Hay oportunidades para los más adinerados, pero también las hay para los que menos tienen
Había estado inhalando solventes y bebiendo alcohol con sus amigos. Los reproches de su esposa lo llevaron a la idea de quitarse la vida. Con su navaja, se hizo 12 heridas, frente a su esposa e hijos, en el cuello, brazos, espalda y pies. Salió en una sábana a la calle, todavía le estaban haciendo efecto ?las pastas? que se había tomado. Ensangrentado, caminó una cuadra y cayó inconsciente.
Los paramédicos de la Cruz Roja no lo quisieron atender porque las heridas eran muy delicadas. Una de ellas casi le quita la vida en forma definitiva. Sólo un milímetro más de profundidad para su garganta y hoy no lo estuviera contando, y lo mandaron al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Se recuperó, pero al siguiente día volvió a drogarse y alcoholizarse como si nada hubiera pasado, sólo con los puntos de sus heridas.
Lo dejó su esposa y emigró a Monterrey. Ahí se registró su segundo intento de suicidio. Lo detuvo la policía y en los separos trató de quitarse la vida al colgarse de los barrotes, para lo que utilizó su camisa.
Su primer contacto con el suicidio
Tenía como 25 años. Se juntaba con una palomilla de diez personas. Un compañero ?Pablo? ya llevaba varios días diciendo que se iba a quitar la vida; que no contaba con motivos para vivir. Había muchos problemas con su familia.
Todos sus ?amigos? no le tomaron ninguna importancia. Ya en estado de drogadicción con los solventes, alcohol y marihuana, los sentidos se vuelven lentos; la capacidad de memoria también, y la retención de conceptos, dice.
Gerardo vio cómo tomó una cuerda. ¿De dónde salió? No lo sé, explica. Pero la agarró y la colgó de una viga de un cuarto en donde se juntaban los adictos, ubicado en la colonia Emiliano Zapata.
Se subió a una silla y se tiró. Quedó ahí colgado. Nadie le ayudó, todos lo observaron pero era como si realmente no pasara nada, como si fuera una película lenta. No le dieron importancia. Fue horas después cuando otros ?amigos? les avisaron y se dieron cuenta de que uno de sus compañeros se había quitado la vida. La Policía Judicial de entonces les interrogó, pero se comprobó que fue suicidio.
Ahí se marcó su vida, pues la idea de la muerte comenzó a crecer en su corazón y pensaba en este fenómeno muchas veces, como una opción de escapar a la responsabilidad de vivir.
Cae en el fondo emocional
Las drogas que utilizaba eran el alcohol y en general los solventes, entre ellos el thinner, el cemento, en su defecto, arrancador de motores, hasta gasolina, además de la marihuana y las famosas ?pastas?. Pronto vería el fondo emocional en el que caería.
Tenía miedo a la soledad y por sí solo la buscaba. Se aislaba de la gente y se quedaba en el lugar donde trabajaba porque no quería ir a casa.
Las sustancias ilícitas y el alcohol lo incitaron a drogarse nuevamente a dos años de separación de su esposa. Caminó un largo trecho sin camisa, luciendo sus tatuajes, en los que muestra en uno de ellos a la Virgen de Guadalupe. Terminó en los separos de la policía y ahí tomó su segunda decisión: suicidarse. Agarró una prenda de vestir, la colgó de los barrotes y se tiró al vacío. Sus compañeros de celda lo ayudaron y lo llevaron al Hospital Psiquiátrico de ?Topochico?. Duró 13 días sedado. Con el medicamento se le ayudó a bajar los niveles de ansiedad al estar dentro de este nosocomio, pero tuvo que estar bajo tratamiento psiquiátrico durante cuatro meses, en los que le recetaron tranquilizantes y antidepresivos.
Fue ahí donde pudo observar el fondo emocional en el que se encontraba. Los médicos dijeron que su caso sería difícil por el tipo de adicción que tenía: los solventes, que en muchos casos causan daños neurológicos. Aun así, se recuperó y avanzó.
Comienza la recuperación
A Gerardo Palacios le recomendaron un grupo de Alcohólicos Anónimos, también grupos religiosos, y comenzó por los primeros. Ahí, durante dos años, estuvo en las juntas de recuperación. Había dejado de beber, pero continuaba con las drogas, hasta que leyó el texto de AA que se titula ?las drogas y el alcohol?. Ahí se le explicó cómo un alcohólico puede dejar de tomar y hacerse adicto a otras sustancias.
Durante dos años fue al grupo de AA, pero consumía drogas. Después de leer el texto de referencia decidió dejarlas por completo.
Hace apenas cinco años que no prueba ninguna droga y que no tiene contacto con el alcohol; sin embargo, afirma que el principal motivador para la recuperación de un adicto es la familia.
