HISTORIAS / DESDE HACE 40 AÑOS, A MIGUEL COLORADO LO ACOMPAÑA SU BAJOSEXTO
POR FABIOLA PÉREZ-CANEDO HERRERA
EL SIGLO DE TORREÓN
"Aprendí a tocar trabajando por necesidad, no sabía nada", dice el melómano originario de San Pedro
SAN PEDRO, COAH.- Han pasado los últimos 40 años de su vida tocando en diversos lugares del país, muchas veces alejados de su familia y amigos, sin otro compañero más que su bajosexto.
“La música es muy celosa”, dice Miguel Colorado, “hay veces que descanso unos días con mi familia, pero luego me llama de nuevo y me voy otra vez”.
Este músico de 62 años comenzó a tocar por necesidad, sin conocer las notas musicales ni los acordes obligados, sino simplemente sintiendo las canciones en su piel.
“Aprendí trabajando”, dice Miguel, “no sabía nada de música pero de improviso y buscándole terminé aprendiendo”.
“La música norteña es muy amigable”, agregó, “por eso es mi preferida”.
Miguel no sabe tocar otro tipo de música, pero está dispuesto aprender de todo.
Aunque su familia radica en Acuña, el músico de espíritu nómada vive en San Pedro, pero viaja constantemente a Saltillo, donde trabaja junto con su grupo musical, Los Vencedores, en un bar.
A lo largo de su trayectoria musical, Miguel ha estado en Guadalajara, Mazatlán, México, Monterrey, entre otros lugares y aunque en ocasiones resiente que no pasa tiempo suficiente con su familia, no cambiaría su trabajo.
“Tengo que trabajar, tengo que buscarle”, manifiesta Miguel, “en mi casa nadie me va mantener”.
Debido a problemas económicos, Miguel sólo pudo estudiar la primaria y de ahí tuvo que dedicarse al campo, tanto hacer leña como andar en el monte, todo por contribuir con algo de dinero al hogar.
Una de las anécdotas que más recuerda es cuando en Espinazo, Nuevo León, le tomaron video para un reportaje que saldría en Estados Unidos.
“Me hicieron muchas preguntas”, recuerda Miguel, “a los 15 días me llegó una carta con un paquete que contenía el reportaje y las fotos que me tomaron, pero mi señora se molestó mucho y me reprochó que yo andaba en la calle divirtiéndome nomás”.
“Para mí es un orgullo que la gente se dé cuenta de cómo vive uno, que otra gente se entere cómo trabaja uno”, añadió.
Debido a su edad, es más difícil para Miguel conseguir trabajos hoy en día, pues la competencia ha aumentado y hay más jóvenes ansiosos de convertirse en músicos.
“Experimentas bajas en la economía y en la resistencia”, dice Miguel “y es que antes día y noche y a todas horas y para todos lados podía uno y había trabajo y ahorita ya no”.
Para asistir a su trabajo actual, Miguel tiene que pagar 110 pesos para ir en camión a Saltillo, además de hospedajes y comida.
En el bar le pagan 100 pesos por noche, más algunas propinas y otros trabajos extras que le salgan.
Cuando descansa de la música se mete en alguna obra como albañil pero siempre vuelve a retomar la tocada, pues disfruta mucho de tocar para los demás y sobre todo, de cantar.
“Hay compañeros que nomás tocan y no cantan”, comenta Miguel, “pero mi base siempre ha sido cantar”.
Además del bajosexto, Miguel ha aprendido a tocar la guitarra y el tololoche, para así tener una mayor apertura de la música en sí.
Y aunque la paga es poca y las desveladas muchas, Miguel se considera una persona feliz y afronta la vida sin más posesiones que su instrumento y su sonrisa.
