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Tendencias globales/Diálogo

Yamil Darwich

El Colegio de Tamaulipas editó un libro del maestro Edilberto Cervantes Galván que se titula: “Los desafíos de la Educación en México”, que como su nombre lo indica, está orientado a todos los profesores universitarios, planificadores de la educación y pensadores de las ciencias y técnicas de la enseñanza.

En él, el autor define lo que pudiera ser un muy grueso resumen de las tendencias y dice que: “en las tendencias globales de la sociedad es posible distinguir tanto aspectos positivos como aspectos negativos”.

Entre los positivos menciona: la explosión de la información y del conocimiento, el ritmo de avance de la ciencia y la tecnología, el surgimiento de un mundo interdependiente y las preocupaciones humanistas por terminar con la pobreza.

Entre los negativos están los peligros y las amenazas al género humano que derivan de: la aplicación de la ciencia y la tecnología a propósitos destructivos, la degradación del medio ambiente, el crecimiento sin control de la población y la crisis de los valores humanos.

Ya hemos dialogado sobre el tema y las repercusiones que tiene en la Comarca Lagunera la transformación del mundo, en uno nuevo y globalizado, que sin duda altera nuestras formas de vida provinciana y nos hacen pensar en encontrar y aplicar soluciones a tiempo.

Basta con revisar el ambiente de niños y jóvenes para que podamos descubrir las riquezas y los peligros que viven cada día, aún en los lugares que antes se consideraban reservados para la familia. Seguramente habrá tenido la oportunidad de disfrutar en la televisión programas culturales sobre temas referentes a la naturaleza, historia, ciencia, tecnología, etc.; pero también descubierto a las jovencitas viendo las telenovelas que presentan verdaderas escenas pornográficas, además de otras expresiones de crisis de valores; o acudido a la habitación de sus hijos y encontrarlos preparando tareas escolares con los recursos de la Internet, Power Point, Macromedia, etc., que les permite hacerlas con la calidad que nosotros no tuvimos, ni aún en la vida universitaria; en contraparte, quizá haya encontrado a muchachitos ‘chateando’ con extraños de temas inimaginables, o lo peor, viendo escenas de la mayor vulgaridad, inclusive con los personajes de sus caricaturas preferidas. Ése es el resultado del desarrollo tecnológico en el campo de la computación y telemática; el uso que les demos es responsabilidad nuestra.

Igual sucede con la ciencia y pudiéramos citar como ejemplo a la médica, que ofrece posibilidades de aparente solución al libertinaje con la “píldora del día siguiente” para aquellos que fueron irresponsables con su persona y su pareja; en contraparte lo sublime, cuando sabemos del manejo de la genética y la inmunología a favor de nuevos tratamientos preventivos para enfermedades que anteriormente se consideraran incurables.

Las posibilidades de comunicarse hoy en día son inmensas, sobre temas disímbolos, entre ellos los humanistas. Cualquier cosa que sucede en el mundo, casi al instante lo conocemos y genera el diálogo productivo, que muchas veces se transforma en enunciados defensores de los derechos humanos.

Hoy no es tan sencillo violar las garantías individuales sin ser evidenciados mundialmente y que venga una reacción inmediata. Los mismos atentados de las guerrillas, por el impacto de las imágenes del daño mostrado, harán que pasen de lo que llaman “defensa de sus derechos” a la más alta desaprobación con la consecuente autorización para que sobre ellos se ejerza la fuerza bruta. Igual sucede con el juicio a las acciones, sin medida racional, de los ejércitos sofisticados y poderosos.

El mismo humanismo ha recibido un nuevo impulso por medio de la comunicación instantánea través de la Internet 2; con ella, científicos e investigadores del mundo discuten sobre diversos temas y llegan a acuerdos en el breve lapso. Qué remotos quedaron aquellos tiempos en que debíamos esperar hasta meses y años para que los pensadores se reunieran, dialogaran, ofrecieran solución a problemas y nos aconsejaran.

Pero también la tecnología puede ser aplicada a la destrucción humana. Recuerde simplemente la salvaje agresión a la cultura Oriental, con el estallido de las bombas en Hiroshima y Nagasaki, ambas ciudades de Japón; o los ataques devastadores a Irak, ahora duramente criticados por el mundo.

Las tendencias actuales son de globalización, concepto que se refiere a mucho más que los simples aspectos comerciales y que incluyen otros como uniformidad en estilos de vivir y de pensar en lo general, respetando los valores culturales locales; reacción a las acciones que se dan en una parte del globo y que repercuten en el extremo opuesto, como es el caso de la depredación ecológica.

Todos estos son temas que debemos considerar, aún cuando en la Comarca Lagunera vivamos a un ritmo medianamente aceptable, porque como escribió el citado Maestro Cervantes, “el futuro no es el lugar a donde vamos sino el que estamos creando”.

Reflexionemos sobre el uso y el abuso que damos a nuestro medio local; pensemos, por ejemplo, en el daño que genera la contaminación ambiental de La Laguna, que ya muestra sus “natas de polución atmosférica” por las mañanas de mayor tráfico automotriz, fenómeno al que ha sido imposible poner alto por el propio desorden que genera la falta de la aplicación de la autoridad formal y de conocimiento de los responsables; o ¿usted me puede mencionar una sola solución a los problemas de ecología en Torreón, muestra de ineficiencia e irresponsabilidad del Municipio? Seguramente no, ni encuentra, como yo, justificación alguna a la existencia de las rémoras sociales que se pegan (literalmente) y viven del presupuesto municipal desplegando sus incompetencias, amparados en la complacencia del “jefe”.

Esas tendencias del mundo deben ser reconocidas por las autoridades de los municipios de La Laguna y en ellos queda asentada la grave trascendencia de sus actos a favor de los habitantes de la región y de quienes habrán de vivirla al futuro.

Retomemos el ejemplo de la falta de atención a la ecología regional, por ser uno de los más claros y evidentes: sobre el tema, si no hay protección en el presente el costo del deterioro ambiental será facturado a las nuevas generaciones y el principio de esa historia ya se está escribiendo con mayúsculas de negligencia e incapacidad. Torreón es un triste caso.

Lo invito a que reflexione sobre el tema y eduque a sus hijos con conciencia ecológica que desarrolle en ellos las habilidades de la inteligencia emocional y la creatividad, siempre enmarcando las enseñanzas en la ética, para que participen llegado el momento en seguir mejorando al mundo y a nuestra Laguna; ahora es buen tiempo de atender a lo que los expertos llaman las “tendencias globales” y preparar a los jóvenes para el futuro. ydarwich@ual.mx

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