Dice que los grupos de Centros de Integración Juvenil, Misión Korián y Hospital Psiquiátrico son una bendición para quien está desesperado y quiere salir de las drogas, pero es muy importante que se quiera salir de ellas.
Su familia lo motiva
Aunque por muchos años su esposa e hijos sufrieron por la ausencia de un padre adicto, de las llegadas al hogar en estado inconveniente, de los pleitos que sostenía con su cónyuge, ella lo quiere. A pesar de que intentó quitarse la vida frente a ella y a dos de sus hijos, ellos lo perdonan.
Para Gerardo, la idea de tener una familia lo alienta, lo motiva. Tener un soporte emocional, de responsabilidad, social y de satisfactores le hace pensar que existen todas las posibilidades de recuperación cuando se ha caído en el fondo emocional.
Hoy da gracias a Dios por que su pareja está a su lado y que le ha perdonado las cosas que hizo durante su vida. A pesar de que sabe operar máquinas de carga pesada, hoy labora como chofer de microbús y está contento de vivir.
Gerardo Palacios se basa en la religión y sirve a sus semejantes. Si bien los grupos de AA y Narcóticos Anónimos fueron un pilar para su crecimiento, dice que sólo es un empujón para salir de las drogas y el alcohol, pues debe buscarse algo muy importante en la vida: el propósito para vivir.
Las posibilidades de salir
Adictos existen muchos. Personas que sufren por alguna adicción son un menor grupo y quienes intentan salir de las drogas son mucho menos; sin embargo, para aquellas personas que desean salir del infierno que les produce el consumir sustancias tóxicas ilícitas y otras lícitas, existen muchas posibilidades. Hay oportunidades para los más adinerados, también las hay para los que menos tienen.
La drogadicción -muchos piensan- es sólo cuestión de voluntad de dejar de beber o de consumir drogas. Los psiquiatras, como Martha Palencia Núñez, directora del Hospital Psiquiátrico, así como el presidente de la Asociación de Psiquiatría de Durango, Manuel Salazar Enríquez, opinan que es una enfermedad incurable y que sólo es controlable.
Para la recuperación de un adicto ?en forma efectiva- se requiere voluntad, pero sólo la de rehabilitación. Derrumbarse ante sí mismo, aceptar su enfermedad, el reconocimiento de sus errores; pero lo más importante, observar que existe un nuevo horizonte y una nueva vida.
Los problemas surgen cuando se tiene que consultar el bolsillo, la gravedad de la adicción, si existen daños neurológicos por el consumo de drogas, si se tiene algún padecimiento psiquiátrico ?tratable para su recuperación-, etcétera, pero el cuestionamiento siempre existirá: si el método que se escoja es el más adecuado.
Más allá, la recuperación acusa no sólo el inicio de un programa de desintoxicación y mantener la voluntad de recuperación durante los primeros días. El síndrome de la abstinencia se hará presente, prácticamente en cualquier tipo de droga que se haya consumido, llámese alcohol, cristal, cocaína, solventes, pastillas y hasta tabaco.
La valoración médica es indispensable. Algunos indican que el médico psiquiatra es el más adecuado para evaluar a los adictos, pues este gremio afirma que el 80 por ciento de éstos padecen de un trastorno de personalidad, ansiedad y cuadros depresivos y que deben ser tratados con método farmacológico y psicoterapeuta.
Los profesionales del Centro de Recuperación para Alcohólicos y Drogadictos Misión Korián afirman que la capacidad que ellos tienen es suficiente para valorar a una persona con esta enfermedad. Gente capacitada por Oceánica determina desde el inicio si el paciente es apto o no para ser internado en un centro de esta envergadura, pero no hay psiquiatras al inicio de la evaluación.
Por otro lado, los centros de recuperación que son asociaciones civiles, como el Centro de Orientación y Recuperación para Alcohólicos y Drogadictos (CORSAD), Agua Viva, etcétera, utilizan un sistema más austero, y generalmente se encuentran en este lugar personas de escasos recursos económicos donde tampoco existen valoración psiquiátricas o psicológicas.
Los grupos de Alcohólicos Anónimos (AA), Narcóticos Anónimos (NA) así como Centros de Integración Juvenil (CIJ), son tratamientos ambulatorios. También registran un procedimiento para su ingreso. Los menos difíciles son los de los grupos de AA y NA. En el CIJ debe existir una valoración psicológica, médica, familiar, etcétera, que tiene una duración de diez días.
En todos y cada uno de ellos, el principal requisito que se pide es el tener la real y convincente voluntad de recuperarse.
