Acusada de maltratar y agredir a prisioneros iraquíes, Lynndie rompió el silencio y señaló directamente a sus superiores como responsables de los hechos.
Washington, (EFE).- La soldado estadounidense Lynndie England, que se ha convertido en la "cara visible" de los abusos a los prisioneros iraquíes y está ahora embarazada de cinco meses, ha roto su silencio y asegura que "cumplía órdenes".
Las imágenes de esta mujer menuda y joven, soldado raso de 21 años destinada en la prisión de Abu Gharib, han dado la vuelta al mundo después de ser portada de los principales diarios y en los noticieros de televisión de EEUU.
Ella, acusada ahora de maltratar e incluso agredir a prisioneros iraquíes rompió hoy su silencio y apuntó directamente a sus superiores, al asegurar que se limitó a cumplir órdenes.
"Recibí órdenes de personas de mayor rango para ponerme allí, sujetar la correa, mirar a la cámara... ellos hicieron la foto para 'operaciones psicológicas' y eso es todo lo que sé", explicó England, en alusión a las fotografías publicadas en las que ella aparece maltratando a prisioneros.
En sus primeras declaraciones públicas desde que se destapó el escándalo, la acusada aseguró a una cadena de televisión de Denver que el abuso a los reclusos iraquíes es todavía más grave de lo que todo el mundo ha podido ver en esas fotografías.
"No quería, realmente, salir en ninguna de las fotografías" que, prosiguió, cuando fueron tomadas, fueron elogiadas por sus superiores.
Ellos "sólo nos dijeron: lo estáis haciendo muy bien, seguid así".
England aparece en alguna de las polémicas fotografías sonriendo y sujetando una cuerda atada al cuello de un prisionero desnudo y tirado en el suelo de la cárcel.
En otra se le ve apuntando, como si fuera con una pistola, a los genitales de un recluso, mientras se fumaba un cigarrillo.
Según su versión, "nosotros estábamos haciendo nuestro trabajo, lo que significa que hacíamos lo que nos decían y el resultado era el que querían".
"Pensábamos que todo estaba justificado porque nos dan instrucciones para hacer esto y lo otro", añadió.
Sus familiares y amigos cercanos coinciden en que se limitó a recibir y cumplir órdenes de sus superiores y no dan crédito del escándalo suscitado y del revuelo que se ha creado en el pequeño pueblo de la soldado, muy cercano a Cumberland, en Virginia Occidental.
"Es un ser humano" y no se le ve haciendo nada abusivo, dijo su abogado, en un intento de frenar el acoso a que está siendo sometida la familia.
El letrado explicó que Lynndie England está embarazada de cinco meses y su pareja es Charles Grader, otro de los acusados en este mismo caso. Lo más ofensivo de todo lo que rodea esta causa, añadió, es que hay altos cargos que se esconden detrás de una joven de un pequeño pueblo rural de Virginia Occidental, curiosamente el mismo estado de Jessica Lynch, la ex soldado herida en Nasiriya y una de los héroes del Pentágono en este conflicto.
Cuentan que England, que entró en el ejército nada más para terminar la escuela secundaria, quería ser meteoróloga, pero se fue camino a Irak en febrero de 2003.
La hermana de England se declaró "orgullosa" de ella y subrayó repetidas veces que accedió a posar porque se lo pidió "alguien del Ejército", sin citar nombres.
En términos similares, se expresó una de sus mejores amigas, Destiny Goin, quien definió a England como una persona bondadosa y de buen corazón, y afirmó que no se avergüenza de ella porque las polémicas fotografías no representan cómo es en realidad.
La soldado, que deberá hacer frente a cuatro cargos criminales se encuentra en la base de Fort Bragg (Carolina del Norte), donde permanece bajo custodia.
Allí estará hasta que las autoridades militares decidan cómo resolver el caso, con una reprimenda oficial, el ingreso prisión o su destitución de forma "no honorable".
Revisarán más fotografías
Notimex
Un grupo de senadores estadounidenses revisará hoy, durante unas tres horas, cientos de nuevas fotografías que dan cuenta de las torturas a presos iraquíes a manos de soldados estadounidenses.
Aunque hasta el momento ni los senadores ni el Congreso han logrado un acuerdo final sobre la difusión pública del material, el demócrata de más alto rango en el Comité de Servicios Armados en la cámara alta insistió en la necesidad de hacerlo cuanto antes.
"Creo que es mejor si salen a la luz pública y así poner este asunto detrás de nosotros, aunque si van a ser puestas a la luz pública es mejor que sea el Pentágono o la Casa Blanca quienes lo hagan", dijo este miércoles el senador por Michigan, Carl Levin.
Levin hizo eco de los comentarios hechos antes por el presidente del Comité, el republicano por Virginia, John Warner, quien indicó que con ello se busca que exista un control efectivo sobre este material, que incluye también videograbaciones.