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Sin freno, el contrabando

Prácticas de corrupción en el país y vacíos jurídicos en el TLCAN impiden poner remedio al problema.

SUN-AEE

MÉXICO, DF.- En medio de los problemas de inseguridad que prevalecen en México, el contrabando, en todas sus modalidades, se ha convertido en una de las “sangrías” más preocupantes para el país, señalan informes de la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (Caaarem).

Por ejemplo, más del 50 por ciento de la ropa de confección que circula en México se mueve a través de canales ilegales por un monto superior a los nueve mil millones de pesos. Se trata de productos “minoristas”, que provienen de Estados Unidos, que a su vez los importa de Asia y los reexporta a México.

Esto se conoce como “contrabando técnico” o documentado, que implica la triangulación de mercancías, la falsificación de los certificados de origen y el reetiquetado. Esto ocurre, en parte, debido a los vacíos legales que existen en el Tratado de Libre Comercio de América del norte (TLCAN), pero también a causa de los fenómenos de piratería y contrabando que persisten en México.

En el caso del ramo textil, esta industria es escasa en Estados Unidos y por ello su producción entra a México con arancel “cero”, mientras que los textiles asiáticos deben pagar impuestos muy altos a la importación. Así, comercializadores norteamericanos importan telas asiáticas, las reenvían a México y sólo cambian la documentación.

En entrevista, Alejandro Ramos Gil, presidente de la Caaarem, precisa que existen cuatro modalidades de contrabando de mercancías que dañan la economía nacional: A).- El contrabando “bronco” B).- El contrabando técnico C).- La importación irregular amparada y D).- Introducción de productos a precios bajos.

De una u otra forma, este tipo de contrabando está apoyado por mafias internacionales que se benefician de un nicho propicio para la distribución, como es la existencia en México de más de 15 millones de personas involucradas en la economía ilegal o eufemísticamente llamada “informal”.

Si hay piratería quiere decir que hay una falta de control y fiscalización; hay contubernio y corrupción, advierte. La gente se da cuenta que las autoridades no pescan a los verdaderos responsables, sino sólo a los choferes, a los que dan la cara, que generalmente son los más ignorantes del esquema fraudulento.

En el camino de la detención, proceso y sentencia están inmersas las autoridades y si ahí fallan las cosas, pues el delincuente lo seguirá haciendo, porque hay impunidad, hay un mensaje muy claro de impunidad, señala

Este volumen representa cerca del cinco por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) según datos del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

La economía informal también se desdobla en cuatro modalidades que tienen íntima relación con las cuatro formas de contrabando.

La primera forma de comercio ilegal es la falsificación de marca, todo lo que tiene qué ver con piratería, que no paga ni la franquicia ni el dividendo; la segunda es la mercancía robada, que tiene gran margen de utilidad porque prácticamente no cuesta nada más que la distribución.

Luego está la mercancía de contrabando que por su naturaleza, por su origen y por su valor no pudo entrar bajo los mecanismos normales de la importación porque con los impuestos que hubiera pagado harían inaccesible su precio de venta.

Hay una cuarta especie de comercio informal, que proviene paradójicamente de mercancía legalmente importada, pero de muy baja calidad, de precios muy bajos: mercancía chatarra, como es la mercancía china. El problema detrás de todo esto es el andamiaje de la mafia y de la corrupción en el país.

“Muchas veces el ambulante sólo compra, pero la gran bodega que le vende lo robado no se ve, hay mucha gente detrás de esto y detrás de cada una de estas formas hubo una falta de eficiencia por parte de la autoridad competente. Si estamos hablando de mercancía de contrabando, no cayó del cielo, entró por las 48 aduanas de este país”, dice Ramos Gil.

“Cuando tú hablas de textiles y hablas de un contenedor de mezclilla, estás hablando de 200 mil dólares promedio, de dos millones de pesos. Entonces de repente dicen que hay un contrabando de mil contenedores, pues no’más imagínate quién pudo manejar esos flujos de dinero, una mafia internacional”.

Si entra toda esa tela de contrabando, pues la gente en los tianguis no compra tela, compra ropa. Entonces hay una industria informal, no comercio informal, sino una serie de industria informal que está fabricando toda esta cantidad de ropa, que la está procesando con mercancía de contrabando.

Así, Ramos Gil se pregunta: “no sería más fácil para las autoridades detectar las rutas del dinero o este tipo de industria que tiene que ser visible porque ni modo que esté escondida”.

En lugar de andarle “pegando” a los minoristas, dice, hay que “pegarle” pero primero a las verdaderas mafias y esa es la gran exigencia de la sociedad, en el tema de contrabando, en el tema piratería, en cualquier tema que queramos tocar relacionado con la seguridad.

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