Hay personas que tienden a medir sus logros a partir de lo que los demás consideren que han hecho. Es decir, su pensamiento sería del tipo ?me considero un buen goleador porque las personas que suelen verme jugando al futbol consideran que marco muchos goles? o bien ?si los demás me ven estúpida quizás es porque lo soy?. Estas personas para llegar a quererse a sí mismas necesitan que el resto de la humanidad les apruebe. Por tanto la persona adicta a la aprobación medirá su autoestima en función de lo que los demás dicen o piensan de ella.
El problema estriba en que dichas personas sufren mucho porque no siempre agradamos a todos los que nos rodean y además, continuamente tienen que estar atentos al entorno y eso comporta una cantidad de estrés adicional a nuestra vida diaria.
La autoestima o el auto-concepto tienen que construirse a partir de criterios propios, en lugar de hacerlo a partir de los comentarios, opiniones, críticas y actitudes que otra gente mantiene hacia nosotros.
La persona que sufre esa dependencia hacia los demás para construir su propia auto-imagen se comporta como si fuera un espejo sin imagen propia.
Se halla bajo las redes de un juego cuyas reglas son ilógicas. Si lo que recibe es una alabanza entonces se siente bien e incluso piensa: ?Sí, es verdad, realmente soy así?. En cambio si lo que recibe es una crítica entonces también la asume en vez de reaccionar y pensar que sólo tú te conoces bien a ti misma y que no debes dejarte influenciar por los comentarios de los demás. Esa persona ante la crítica piensa y siente en negativo porque no es capaz de sacar las propias armas internas de su auto-confianza para contrarrestar la negatividad producida por la crítica.
Se lamenta en silencio asumiendo que es aquello que los demás creen haber visto en él. Su dependencia a la aprobación externa hace que sea muy vulnerable tanto al elogio como a la crítica. No hay nada válido en sus actos a no ser que los otros así lo consideren.
Esta forma de vida tiene graves consecuencias psicológicas sobre el individuo ya que le hace estar en constante tensión teniendo fácil acceso a los estados depresivos.
Su emoción más básica es la preocupación, lo cual genera una fuerte ansiedad en sus vidas. Se preocupa por los demás, para caerles bien, para hacer aquello que pueda agradables. Pero es imposible agradar a todo el mundo, tarde o temprano tropezarás con aquella persona que no te soporta, con un desprecio y el problema es que en lugar de defenderte del mismo, tenderás a creértelo y eso provocará un sentimiento de tristeza por no ser como otros esperan que seas. Al mismo tiempo el ser adictos a la aprobación de los demás nos provoca cierta tendencia a frustrarnos con rapidez.
¿Nos habremos preguntado alguna vez cómo le hacen aquéllos que no son adictos a los demás para quedarse impunes cuando alguien los rechaza o critica? Pues es fácil no dejan que ninguna opinión ajena les anule como Ser Humano. Si reciben un elogio evidentemente éste incidirá en el concepto que tengan de ellos mismos potenciándolo pero si es una crítica lo que reciben al aceptar o la ignoran pero sobre todo y eso es lo importante, no permiten que les afecte.
Si entiendes que tu opinión tienes que colocarla al menos un peldaño más alto que la de los demás con respecto a cosas que te afecten y que la base para construir tu autoestima la sacas a partir de ti mismo, podrás alejar el sufrimiento de tu ser.
Pensar que los demás tienen derecho a juzgarte es un equívoco. Nadie tiene derecho a hacerlo. Eres tú mismo el que te juzgas cuando aceptas los comentarios de la gente de tu persona. La persona que necesita la aprobación de los demás cree erróneamente que si se equivoca, si una sola acción suya merece ser desaprobada entonces todo su ser, su valor como persona va a quedar manchado por esa falta. Esta creencia es irracional.
Si te critican una conducta sólo critican eso, sin poner en entredicho tu valor como Ser Humano que eres.
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