Poco parece preocuparle a la sociedad civil mexicana lo que pasa en materia de ecología y medio ambiente. Ese desgano es imitado por los políticos, quienes sólo se acuerdan del tema para utilizarlo con fines electorales.
En los últimos tiempos se ha incrementado la devastación ecológica en México: deforestación, erosión de suelo, contaminación y sobreexplotación de cuerpos de agua, son algunos de los principales problemas que muchos condenan al olvido.
El aprovechamiento de los recursos naturales se ha fundamentado en el uso de tecnologías, la mayoría de las veces, no apropiadas, que afectan las cadenas biológicas y ecosistemas. Valga como ejemplo unas cuantas cifras, la tasa de deforestación en México es muy elevada. Entre el año de 1990 y 2000 se deforestaron en promedio 631 mil hectáreas por año, lo que equivale a 1.1 por ciento del territorio nacional.
El deterioro ambiental ha impactado de manera negativa en la autosuficiencia alimentaria, ocasionando una creciente presión sobre los recursos naturales.
En México el recurso de la denuncia popular no tiene consecuencias. Así pues el Estado no ha tomado las medidas suficientes, para atender reportes de organizaciones civiles sobre impactos negativos ocasionados al medio ambiente.
Más allá de las sucesiones presidenciales y las descalificaciones, es necesario que los políticos pongan en la agenda pública el tema de la ecología.