RECURSOS
Los costos
Si existen los recursos económicos suficientes y se pretende pasar por una agradable estancia, en donde se tendrán las mejores atenciones, un cuarto propio, agua, sol, gimnasio, etcétera, la mejor opción es Misión Korián, pero sólo existen 30 lugares, por lo que en la actualidad debe haber lista de espera, pues hay saturación.
En este lugar existen becas para las personas que tienen menos recursos y el Gobierno del Estado financia la estancia del paciente, aunque de cualquier modo debe pagar cierta cantidad de dinero. La cuota normal para quienes tienen el respaldo económico es de 35 mil pesos, con un promedio de mil pesos diarios de gastos.
En el Hospital Psiquiátrico los costos son menores y se cobra según el estudio socioeconómico que se realiza a través del área de Trabajo Social. El promedio de pago es de 47 pesos diarios e incluyen la hospitalización y estancia, pero no los medicamentos. El paciente por lo general deberá comprar, por medio de sus familiares, los medicamentos que le receten, como pueden ser antidepresivos, tranquilizantes, ansiolíticos y otros, que mantienen precios altos para el sector popular. El paciente recibe su tratamiento farmacológico y el terapéutico a través de las áreas de Psiquiatría y Psicología.
En los centros de recuperación no lucrativos -en el caso de CORSAD- los ingresos deben también ser voluntarios y se cobra una cuota única de recuperación de 300 pesos. Adicionalmente, cada semana la familia debe apoyar con una despensa que debe llevar huevo, cebolla, tomate, etcétera, con un valor aproximado a 130 pesos. En este lugar existe apoyo medicamentoso, pero no hay tranquilizantes, ni ansiolíticos, ni antidepresivos. De hecho no existen, pues cuando los pacientes ingresan a este lugar, se les suspende todo tipo de adicción, incluso la cafeína y el tabaco.
Los Centros de Integración Juvenil cobran en promedio los dos primeros niveles socioeconómicos, que oscilan entre los 11 y 23 pesos, existe un tercer nivel, que es de 68 pesos, pero muy raramente se llega a éste. En los CIJ el paciente puede llegar a pedir la ayuda en forma voluntaria o con su familia y posteriormente pagará entre nueve y 11 pesos por cada vez que asista a sus terapias, también los costos de los medicamentos deben ser asumidos por el paciente.
En Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos la terapia es gratuita. En estos lugares sólo existen cooperaciones voluntarias. No hay psiquiatras ni psicólogos que valoren al paciente y su única arma para lograr la rehabilitación es no dejar de asistir a este tipo de grupos y nunca despegarse. No existe atención farmacológica ni valoración mental, por lo que si existe algún trastorno de este tipo, no podrá ser detectado a través de este medio.
RECUPERACIÓN
Las recaídas
Misión Korián habla de una recuperación de los pacientes que acuden a este lugar que se ubica entre el 30 y 40 por ciento, el resto recae.
-Dentro del Programa de Recaídas se afirma que hay una rehabilitación del 70 por ciento, sin embargo, en palabras de Manuel Salazar Enríquez, presidente de la Asociación de Psiquiatría de Durango, muchas de las personas que se ?recuperaron? en este periodo, recaerán a uno o dos años siguientes.
-Misión Korián trabaja intensivamente durante 35 días. Posteriormente el enfermo debe ser canalizado a un grupo de autoayuda. Es decir, uno de Alcohólicos Anónimos o Narcóticos Anónimos, que llevan los programas de 12 pasos y el manejo de los ?defectos de carácter?.
-Es una recomendación fundamental que se hace a los pacientes que egresan de Misión Korián, de lo contrario tendrán en forma muy segura una pronta recaída.
-En el Hospital Psiquiátrico se tienen también grupos de autoayuda al interior del centro, y al paciente se le sugiere tomar un modelo, para que pueda recuperarse. En este nosocomio, el mayor número de pacientes que ingresan es por alcoholismo y drogadicción. Pero según opinión de Martha Palencia Núñez, directora del Hospital Psiquiátrico, un adicto sólo podrá recuperarse si ha caído en el fondo, nunca antes, pues de lo contrario continuará en su círculo vicioso.
-Los centros de recuperación no lucrativos mantienen tal vez el mayor número de recaídas. Es común que los pacientes se vayan. Incluso algunos van a ?calarse? a ver si pueden, como dice José Luis Jaime Solís, coordinador de Áreas del Internado de CORSAD. Unos simplemente no pueden y se alejan, otros sí y se quedan.
-Los CIJ y los grupos de AA y NA también registran un buen número de recaídas. Es muchos más común, ya que en estos lugares no existe control y la imposibilidad del internamiento puede hacer más lenta la recuperación del paciente.
-Sólo existe una sola garantía: la recuperación por la voluntad propia de dejar las drogas y mejorar la calidad de vida, para ser una persona productiva.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.