“Ser temido equivale a temer: nadie ha podido infundir terror en el corazón de otros y mantener al mismo tiempo tranquilidad de espíritu”. Séneca
Este pasado tres de septiembre murieron más de 320 personas, entre ellas cuando menos 156 niños, en una escuela de Beslán, Osetia del Norte, Rusia, tomada por un grupo de terroristas chechenos. Apenas unos días antes, el 24 de agosto, dos aviones rusos sufrieron sendos atentados, aparentemente ejecutados por mujeres que llevaban explosivos en el cuerpo, que mataron a cientos de inocentes. En octubre de 2002, 129 rehenes y 49 terroristas chechenos fallecieron en el asalto al teatro Dubrovska de Moscú.
Pero el terrorismo no se limita nada más a Rusia. Los sangrientos atentados terroristas palestinos en Israel y las represalias que en contra de los líderes palestinos han llevado a cabo las fuerzas armadas israelíes, se han vuelto tan comunes que ya los medios informativos casi no les prestan atención.
Cómo olvidar que apenas este pasado 11 de marzo casi 200 personas murieron cuando un grupo terrorista islámico detonó varias bombas de manera simultánea en la estación de trenes de Atocha de Madrid. En octubre de 2002 más de 200 personas fallecieron en un atentado, también de un grupo islámico, en Bali, Indonesia. Este próximo sábado, por otra parte, se cumplirán tres años de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, que dejaron más de tres mil muertos, la mayoría de ellos en las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York.
Cada uno de estos actos y muchos más menores en número de víctimas y que por lo tanto se pierden en la acumulación cotidiana de noticias, nos revela que el terrorismo en el mundo ha alcanzado una magnitud que rebasa con mucho lo imaginado hace apenas algunos años. En el caso más reciente, el de la escuela de Beslán, lo que más ha impresionado al mundo es la crueldad con la que se comportaron los terroristas durante los dos días que mantuvieron secuestradas a unas 1,200 personas.
El hecho de que se negaran incluso a que se les diera agua a los niños más pequeños, algunos de apenas tres años, afectados por deshidratación debido a las condiciones de la captura, exhibe su inhumanidad. Quienes han leído, visto o escuchado las crónicas de cómo asesinaron a sus rehenes durante el secuestro y ya iniciada la operación de rescate no pueden más que sentirse conmovidos.
La experiencia nos dice que con los terroristas no se puede negociar. Quien está dispuesto a matar a personas que no tienen nada qué ver con un conflicto no tiene la capacidad para dialogar y lograr acuerdos. Pero estaríamos cerrando los ojos a la realidad si no entendiéramos que, en algunos casos, el terrorismo es producto de situaciones en que una autoridad impone una solución injusta o inaceptable a un agravio profundo. Nadie puede justificar el asesinato de inocentes, pero tampoco podemos pretender que pueblos como el palestino, el vasco o el checheno renuncien por siempre a sus sueños de soberanía por una decisión autoritaria.
Mucho daño le ha hecho a la lucha en contra del terrorismo el que algunos Gobiernos que critican esta práctica la acepten en casos de terroristas cercanos a su interés nacional. No hay que ser un entusiasta del Gobierno cubano de Fidel Castro para entender la indignación ante la decisión del anterior régimen panameño de Mireya Moscoso de indultar a tres terroristas cubanos involucrados en un complot para asesinar a Fidel Castro. Uno de ellos, Luis Posada Carriles, hizo estallar una bomba en un avión de Cubana de Aviación en 1976 matando a 73 personas. Este terrorista ha recibido protección del Gobierno de Estados Unidos.
Es inaceptable que siga habiendo grupos que recurren al terrorismo para promover sus ideologías políticas o religiosas. Pero una forma de evitarlo, por lo menos en algunos casos, es aceptar el derecho de un pueblo a buscar su autodeterminación o independencia a través de un referéndum. Québec sufrió actos de terrorismo separatista en los años sesenta, pero ya no los ha tenido debido a que ha organizado dos referendos para considerar la posibilidad de independencia. Desde un punto de vista ético lo más importante es repudiar el terrorismo independientemente de su signo. No podemos cuestionar el terrorismo de nuestros enemigos y aplaudir el de nuestros aliados. El asesinato de inocentes nunca debe ser aceptado como forma de negociación política.
Información
Es verdad que en Cuba nadie puede ordenarle al Gobierno que divulgue una información que éste oculta. Pero México tiene pretensiones de ser una sociedad abierta. Por eso es tan importante que el IFAI le haya ordenado al Gobierno revelar los hechos que lo llevaron a acusar a un grupo de diplomáticos y funcionarios cubanos de realizar labores impropias en nuestro país.
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