Notimex
Sao Paulo, Brasil.- La telenovela mexicana Amy, la Niña de la Mochila Azul, transmitida en Brasil por el canal SBT, viene cosechando éxitos que la señalan como la sucesora de Carrusel y principal competidora de la poderosa red Globo.
La serie infantil, que cuenta la historia de una niña huérfana que enfrenta una sucesión de tragedias marítimas, familiares y hasta financieras, se convierte en suceso la televisión brasileña, que recuerda el éxito en 1991 de la también mexicana Carrusel.
En el aire desde el pasado 26 de abril, Amy disputa la audiencia en la franja de la tarde con programas de la red Globo, ubicándose en el segundo lugar con promedio de 10 puntos de audiencia y picos de 13, aunque la competencia alcanzó 46.
En tercer lugar, según el último reporte mensual, se ubicó Récord con seis puntos, seguida por Bandeirantes con tres y la estatal TV Cultura y Rede TV, ambas con un punto cada una. Amy, quien siendo todavía una bebé fue encontrada por una pareja de pescadores flotando en el mar, crece con su padre adoptivo tras la muerte de la mujer que le crió.
La búsqueda de un tesoro perdido, la ruina económica del pescador y la aproximación del verdadero padre de Amy, un hombre rico y enfermo, hacen que muchos los brasileños se concentren frente al televisor, de lunes a viernes, en las primeras horas de la noche.
El tener un barco, un papagayo de mascota y emprender aventuras, son algunos de los sueños que pueden pasar por cualquier niño y hacen de Amy su serie preferida, explicó un reciente comentario al respecto del diario Folha de Sao Paulo.
El papagayo, uno de los animales más conocidos de las selvas brasileña, es un aliciente para que los pequeños se envuelvan en la historia.
La pedagoga Daniela Margutti, especialista en psicología de la educación, explicó a Notimex que “la exageración de los villanos, muy común en muchas series mexicanas, hacen que los niños sepan que están asistiendo a una serie de ficción”.
“Eso es muy importante y en Amy hay un punto adicional a favor que son los mensajes, a veces tristes, pero muy reales y que los niños captan con facilidad”, agregó la educadora.
