Madrid, España.- Hace ya unos años, Sofia Coppola (32 años) pasó largas temporadas en Tokio, montando una tienda de ropa con unos amigos japoneses. De aquella experiencia nació la idea de hacer una película sobre Japón, sobre el Japón que ella veía desde sus ojos de extranjera, desde su cultura de ciudadana de EU.
Luego, cuando creció y filmó su primera película (Las Vírgenes Suicidas, 1999), Sofia volvió a Tokio para promocionar el filme y se instaló en el hotel Park Hyatt. El Park Hyatt de Tokio no es un hotel cualquiera. La recepción está en el piso 50 y el pacífico lujo de sus salones, sus vistas panorámicas de la abigarrada capital japonesa lo convierten en ?una isla de silencio flotando en medio de la ciudad?. Sofia decidió que, si algún día hacía una película en Tokio, la ambientaría allí, en el Park Hyatt.
Sofia Coppola no sólo ha rodado esa película, Lost in Translation, sino que ha logrado un éxito de crítica y público que ha sorprendido a la propia directora.
Hija del gran Francis Ford Coppola, Sofia es obstinada como él, a pesar de que su aspecto frágil y aniñado y su carácter tímido parecen situarla en los antípodas de la enorme humanidad del director de El Padrino y Apocalipse Now. Tan obstinada que puso como condición que el protagonista de su película fuera el veterano Bill Murray, que tardó ocho meses en darle el sí.
Bill Murray es Bob, un actor venido a menos que viaja a Tokio para grabar una campaña de publicidad de un whisky japonés. Allí conoce a Charlotte (Scarlett Johansson), una joven casada hace poco tiempo que parece tan infeliz como él en su matrimonio. Murray y Johansson ganaron el domingo los Premios Bafta de la Academia británica del cine a los mejores actores del año por Lost in Translation. Sofia Coppola estuvo celebrándolo hasta altas horas de la noche y parecía cansada al empezar la entrevista.
-Toda la prensa londinense lleva hoy la foto de Scarlett Johansson en primera página. Eso es una victoria para usted.
Oh, sí, es fantástico. Ojalá que eso haga que vaya más gente a ver la película. Es muy hermoso ver que han reconocido su trabajo.
-¿El premio a Bill Murray reivindica su posición de que sin él no había película?
Tenía en mi cabeza la idea de que Bill Murray tenía que hacer la película. Era una de esas ideas que tienes que seguir a toda costa. Y estoy encantada de que haya hecho la película porque lo llevaba en el corazón.
-¿Por qué Bill Murray?
Desde siempre me habían gustado sus películas. Es alguien muy divertido, al mismo tiempo muy sincero. Una persona única.
-Creo que estuvo ocho meses sin darle una respuesta.
Sí, era difícil encontrarle porque no es alguien que esté siempre en contacto con sus agentes. Pero yo estaba empeñada en no hacer la película si él no aceptaba. Era uno de los ingredientes que necesitaba.
-¿Por qué cree que aceptó?
Me dijo que porque le había gustado el guión.
-¿Cómo fue el trabajo con él?
Realmente fabuloso. Es una película de muy bajo presupuesto y teníamos que trabajar muy duro. Y él fue siempre muy afectuoso, dispuesto a trabajar muchas horas en condiciones terribles, yendo siempre arriba y abajo, tomando taxis... Estuvo siempre entregado.
-¿Por qué una película en Japón?
Simplemente, porque pasé mucho tiempo allí. Por mi experiencia de lo que significa ser una occidental en Japón, un sitio completamente distinto a cualquier otro. También porque me interesaba crear unos personajes que vivieran esa sensación de encontrarse perdidos en la vida, lo que uno siente a veces al estar fuera y que en Japón se siente quizás de manera más exagerada. Y, claro, los problemas de comunicación...
-¿Y por qué en el Park Hyatt?
Había estado allí y siempre pensé que quería hacer una película en aquel lugar, completamente distinto a cualquier otro. Fue una experiencia extraña. La ciudad es tan ruidosa y en cambio ese hotel es tan silencioso, como una isla flotando en medio de la ciudad...
-Seguramente no ha sido fácil trabajar en Japón, con una cultura tan diferente de la americana.
Sí, es muy diferente. Tienes que aprender las diferencias culturales, cometer errores, saber cómo trabajan, superar el problema de la lengua. Pero fue divertido, muy divertido. Y es muy excitante trabajar con ellos.
-Usted ha dicho alguna vez que las barreras con Japón van más allá de la lengua. ¿Algún problema durante la filmación?
Por supuesto, cometimos errores debido a las diferencias culturales, pero siempre nos perdonaban.
-¿Cómo pudo rodar con tan bajo presupuesto en un país tan caro?
No teníamos más remedio que ajustar los gastos con el producto. También tengo amigos allí que nos enseñaron muchos sitios sin tener que pagar nada.
-Algunos fragmentos de la película tienen algo de documental. ¿Cree que ofrece una visión equilibrada de Japón?
Es el punto de vista de un extranjero sobre Japón. No intenta ser una representación del carácter japonés, no es un cuadro general de lo que es Japón, sólo el punto de vista de los americanos en general y el mío en particular. Pero, en todo caso, es una visión que tiene un extranjero de Japón.
-¿Sus amigos japoneses y el equipo han visto ya la película?
