Centros comerciales condenan a las ?pulgas? a su exterminio
Pasa del mediodía y el techo de lámina hace calurosos los pasillos, por donde deambulan unos 50 compradores de pantalones de mezclilla, juguetes, mochilas, tenis, playeras, relojes, zapatos, películas, videos, productos electrónicos, etc.
La cámara inquieta a los comerciantes, tal vez no sea común que vayan a tomar fotografías a sus instalaciones. No dicen nada, sólo observan a José Juan Torres Quintanar, quien para no inquietar más, elimina el uso del flash.
En el tianguis La Pulga están acomodados en largas hileras 200 puestos, unos sencillos, otros dobles, incluso hay hasta cuatro juntos, con vista a dos pasillos. Es un laberinto metálico que sólo deja entrar la luz del día por sus dos únicas entradas-salidas.
?No es nada relacionado con la ?piratería?, ¿verdad??, pregunta un vendedor. No, es para un reportaje sobre el mercado, es la respuesta que recibe. ?Es que hace días estuvieron aquí los de la AFI (Agencia Federal de Investigación)?, añade el curioso.
El fotógrafo busca algo y lo encuentra a un lado de la entrada poniente, oculto entre cajas de envases de botellas vacías: un extinguidor; pero busca más, y encuentra otro en los baños y uno más en el área de los probadores, en la esquina del terreno. Son los que alcanzar a ver. Busca también una salida de emergencia, pero no hay ninguna.
Experimenta una sensación de estar encerrado, como también su compañero reportero, y tal vez toda aquella persona que entra a este sitio. Si hubiera un incendio, sería difícil salir corriendo por estos pasillos que tienen unos dos metros de ancho, y más si están repleto de compradores, como se observa en los días ?buenos?, los fines de semana, por la tarde.
El reportero gráfico sube ahora su lente hacia el techo y capta la imagen; una red de tubería galvanizada que conduce las líneas de electricidad y las lámparas . Todo en orden. Ahí, sabe, que no está la noticia, porque todo parece estar en su lugar, no como las instalaciones eléctricas improvisadas fácilmente visibles en los pasillos del ex Cuartel Juárez, donde a principios de mayo ocurrió un incendio por un corto circuito.
Ahora su lente busca abajo, Sólo observa vitropiso limpio en los pasillos, y a determinadas distancias coladeras. No captará tampoco basura tirada. Todo parece ordenado. Los comerciantes detrás de los mostradores, en donde hay, o al frente. Aquí no existe el ?jaloneo? de los empleados o dependientes ni las frases insistentes que acompañan esta actitud de los caza-compradores: ?Pásele, pásele, que anda llevando?, ?¿buscas pantalones??, que se escuchan en el área de la ?ropa de segunda? de la calle Patoni, en el en la Zona Centro de la ciudad.
El vendedor de este lugar es peculiar, así como los compradores. Gente de clase media, y media alta. Todo mundo puede entrar, salvo los vendedores, gente con bicicleta o con mascotas.
El reportero pregunta por algún miembro de la mesa directiva, una comerciantes lo conduce a un puesto de ropa, que atiende una amable y prudente señora, antes de comentar a hablar, pregunta exactamente qué es lo que quieren y para qué. Cuando se le pide su nombre, prefiere no darlo, inclusive le pide al reportero que le ponga que esa información se firme como ?por la directiva?, que la integran nueve personas, divididos en tres comités: de vigilancia, Administración y Finanzas. De la última es la encargada.
Aunque se le insiste de que en el periodismo es necesario tener una fuente, es decir, el nombre de la persona que emite la información, no cede y no da su nombre. Explicó que los propietarios de los puestos pagan al mes 200 pesos para la manutención de las instalaciones, el pago de dos vigilantes y de la señora encargada de los baños. Recuerda que antes había más personas. También se paga la luz, agua y todos los gastos necesarios para mantener en buena estado y limpio este mercado.
Reitera que pagan impuestos, y extienden notas de venta. Por otra parte, también sostiene que hay reglas internas que deben cumplirse, porque si no es así hay sanciones y puede determinarse el cierre de puestos.
En este lugar es obligatorio abrir los viernes, sábados, domingos y lunes. Es forzoso el cierre el martes y miércoles, y es opcional el jueves. Los horarios de apertura son de las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche. Si alguien no paga sus cuotas, no asiste a las juntas para resolver los problemas que son comunes, o no cumple con los horarios, puede recibir una sanción.
Señala dos puestos que están enfrente. Fueron cerrados, dijo, porque los dueños no están al corriente en el pago de sus cuotas.
Otro comerciante, Ángel Nevárez Bravo, coincide con ella ?la que no quiso dar su nombre- y señala que después de la crisis del 94, las ventas ya no son las mismas. Anteriormente se consideraba un atractivo del tianguis que data de hace 15 años, los artículos que se traían de El Paso, Texas y otras partes de la Unión Americana. Entonces sí era costeable, ahora no, a tal grado que ahora venden, en el caso de ella, vende ropa, productos mexicanos.
Otro golpe a las ventas lo recibieron con el crecimiento de las tiendas de Soriana, Gigante, Plaza Ley, Wal Mart, SAM´s, como lo será las otras más que están por abrirse.
Pero no es lo único que les afecta en los flujos de clientes, lo más reciente adverso fue la Feria de la ciudad, porque la gente prefiere ir allá que al tianguis.
El fotógrafo ya tiene su material, las fotos de extinguidores y la gente en los pasillos, y su sensación de encierro. ¿Será un lugar seguro? No lo sabe.
Nota relacionada
El Reglamento de las Actividades Económicas para el Municipio de Durango define al tianguis como aquella actividad temporal, que se realiza en determinados días de la semana, en lugares de uso común o vías públicas, donde un grupo de personas autorizadas ofrecen mercancías.
Asimismo, establece que sólo con autorización del Ayuntamiento podrán operar tianguis tanto en la ciudad como en el resto de las localidades del municipio. La autorización para el establecimiento de tianguis está sujeta a que se cumplan las condiciones de ubicación, seguridad, vialidad y los demás requisitos que señalen los ordenamientos legales aplicables. Para ejercer el comercio dentro de la zona de los tianguis, se requiere del permiso correspondiente y cumplir previamente con el pago del derecho o tarifas establecidas.
Asimismo, señala que durante los días autorizados para el funcionamiento del tianguis a cada locatario se le tendrá asignado un espacio, con la obligación de dejarlo limpio al término de la actividad. Los tianguis deberán disponer de la infraestructura y servicio que les señale el Ayuntamiento. La autoridad municipal se reserva el derecho de suspender el funcionamiento de cualquier tianguis o permitir el establecimiento de otros nuevos cuando el interés público lo demande.
Numeralia
200 puestos en el tianguis La Pulga
Funcionamiento/ comercio formal
Desde hacer 15 años un grupo de comerciantes comenzó a darle forma lo que actualmente es el tianguis La Pulga, ubicado en avenida 20 de Noviembre, a la altura de Cuauhtémoc.
Características:
Espacio cerrado, con dos entradas-salidas.
Pasillos de dos metros aproximadamente.
Techado y puestos metálicos.
No tiene salidas de emergencia.
Tiene cuando menos tres extinguidores.
Obligatorio su funcionamiento de viernes a lunes.
Tres vigilantes.
Instalaciones eléctricas en buenas condiciones.
FUENTE: Investigación El Siglo de Durango.