30 de enero de 2004.
Berlín, (EFE).- La Audiencia Provincial de Kassel consideró hoy culpable de homicidio a Armin Meiwes, el alemán de 42 años que mató, descuartizó y se comió a un ingeniero, y le condenó a ocho años y medio de cárcel.
"Un tribunal estatal dictaminó que Armin Meiwes, quien conoció a su víctima a través de la internet, no tenía "motivos abyectos". Eso lo salvó de una condena por asesinato.
La fiscalía dijo que Meiwes era un "carnicero humano" que actuó simplemente para "satisfacer un impulso sexual", y exigía que fuera condenado a cadena perpetua. Tras conocerse el veredicto, la fiscalía dijo que apelará la sentencia.
La defensa señaló que puesto que la víctima se ofreció de manera voluntaria a ser asesinada y comida, el crimen debe ser considerado algo similar a la eutanasia, que tiene una pena máxima de cinco años de cárcel.
Antes de que se diera a conocer el veredicto, Meiwes lució tranquilo. En ocasiones conversaba con su abogado, y también sonrió a las cámaras de televisión.
Luego que se leyó la sentencia, pareció satisfecho, estrechando la mano de su abogado y saludando cortésmente ante las cámaras. Al explicar su veredicto, el presidente del tribunal, juez Volker Muetze, dijo que la intención de Meiwes no era cometer una maldad "sino satisfacer una fantasía".
Su motivo principal era "el deseo de convertir a otro hombre en parte de sí mismo", dijo Muetze. "Meiwes alcanzó esa experiencia emocional a través del consumo de la carne".
Cuando se inició el proceso el 3 de diciembre en la ciudad de Kassel, en la zona central de Alemania, Meiwes confesó en detalle sobre el asesinato en marzo del 2001 de Bernad Juergen Brandes, de 43 años, en la vivienda de Meiwes, en la cercana población de Rotenburg.
Brandes viajó desde Berlín en respuesta a un aviso en la internet buscando a un hombre joven para su "sacrificio y consumo". Meiwes dijo que Brandes deseaba ser muerto a puñaladas luego de beber una botella de remedio para el resfrío a fin de perder la conciencia.
"Bernad se acercó a mí por su propia voluntad para poner fin a su vida", dijo Meiwes en su declaración final ante el tribunal, el lunes. "Para él, fue una muerte agradable". Aún así, dijo que lamentaba el asesinato. "Tuve un gran placer, y no necesito hacerlo de nuevo", dijo. "Lamento mucho lo ocurrido, pero no puedo deshacer lo que hice".
Durante una sesión a puertas cerradas, fue exhibido un truculento vídeo del homicidio que había sido grabado por Meiwes.