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Tasas de interés y el peso

salvador kalifa

El comunicado del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (Fed) ayer martes mantuvo sin cambios las tasas de interés y señaló, además, que la política monetaria laxa puede cambiarse a un ritmo ?mesurado?. En otras palabras, las tasas van a subir, pero no lo harán abruptamente. ¿Qué significa esto para las tasas de interés y el tipo de cambio del peso con el dólar en nuestro país?

El alza de las tasas de interés estadounidenses, cuando ocurra, tendrá repercusiones negativas sobre los mercados financieros de las economías emergentes, en especial las latinoamericanas. Hoy los diferenciales de tasas entre los instrumentos de deuda de naciones emergentes y los de países desarrollados son muy pequeños porque los inversionistas aceptan cualquier cosa que ofrezca rendimientos algo mayores, sin consideración alguna de los riesgos. Esto va a cambiar sensiblemente cuando se eleven las tasas en Estados Unidos, porque entonces los inversionistas serán más selectivos en el destino de sus recursos.

Una muestra de lo que podemos esperar cuando suban las tasas de interés la podemos ver en la reacción de los mercados emergentes ante el alza de las tasas de mediano plazo: durante abril el bono del tesoro a diez años en Estados Unidos se elevó casi 80 puntos base en relación a marzo, porque los datos económicos mostraron el fortalecimiento de su recuperación económica y un posible repunte de la inflación. El resultado fue que el real brasileño y el peso mexicano se depreciaron frente al dólar y varias corredurías recomendaron vender deuda de países latinos, en particular Brasil, lo que presionó al alza sus tasas de interés.

El incremento de las tasas de interés estadounidenses tendrá, por tanto, repercusiones sobre el mercado financiero mexicano. En particular, sobre las tasas de interés y el precio del dólar. Para tratar de avizorar el futuro, conviene examinar la experiencia hace una década, cuando en 1994 la Fed elevó las tasas de interés, así como evaluar la evolución que se espera de las tasas en esta ocasión.

La Fed inició un período de tasas de interés al alza el cuatro de febrero de 1994, cuando la tasa de los fondos federales pasó de tres a 3.25 por ciento, para luego subir varias veces hasta alcanzar el 6 por ciento el primero de febrero de 1995. El aumento de 3 puntos porcentuales en tan solo un año sorprendió a los mercados financieros y trastornó el mercado de bonos, que afectó no sólo a empresas estadounidenses sino también a los países emergentes, particularmente México.

Esa experiencia nos enseñó que cuando suben las tasas en Estados Unidos, en México estas también se elevan y además se debilita el peso. En 1994, sin embargo, la reducción de los flujos de capital externo y el alza de las tasas de interés internas se exacerbaron por los sucesos trágicos de ese año y el enorme endeudamiento del gobierno federal en moneda extranjera de corto plazo, factores afortunadamente ausentes en la actualidad.

Por otra parte, una vez que se superen las circunstancias que obligaron a los niveles tan reducidos de las tasas de interés en Estados Unidos, como es el riesgo de una deflación, las tasas necesitan elevarse a lo que los economistas denominan la tasa ?neutral? de interés. Esta es la tasa que no estimula ni frena la economía, sino que le permite crecer acorde con su potencial productivo subyacente, manteniendo la inflación constante.

Esa ?neutralidad? estará en función del nivel donde se estabilice la inflación en Estados Unidos. Un funcionario de la Fed sugirió recientemente que si lo hace alrededor del dos por ciento, la tasa objetivo de los fondos federales podría llegar al 3.5 por ciento. Hay quienes consideran, sin embargo, que la tasa neutral para Estados Unidos se ubica probablemente alrededor del 5 por ciento, no sólo porque existen alzas de precios que se podrían consolidar en el futuro, sino principalmente porque el déficit publico ejercerá presión al alza sobre las tasas, y más si los bancos centrales de Asia se desencantan con los bonos estadounidenses y destinan parte de sus recursos a otras monedas.

En síntesis, podemos anticipar que el alza mínima de las tasas de interés en Estados Unidos será de 2.5 puntos porcentuales, que muy probablemente comenzará este verano y tomará entre 18 y 24 meses en completarse, siempre y cuando la inflación se estabilice alrededor del dos por ciento. Ante circunstancias desfavorables, el alza será mayor, quizá hasta de 5 puntos porcentuales.

El mensaje principal de estos comentarios es que las condiciones actuales en el mercado financiero mexicano son temporales. El nivel de las tasas de interés en nuestro país es inusualmente bajo y no podrá sostenerse aún cuando la inflación tienda hacia la meta oficial de un tres por ciento anual.

El efecto del alza de las tasas de interés en Estados Unidos se distribuirá entre el nivel de las tasas internas y el precio del dólar. Entre más suban las tasas en México, menor será la depreciación del peso, pero entre más bajas permanezcan en relación con las de Estados Unidos, más se depreciará nuestra moneda. La sólida posición financiera de nuestro país hará que no se den movimientos significativos y abruptos en los flujos de capital y las tasas de interés internas del orden de los ocurridos en 1994, pero sí preveo para el futuro próximo alzas en las tasas de interés y pérdida de valor del peso frente al dólar.

En principio podemos esperar que las tasas de Cetes a 28 días se eleven entre 2.5 y cinco puntos porcentuales por encima de sus niveles actuales en los próximos dos años. Ello sucederá, aún cuando nuestra inflación tienda al tres por ciento anual. El peso, por su parte, seguirá depreciándose frente al dólar. La divisa estadounidense se ubicará, muy probablemente, por encima de los doce pesos en el 2005.

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