EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Arturo Hernández llegó a Torreón con la ilusión de conocer el estadio del Santos, uno de sus equipos de futbol favoritos. Estuvo en el juego del domingo donde uno de los jugadores le regaló una playera. Su tarea aquí terminó, pero no pudo regresar a su casa en ciudad Nezahualcóyotl porque la aerolínea que lo trajo se niega a llevarlo de regreso. Dicen que no se puede valer por sí mismo, pues tiene parálisis cerebral infantil (PCI) y está en una silla de ruedas.
Sin embargo, Arturo vive solo, ha trabajado toda su vida y vino a la ciudad por avión de Aerocalifornia. Al comprar su boleto de regreso su dinero sirvió como el de cualquiera, el personal de ventas lo trató sin distinción, estuvo dos horas antes puntual en el aeropuerto como hacen todos, hasta que David Cruz y Nelly Flores, piloto y sobrecargo, le negaron el acceso al avión de las 6:30 de la tarde, dejándolo solo y sin un lugar a donde ir en un municipio desconocido.
Entonces trataron de regresarle su dinero, pero, desesperado, Arturo trató de explicarles que ya lo había traído la misma aerolínea, por lo que no entendía porqué ahora lo rechazaban.
“He viajado por avión en innumerables ocasiones y nunca me había ocurrido esto”, dijo el afectado, “yo vine solo y así me regreso también, estuve en un hotel, me baño, agarro el taxi, viajo, trabajo, no entiendo porqué me hacen esto”.
“Soy inteligente, ellos creen que soy tonto, pero soy inteligente”, agregó con impotencia por las circunstancias, pues de todas formas el avión ya se había ido.
Este hombre de 39 años dice que conoce todos los estadios de fútbol de la República Mexicana, únicamente le faltaba el del equipo lagunero, por lo que se encontraba muy feliz de haber tenido la oportunidad de venir, alegría que se nubló ante la negativa de la aerolínea por llevarlo a casa.
“Tengo 17 años vendiendo cuadros para novias”, manifestó Arturo, “gano dinero, soy independiente, me valgo solo, no necesito que nadie venga a cuidarme”.
Los torreonenses que se hallaban en el aeropuerto, indignados ante la situación, trataron de abogar por el señor sin obtener respuesta, pues el avión había salido y el siguiente vuelo era a las ocho de la mañana.
“No puede ser que si lo trajeron no lo quieran regresar”, dijo Martha de Aguínaco, lagunera, “ya le habían aceptado su dinero y ahora le dicen que siempre no, no es posible esta situación, no puede ser verdad”.
“Lo raro es que cuando uno compra su boleto y lo quiere regresar no le reembolsan a uno su dinero, pero aquí es una total y completa discriminación, porque no le quieren aceptar a él su dinero”, manifestó Mario Garza, otro torreonense.
“Esto es discriminación, no es posible que se le trate así a una persona sólo por tener PCI, la gente con PCI no es tonta y vale tanto como cualquier otra persona”, Miguel Ángel Peña, también lagunero.
Blanca Méndez, la agente de ventas que atendió al señor, manifestó que al aceptarle el dinero le dijo que no podía viajar solo y que tendría que confirmar su vuelo con el capitán y la sobrecargo, pero al preguntarles se negaron, por lo que tuvo que devolver el efectivo al hombre, quien se negó rotundamente a aceptarlo.
“En ningún momento se le trató como una persona extraña, en ningún momento se le cerraron las puertas”, agregó Méndez, “él no puede valerse por sí mismo, son procedimientos de la empresa”.
Llegan a acuerdo
Los laguneros trataron por todos los medios de conseguir apoyo para el señor, hasta que, después de cuatro horas de abogar por ello, el administrador del aeropuerto habló con el personal de la aerolínea, que finalmente se responsabilizó del problema. Se hospedó a Arturo en un hotel pagado por la empresa y se le entregó por fin su boleto de avión para el vuelo de las 8:05 de la mañana.
