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MÉXICO, DF.- El gobierno mexicano no solamente toleró el uso de armas no letales, como los lanzadores de balas con gas pimienta, sino que incluso insistió en que la Patrulla Fronteriza utilizara ese tipo de armamento para disuadir a los migrantes mexicanos en su intento por cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Un documento firmado el 21 de junio de 2001 da cuenta de que el uso de las balas de goma en contra de migrantes mexicanos por parte de la Patrulla Fronteriza forma parte de un compromiso bilateral entre México y Estados Unidos en materia de seguridad fronteriza.
El documento fue acordado por las Secretarías de Gobernación (SG) y Relaciones Exteriores (SRE) con los Departamentos de Estado y de Justicia de Estados Unidos. Así, es improcedente que el gobierno mexicano se queje o pida explicaciones del uso de una técnica de detención que se acordó con Washington.
Especialistas coincidieron en que es absurdo que el Gobierno mexicano pida ahora explicaciones respecto de este Plan de Acción para la Cooperación sobre Seguridad Fronteriza, pero fueron más allá. José Luis Piñeyro, especialista en seguridad, el internacionalista Francisco Gil Villegas y Humberto Hernández Haddad, ex cónsul general de México en San Antonio, coincidieron en que se debe revisar el acuerdo para detener el uso de las armas no letales, que aunque no matan a los migrantes en su intento por cruzar la frontera, sí los lesiona físicamente y no respeta sus derechos humanos, además de que no resuelve el problema del flujo migratorio ilegal.
El martes pasado, la Patrulla Fronteriza en El Paso, Texas, empezó a utilizar este tipo de armamento, y ese mismo día el secretario de Gobernación, Santiago Creel, expresó el rechazo del gobierno del presidente Vicente Fox al uso de dichas armas contra inmigrantes indocumentados, y aseguró que por las vías diplomáticas se expresaría a Washington el repudio a estas medidas.
Sin embargo, la cancillería no elevó el reclamo al nivel de nota diplomática porque el uso de armas no letales, que ya se utilizan en San Diego, California y Tucson, estaba acordado por ambos países en el Plan de Acción para la Cooperación sobre Seguridad Fronteriza firmado en junio de 2001.
"Ante la insistencia mexicana se empezó a estudiar (...) el cambio de tipo de armamento letal, por balas de goma, explosiones teatrales y algunos otros disuasivos. A nosotros lo que más nos interesa es que no los lastimen por el hecho de cruzar la frontera, y este es un paso importante y en la dirección correcta a nuestro juicio", argumentó el entonces subsecretario de Relaciones Exteriores, Enrique Berruga, en una conferencia conjunta con Javier Moctezuma Barragán, subsecretario de Población y Migración de aquella época.