En muchos lugares se realizan perforaciones sin tomar las medidas de higiene necesarias.
Torreón, Coah.- Para César Ávila Jaramillo, dueño de un establecimiento donde se practican tatuajes desde hace cuatro años, será una ventaja el que este giro ingrese a una regulación y trabaje bajo una normativa, pues sólo de esta forma podrá sancionarse a quienes se están dedicando a ello bajo la sombra de la clandestinidad y poniendo en peligro la salud de la población.
El negocio que opera en el local de Presidente Carranza 988 bis poniente, bajo el nombre de Dimenciones Kaos está registrado en el municipio como una tienda de sombreros, “me dijeron que eso no era lo importante pues el giro no existe en la Ley” –refiere el propietario- aunque sus exhibidores están llenos de aretes y la más completa variedad de objetos para ser colocados en lengua, nariz y ombligo; pinturas en aerosol, catálogos de tatuajes y camisetas con aerografía (dibujos elaborados con aerosol) en las paredes.
A un lado, aparte del mostrador es donde se recibe a los clientes que están interesados en tatuarse la piel: un espacio acondicionado con una camilla con cubierta de piel negra; un gabinete repleto de envases de plástico con pinturas de colores; instrumental, cajas de guantes desechables apiladas y todos los aditamentos que César Ávila utiliza esporádicamente, sólo una vez al mes en “temporada normal”.
“En realidad no es mucha la demanda, es un tabú porque la gente todavía le guarda cierto recelo y por considerar que sólo se tatúan los delincuentes o quienes se drogan para resistir el dolor que esto provoca; hay también quienes no se lo hacen por miedo a perder el empleo si se los ven”, de manera que hay meses en que no se practica un solo tatuaje, asegura.
Sin embargo, hay cierta curiosidad principalmente entre las jovencitas de 16 a 17 años, que a veces van a informarse exhibiendo ya un tatuaje en sus brazos, aunque también personas mayores de 50 piden información sobre costos y procedimientos.
Refiere que siempre ha estado consciente de la importancia de trabajar bajo las normas de higiene que rigen a las clínicas u hospitales, de manera que los instrumentos que se utilizan para tatuar (fórceps) son sometidos a un proceso de lavado, desinfectado y esterilizado cada vez.
Las agujas, que son el único objeto que tiene contacto sanguíneo durante el procedimiento, son desechables, al igual que los guantes con que se trabaja.
Incluso, los aretes que están en el exhibidor se desinfectan pese a que son nuevos, en tanto que una lámpara y otros instrumentos se les mantiene cubiertos con plástico “para estar lo más higiénico posible”.
El establecimiento cuenta con bolsas de plástico rojo en las que se depositan los desechos biológico infecciosos –agujas y guantes-, y los cuales se entregan a una empresa que los transporta y dispone de éstos bajo un contrato de este servicio, aunque el volumen de la basura peligrosa que se genera en el local no rebasa una bolsa al mes.
Según el propietario, cuando acuden jovencitos interesados en tatuarse la piel se les pide la credencial de identificación que acredite su mayoría de edad, pues de lo contrario pueden verse amenazados con un cierre temporal si los padres de familia se inconforman.
Al decir de César Ávila, al entrar en vigor la regulación de este giro se propiciará un mayor control sobre los negocios ya establecidos, pero también deberá combatirse a quienes lo hacen en forma clandestina y sin seguir ninguna de las normas de higiene.
“En cada colonia hay gente que se dedica a hacer tatuajes por un costo muy bajo, otros lo hacen bajo un giro diferente como la venta de discos o ropa, sin garantizar que el proceso sea el adecuado y poniendo en riesgo la salud de quien se los hace”, considera.
En espera de la normativa
César del Bosque Garza, titular de la Jurisdicción Sanitaria Número Seis, dijo que se está a la espera de que se emita la normativa que regulará el funcionamiento de los negocios dedicados a hacer tatuajes, para que exista un mayor control en dicha práctica.
Después que el Congreso de la Unión aprobó modificar la Ley General de Salud, la instancia de salud vigilará que los establecimientos no tatúen a menores de edad, además de que supervisará que se cumplan una serie de requisitos de higiene similares a los que rigen las clínicas u hospitales.
Hasta ahora, estos negocios son autorizados para operar con un aviso de funcionamiento, el cual se expide a todos los giros de menor riesgo, aunque la autoridad reconoce que no se ha logrado conformar un padrón porque algunos operan como estéticas o clínicas de cirugía plástica.
Lo que básicamente se les pide es que el lugar en que trabajan esté limpio y el instrumental se esterilice, aunque no hay una periodicidad con la cual se practiquen operativos de supervisión.
La nueva legislación permitirá identificar a los establecimientos que hacen tatuajes e incluso, deberá contarse con un responsable sanitario, con conocimientos específicos que se abocará a las labores de inspección.
¿EXPRESIÓN BAJO CONTROL?
Se espera que con las modificaciones a la Ley General de Salud la práctica de tatuajes ingrese a una debida regulación, de manera que se sancione a quienes no ofrezcan las condiciones de higiene que para esto se requieren, además de castigar a quienes tatúen a menores de edad.
· Se considera que en Torreón hay tres o cuatro negocios establecidos y debidamente identificados, aunque registrados bajo otros giros. La cantidad de personas o establecimientos que lo hacen en forma clandestina es indeterminada.
· Quienes más se interesan por tatuarse la piel son las jovencitas de 16 a 17 años.
· El costo mínimo de un tatuaje oscila entre los 250 a 300 pesos por una figura de siete centímetros cuadrados.
· Los principales riesgos de tatuarse con agujas no esterilizadas son contraer enfermedades como la hepatitis y, en casos extremos, Sida.
Fuente: Investigación de El Siglo de Torreón.