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Tensión en Arabia Saudita

EFE

RIYAD, ARABIA SAUDITA.- La policía saudí volvió ayer a enfrentarse a tiros con radicales islámicos un día después de que Al Qaeda lanzara nuevas amenazas y las máximas autoridades religiosas pidieran a la población que colabore en la lucha contra el terrorismo.

El nuevo incidente tuvo como escenario Yeda, puerto del Mar Rojo al que llegan los peregrinos que viajan por barco a La Meca -primer lugar santo del Islam- y elevó a un grado sin precedentes la tensión creada por la escalada terrorista en el Reino wahabí.

Según fuentes policiales, radicales islámicos que se enfrentaron ayer a la policía en las afueras de esa ciudad lograron huir en un automóvil tras ser perseguidos infructuosamente durante varias horas por las fuerzas de seguridad.

El suceso se enmarca en la masiva campaña desplegada por las fuerzas de orden tras los atentados que el pasado fin de semana costaron la vida a 22 ciudadanos de diez diferentes nacionalidades en la localidad de Jobar, en el este saudí.

La policía busca a los tres autores de los ataques que lograron escapar -después de que el cuarto fuera apresado- y desde entonces se han multiplicado los incidentes armados y los llamamientos de las autoridades y Al Qaeda para ganarse la simpatía de la población.

Según portavoces policiales, dos extremistas islámicos relacionados con los atentados de Jobar fueron abatidos el martes en Taef, este saudí, veinticuatro horas antes de que militares norteamericanos sufrieran el miércoles un atentado fallido en Riyad.

En un nuevo mensaje por Internet, el considerado máximo responsable en Arabia Saudi de la red Al Qaeda, Abdulaziz Al Muqrin, negaba, no obstante, el viernes que los activistas muertos en Taef tuvieran relación con los ataques de Jobar.

Al Muqrin aprovechó la ocasión para reiterar sus amenazas y volver a pedir a los saudíes que se subleven contra la familia reinante, para convertir en realidad su augurio de que el presente 2004 será “un año sangriento y miserable” en el reino.

El llamamiento del dirigente de Al Qaeda intentaba ser contrarrestado horas después por el llamado comité de ulemas -que rige las cuestiones religiosas y está bajo control del Gobierno-, que el mismo viernes, día santo musulmán, pidió a la población que denuncie “cualquier plan de sabotaje”.

“El objetivo es proteger a los inocentes de los destructivos efectos de esos actos”, se afirmó en una fatua o decreto religioso emitido por ese comité, encabezado por el gran mufti jeque Abdulaziz Al Asheikh.

Según servicios de inteligencia extranjeros y observadores locales, la actual oleada terrorista responde a la estrategia de la organización liderada por Osama bin Laden de tratar de sumergir a este país, primer exportador mundial de crudo, en una vorágine de inestabilidad que tendría dos principales objetivos.

De acuerdo con ese análisis, el primer propósito sería cortar los vínculos que unen a Arabia Saudí con Occidente, a través de los millonarios contratos petroleros que unen a ambas partes, mientras que el segundo se centraría en derrocar a la propia familia reinante saud, enemistada desde hace largo tiempo con Bin Laden, originario de este país y quien la acusa de “apóstata”.

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