EFE
MOSCÚ, RUSIA.- El ministerio del Interior de Uzbekistán afirmó que 20 supuestos terroristas y tres policías murieron en el choque armado registrado ayer en un suburbio de la capital del país, Tashkent.
Según un comunicado oficial difundido por la televisión uzbeka, el incidente tuvo lugar en el distrito de Kibray, a las afueras de la capital, donde las fuerzas de seguridad detectaron y cercaron a “un grupo de combatientes armados”.
La nota oficial sostiene que “los terroristas se suicidaron con ayuda de artefactos explosivos caseros” tras haber sido cercados por las fuerzas de seguridad uzbekas, que preparaban una operación de asalto.
La nota oficial fue difundida después de que numerosas fuentes policiales dijeran a la prensa que los “terroristas”, cuyo número fue ascendiendo de ocho a 11 y después a 16, murieron en una operación de asalto con empleo de blindados tras seis horas de tiroteo.
El régimen autoritario uzbeko vincula ese incidente a dos supuestos atentados suicidas y varios tiroteos registrados en Tashkent los últimos dos días en los que habrían muerto 19 civiles, policías y “terroristas” y que atribuyen a integristas islámicos.
“La confusión que rodea estos incidentes no deja claro si en Uzbekistán realmente operan terroristas internacionales o es que el presidente uzbeko (Islam Karímov) ajusta cuantas con la oposición”, comentó con cierto escepticismo la cadena de televisión rusa TNV.
Según diversas fuentes, el incidente de ayer comenzó cuando los “extremistas” habrían volado un coche-bomba cerca de un puesto policial, causando varios heridos.
De acuerdo con otra versión oficiosa del caso, la explosión se produjo cuando los policías detuvieron un coche sospechoso en el que iban dos mujeres que, para no ser detenidas, activaron explosivos que llevaban consigo en el vehículo.
Después de la explosión, el puesto policial habría sido tiroteado durante casi diez minutos por un grupo de “cómplices” de las mujeres suicidas que luego se dieron a la fuga y se refugiaron en una casa particular que fue cercada por la Policía.
Otras fuentes afirmaron que, casi simultáneamente con ese ataque al puesto de control policial, una furgoneta habría sido dinamitada junto a la presa de Charvak, también a las afueras de Tashkent.
Fuentes oficiales no han confirmado ni desmentido tal incidente junto a la presa, cuya voladura provocaría la inundación total de la capital uzbeka.
A primeras horas de la noche, fuentes policiales informaron de “otro atentado cometido por una mujer suicida” en la misma zona de Kibray, pero más tarde el ministerio de Interior desmintió oficialmente tal suceso.
Las autoridades uzbekas sostienen que detrás de toda esa “ola de atentados” está el integrista Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU), vinculado con la red terrorista Al Qaeda y el derrocado régimen Talibán afgano.
Según las autoridades, detrás de los “ataques terroristas” también podría estar la organización islámica “Hizb ut Tahrir el Islami” o Partido de la Liberación Islámica.
El presidente uzbeko afirmó que estos ataques serían imposibles sin “una cuantiosa ayuda financiera de fuerzas que apoyan al terrorismo por todo el mundo”, en clara alusión a los centros mundiales del fundamentalismo islámico.
El Gobierno uzbeko acusó al MIU de varios atentados con coches bomba perpetrados en Tashkent en 1999, en los que murieron unas 20 personas, aunque algunos medios rusos opinaron entonces que fueron orquestados por los servicios secretos de Karímov para desatar una campaña de persecución de la oposición islámica.
El régimen autoritario de Karímov ha convertido a Uzbekistán en la principal barrera ante el integrismo islámico en Asia Central, y en el mayor aliado de Estados Unidos para la campaña militar todavía en marcha en el vecino Afganistán.
