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Ser Humano / El grano de café

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

En días pasados mi madre me entregó este escrito. Me dice ella, mira conmigo no requiero tener e-mail para entregártelo. También me comentó: Mira mi hijo, ¿recuerdas aquel artículo tuyo sobre el valor de un billete? A mucha gente le ayudó, varias de mis conocidas les hizo reflexionar. Aunque este texto algunas personas ya lo leyeron, son muchísimas más las que no. Como negar.

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante, y creía que era mejor darse por vencida. Estaba cansada de luchar. Cuando solucionaba un problema aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Ahí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos, y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego sacó las zanahorias, las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija, le dijo: ?Querida, ¿qué ves??. ?Zanahorias, huevos y café?, fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo, y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Después de quitarle la cáscara, la joven observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba su rico aroma. Humildemente la hija preguntó: ?¿Qué significa esto, padre??.

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegiendo su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo su interior se había endurecido. Los granos de café, sin embargo, eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.

¿Cuál eres tú, hija? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?, le preguntó. ¿Eres como una zanahoria, que parece fuerte, pero te vuelves débil y pierdes tu fortaleza cuando la adversidad y el dolor te tocan?

¿Eres como un huevo, que comienza con un corazón maleable, con un espíritu fluido, pero que después de una muerte, una separación o un despido se vuelve duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero eres amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido. ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo. Ese elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición, el café alcanza su mejor sabor.

Ojalá logres ser como el grano de café. Que cuando las cosas se pongan mal tú puedas reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer, y hagas que las cosas a tu alrededor mejoren.

Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y el de la gente que te rodea. Que puedas esparcir con tu fuerza, optimismo y alegría el ?dulce aroma del café?.

Para Ser Humano, seamos como un aromático grano de café, de la adversidad, del problema, hagamos una aromática sensación.

Mi correo electrónico: rmercado@avantel.net

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