Sí, y les ha encantado. El gran público todavía no la ha visto, pero la he enviado a alguna gente y todos estaban encantados con ella; dicen que es muy precisa.
-¿Cuánto de su vida personal hay en la película?
Es una película muy personal, y como escritora siempre pones algo de tus cosas y de tu vida en tus escritos, pero mi vida y la película son cosas diferentes.
-Hay quien ve en Charlotte y su esposo un reflejo de su propio matrimonio.
Mi vida no es como la de ellos. No es un documental sobre mi vida porque no me gusta enseñar mi vida personal al mundo.
-¿Es una historia de amor o sólo la historia de una hermosa amistad?
Quería que fuera algo romántico, pero nunca definí cómo era.
-El final es bastante abierto. ¿Cómo imagina las vidas de Bob y Charlotte?
Creo que acaban llevando vidas separadas, que vuelven a sus vidas de siempre, pero no estoy muy segura.
-¿Imagina a Charlotte viviendo para siempre con su marido?
No, pero no sé realmente qué pasa. Pero no, no creo...
-¿Cómo empezó la idea de esta película?
Viene de películas que he visto, de mis observaciones viajando.
-¿Qué quiere decir a la gente con ella?
No quería lanzar un mensaje al mundo, sólo hacer una película dulce y romántica, de las que a mí me gustan, y acerca de uno de esos momentos que dejan una gran huella en la vida de las personas.
-¿No es sorprendente el éxito de una película lenta y sin acción?
Sí, estoy muy sorprendida, pero estoy encantada. Es una película sincera. Creo que la gente está respondiendo a su sinceridad, a las emociones que hay en ella.
-¿Es algo quizá relacionado con los problemas diarios, las tensiones diarias que vive el mundo, la guerra contra el terrorismo?
No creo que esté sirviendo de escapismo, pero no es agresiva, habla de la vida real, de sentimientos, de los problemas de comunicación, de conectar con otra gente. Y eso es algo universal.
-¿Cómo es la relación con su padre?
Tengo una buena relación.
-¿Y cómo es a nivel profesional? ¿Es muy entrometido con su trabajo?
No, porque sabe que tengo puntos de vista muy firmes a la hora de trabajar. Intenta ayudar cuando le pregunto algo, pero sabe que voy a hacer las cosas a mi manera.
-A mucha gente le sorprende que una mujer tan joven y con aspecto bastante frágil dirija películas. Pero parece que tiene su carácter a la hora de dirigir.
Tienes que ser fuerte para dirigir una película, hacer ver a la gente que eres capaz de decir no y mantener tu posición, seguir adelante.
-Usted ha hecho fotografía, algo de moda, películas. ¿Cuál es su futuro? ¿Cómo ve su vida?
No lo sé. Me gusta hacer películas, y cuando las hago siempre hay algo también de otras cosas que me interesan, la fotografía, el diseño, la ropa... Pero creo que voy a seguir haciendo películas.
-¿Algo nuevo en su mente?
No estoy segura. Ahora estoy con la promoción de la película y no lo he pensado. Ya veremos.
-¿Le interesa la política?
No mucho, la verdad. Puedo vivir sin eso.
-Usted es de origen italiano. ¿Mantiene la cultura italiana? ¿Habla italiano?
No hablo italiano, pero hay algo de cultura italiana en mis películas.
Lo tiene todo
Un rostro cubista, un físico único e incomparable, un genio de diva, un apellido mítico, un padre cariñoso, unos primos mercuriales (Nicolas Cage y Jason Rushmore Schwartzman), una tía de bandera (Talia Shire) y un marido recién estrenado y también cineasta, Spike Jonze, director de Beeing John Malkovich.
-Además, ha sido estilista de moda, portada de disco, diseñadora de vestuario cinematográfico, actriz a tiempo parcial y, ahora, no sólo neorrealizadora de cine, sino la protagonista de uno de los más alabados debut directorales que se recuerden en tiempos recientes.
-Todo Cannes y, especialmente la crítica más exigente e inmisericorde destacada allí, se rindió ante su ópera prima en la dirección de largometrajes, The Virgin Suicides. Una película que la propia Sofia presentará en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
-Afortunadamente, han quedado lejos los crueles artículos que resaltaron su falta de belleza covencional y talento para interpretar a la desgraciada Mary Corleone de la tercera entrega de la saga de El Padrino (1991).
-Ex novia de músicos, residente en Nueva York y adicta a los zapatos de Manolo Blahnik, fue el cantante del grupo Sonic Youth, Thurston Moore, quien le regaló un ejemplar de la novela homónima de Jeffrey Eugenides.
-La historia de cinco adolescentes de un pueblo idílico de Michigan que cometen suicidio se convirtió en una obsesión personal. Decidida a rodarla, pidió ayuda a su padre, que se la produjo desde American Zoetrope, y contó con la emergente Kirsten Dunst, los excelentes Danny De Vito, James Woods y Scott Glenn, además de la tremenda Kathleen Turner, en el reparto.
-Fotografiada según la estética dictada por la revista Playboy en los años 70, la perturbadora historia de la obscenidad natural de la juventud y rituales adolescentes de The Virgin Suicides es, según su autora, ?una canción pop ensoñada por mí?.
FUENTE: Agencias