EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Las descargas de aguas negras en los límites de los ejidos Virginias y Las Vegas, han continuado. Esto genera un grave problema de contaminación del terreno, ya que no se realizó un estudio de factibilidad previo sobre el impacto ambiental que esto pudiera ocasionar en el subsuelo, según comentó la regidora, Margarita Gracia Tostado.
Con la descarga de aguas residuales sin control hay un riesgo muy grave de aumento del cáncer en todos los niveles en la población de este municipio, dijo el químico, Rodrigo Martínez Rangel.
“El problema de las ciudades pequeñas y medianas es precisamente que no tenemos las plantas de tratamiento de agua, entonces es un asunto de salud pública y ambiental al mismo tiempo, porque en las aguas residuales van sustancias que son muy tóxicas para el medio ambiente”, manifestó.
El químico explicó que debido a que no se tiene una política ambiental, no se aplica la Ley, por lo que cualquier negocio puede descargar aguas residuales en los drenajes públicos y entonces surge el problema de que cuando se colecta en las lagunas de oxidación sin control, pueda haber filtraciones graves al subsuelo y esto genera un riesgo terrible para la salud pública si tocan los mantos acuíferos.
“En el momento en que lleguen a tocar las aguas residuales ése sí es un problema que tiene un impacto ambiental muy serio”, comentó, “ahí tenemos concentraciones muy importantes de contaminantes como los metales pesados, que son tóxicos muchos, muchas sustancias que son cancerígenas, sobre todo cuando estamos hablando de maquiladoras que tiran ahí no sé cuántas sustancias tóxicas y que se ha comprobado que son cancerígenas para el ser humano”.
Martínez Rangel dijo que la intoxicación es a largo plazo, por lo que de momento las consecuencias de esto no se verán reflejadas en la ciudadanía.
“De por sí Madero ya tiene su problema de hidroarsenicismo muy grande... ahora con las aguas residuales que estén penetrando el subsuelo y estén llegando al manto acuífero y tomando de esa agua las personas, todo eso... entonces sí tenemos un riesgo muy grande de aumento en el cáncer en todos los niveles: de vejiga, pulmón, cerebro, la matriz, los senos, testículos, cáncer de todos los tipos porque aquí están sustancias peligrosas que deben ser desechadas de otra forma”, manifestó.
De acuerdo con el químico, existe una Ley para regular que las aguas residuales se descarguen en confinamientos adecuados, pues es un riesgo muy grave para la salud humana debido a que en este municipio no se realizó un estudio de factibilidad para determinar el impacto ambiental que esto pudiera tener en la ecología del lugar.
“Es un riesgo muy grande para la salud humana porque no sabemos qué tan permeable sea el terreno ni si pase o no algo por ahí, del manto acuífero”, agregó, “debe tomar Profepa cartas en el asunto porque hay que cuidar mucho el agua, es muy poca la que tenemos considerada como agua dulce y aunque el año pasado fue el año del agua dulce, México no le ha entrado a mucho de eso... nos faltan muchas plantas tratadoras de agua y hay muchas que no están funcionando adecuadamente”.
También, tiradero
La acequia donde se acumulan las aguas residuales también se ha convertido en un tiradero de desperdicios, pues abundan los envases desechables de refrescos y garrafones de agua purificada, además de pañales, ropa e incluso escombro.
La problemática afecta a los locatarios de Virginias y Las Vegas de sobre manera, ya que los olores se perciben a kilómetros de distancia y representan un foco de infección, en especial para los niños pequeños, tomando en cuenta que los ejidos se encuentran a 500 metros del lugar.
“Ni siquiera es una laguna de oxidación, fue un tirar nomás ahí el agua sin hacer estudios antes o poner las condiciones para esta acción”, manifestó la regidora, Margarita Gracia Tostado, “siempre ha sido un problema, es un crimen que las personas de estos ejidos tengan que vivir con esto, porque tienen por un lado la laguna de aguas negras y por otro el basurero municipal”.
De momento, la laguna de aguas negras, que en realidad son de un color verdoso, alcanza un nivel de profundidad de alrededor de 40 centímetros, debido a que se ha regado con ellas la alfalfa de los establos aledaños, por la sequía que atraviesa el municipio.
