EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- En cuestión de minutos lo perdieron todo. La situación de pobreza de don Jorge el jubilado, la señora que vende periódicos y de doña Carmen había empeorado. María de Jesús, otra afectada, con lágrimas en los ojos agradecía al día siguiente el apoyo de sus vecinos, pero no entendía por qué la vida la castigaba aun más despojándola de su escaso patrimonio. “Ahora me queda sólo lo que traigo puesto”, expresaba.
Los cuatro jacales habitados por estas familias en una de las colonias más pobres, la José Luz Torres, de reciente creación ubicada al oriente de la ciudad, la tarde del lunes fueron consumidos totalmente por el fuego. Una fogata encendida por cuatro menores de edad que permanecían encerrados en su casa, pues su madre debe salir a trabajar para ganar el sustento diario, se propagó con suma facilidad y terminó con la débil construcción de madera, cartón y lámina.
Afortunadamente los vecinos reaccionaron de inmediato y en un acto de solidaridad y heroísmo, rompieron pedazos de hule y madera que en este tipo de colonias, sirven de pared, logrando rescatar a los cuatro niños. Las llamas se extendieron rápidamente y aunque no se registraron pérdidas humanas, sí terminó con las pocas pertenencias de estas familias.
Ayer, en medio de los estragos, María de Jesús Hernández de Cháirez, trataba de digerir la pesadilla hecha realidad. “Se quemó todo, dos recámaras, cuatro guardarropas, la cocina, mi televisión y toda la casa”, lamentaba.
Hace tres años, el esposo de María de Jesús quedó desempleado al ser despedido, junto con el resto de los trabajadores sindicalizados de la empresa Lala; entonces vivían pagando renta en una casa de la colonia La Dalia, pero su nueva condición de vida los obligó a formar parte de los recién llegados a la José Luz Torres.
En este lugar, el esposo de María construyó su jacal con madera y cartón y empezó a buscar trabajo, pero su edad –47 años—, fue su principal problema e impedimento para ser aceptado en alguna empresa.
En esa virtud, esta persona habilitó como taller de reparación de lavadoras, un área de su humilde vivienda. Cuando parecía que la suerte les cambiaba, pues el pasado domingo trabajaba en la reparación de ocho lavadoras, sucedió el siniestro. Hoy tendrá que responder por estos aparatos, también consumidos por el fuego.
Sin embargo, María de Jesús lamenta todavía más la situación de sus vecinos afectados, pues uno de ellos es jubilado y constantemente es internado en el Seguro Social, él y su esposa se mantienen de la venta de semillas que casa por casa, desarrolla la mujer de avanzada edad.
En la parte trasera de la vivienda de María de Jesús, habita una señora que trabaja vendiendo periódico y cuya condición ahora es más seria. Los cuatro, hace años fueron atrapados por la crisis económica y el pasado lunes, su condición de pobreza se agravó, pues el incendio les arrebató sus pocas pertenencias.
