrónico (aunque antes no existiera):

rmercado@avantel.net

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