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Tiene Bush manos libres para gobernar

Consigue el Presidente cuatro millones de votos más que su rival John Kerry.

EL PAÍS

WASHINGTON, EU.- George W. Bush tiene las manos libres. Tiene todo el poder que da una victoria clara en una elección democrática, el mandato del que careció hace cuatro años y que forjó en la práctica tras los atentados del 11-S.

Pero también tiene -ya sin las presiones de la reelección- la oportunidad de rectificar errores cometidos, aunque nunca los haya reconocido y haya poca esperanza de que alguna vez lo haga. En todo caso, después de su triunfo en el referéndum del martes -que es a lo que se reduce la reelección de un Presidente en ejercicio-, el referéndum sobre su persona, su liderazgo y su política, y con la legitimidad que le da haber logrado casi cuatro millones más de votos que su rival, el titular de la Casa Blanca -subestimado de nuevo, como en 2000 y en los juicios tras su actuación en los debates- puede dirigir el país y liderar la comunidad internacional a su manera.

El pronóstico de por dónde van a ir las cosas en los próximos cuatro años parte irremediablemente de lo que ya se conoce, pero no se pueden descartar cambios: los Presidentes suelen dedicar los segundos mandatos a intentar pasar a la historia.

?Creo que en estos próximos cuatro años, Bush puede verse obligado a cambiar, a causa de las realidades nacionales, pero, sobre todo, de la realidad internacional, lo cual es interesante?, opina Clifford Kupchan, vicepresidente del Nixon Center: ?Habitualmente, los Presidentes tienen que ser cuidadosos en su primer mandato, porque es el de la reelección y son más libres para hacer lo que quieren en el segundo. Pero creo que vamos a ver lo contrario?.

Desde el punto de vista nacional, los republicanos siguen en la Casa Blanca y refuerzan sus mayorías en la Cámara de Representantes y en el Senado (con los dulces problemas que les supondrá en el futuro la ausencia de equilibrio entre el Ejecutivo y el Legislativo); el Presidente puede impulsar sin obstáculos sus planes para la reforma del sistema fiscal -hacer permanentes los recortes- y la reforma de la seguridad social -privatización parcial del sistema de pensiones-, pero necesitará controlar el déficit presupuestario.

Además y con el respaldo en sus opciones de valores morales que le da el rechazo abrumador de los 11 referendos sobre los matrimonios gays, el Presidente tiene también mandato para nombrar tres o cuatro magistrados en el Tribunal Supremo, con lo que inclinará definitivamente -y por muchos años- la mayoría conservadora del organismo constitucional.

Como declaró ayer el experto presidencial Alan Lichtman, ?este resultado demuestra un respaldo al enfoque conservador de la sociedad?. Hacia el exterior, la comunidad internacional ya conoce los criterios de la Casa Blanca sobre la forma en la que actúa la única superpotencia. Pero no habría que deducir automáticamente que el segundo Bush va a ser el toro en la cacharrería que ha sido el primero.

Según Kupchan, ?dada la situación en Irak y las amenazas que suponen Irán y Corea del Norte, creo que veremos a un Gobierno que volverá a una política exterior más multilateral, porque entenderá que, a pesar de lo que preferirían hacer, no se puede proteger el poder de EU ni garantizar sus intereses nacionales de forma aislada.

No lo conceptualizarán quizá, pero pueden acabar, a pesar de ellos mismos, recurriendo a la ONU, no porque les guste, sino porque es la última esperanza de salir del lío de Irak. Así que creo que vamos a ver un regreso, forzado por las circunstancias, al multilateralismo?.

Probablemente el Presidente ha aprendido mucho más de lo que admite sobre los errores cometidos, pero la gran incógnita que debe despejarse es el destino de política neoconservadora que ha dominado su acción exterior desde el 11-S y el futuro de sus protagonistas. ¿El resultado de las elecciones les ampara y les garantiza la continuidad, o deja a Bush las manos libres para desembarazarse de sus más toscos representantes? Las incorporaciones al nuevo Gabinete, especialmente Defensa y la Secretaría de Estado, responderán a esa pregunta.

Según Clifford Kupchan, ?la corriente neoconservadora se ha debilitado notablemente por los problemas en Irak. Yo no me atrevería a decir que es una fuerza agotada, pero creo que se ha debilitado mucho, tanto en cuestión de imagen como de eficacia de sus políticas. Es verdad, por otra parte, que el Presidente tiene notables simpatías con sus puntos de vista, por lo que la pregunta es si el fracaso empírico de los neoconservadores obligará a cambiar el rumbo futuro de la política exterior de George W. Bush?.

Por último y desde el punto de vista orgánico, las manos libres de Bush tienen otra proyección importante: bajo su dirección -en realidad, bajo la dirección del gran triunfador en la sombra, el estratega y cerebro de la Casa Blanca Kart Rove- el Partido Republicano se ha reorganizado, se ha consagrado como una maquinaria eficacísima que no ha fallado a la hora de organizar el apoyo de la base y de superar al Demócrata en rentabilizar la alta participación en las urnas.

Los republicanos tienen ahora lo que nunca han tenido en tiempos modernos: una estructura de base nacional que penetra en casi todos los sectores y que avanza en todas las minorías (especialmente en la minoría más importante estratégicamente, la hispana; no hay que olvidar que el republicano Mel Martínez será el primer senador latino), con la trascendencia que tiene esto para el futuro del país.

La crisis en la que entran ahora los demócratas -la dura búsqueda del alma y la brújula del partido- contrasta con el control y la unidad de los republicanos, cuya principal tarea será acomodar la sociedad al mensaje conservador que sale reforzado y acomodar a las distintas familias del partido para evitar en lo posible que haya fricciones entre radicales y moderados.

Blanco, religioso, casado y rural

Una persona de raza blanca, casada, religiosa y que reside en el ámbito rural. Una persona que adora a su candidato, que está convencida de que el presidente George W. Bush es un ?líder fuerte? y que ha decidido su voto teniendo en cuenta los valores morales del aspirante y la cuestión de la seguridad nacional, es decir, del terrorismo. Éste es el perfil medio del votante que el martes impulsó a Bush a la reelección. Según una encuesta a pie de urna publicada ayer por el diario The New York Times, el Mandatario disfruta del apoyo de hombres y mujeres por igual (50 por ciento), a diferencia de su contrincante demócrata, John Kerry, que goza de mayor respaldo entre las mujeres (58 por ciento) que entre los hombres (42 por ciento). Pero esta diferencia es nimia si se compara con los apoyos que recaban ambos políticos entre los diferentes grupos étnicos.

El 88 por ciento de los votantes de Bush son de raza blanca, frente al 66 por ciento que cosecha Kerry en este estrato social. El 54 por ciento de los blancos se inclinaron por el republicano. Unos márgenes que crecen sobremanera cuando se observa adónde se ha dirigido el voto de los negros, que representan el 13 por ciento del censo electoral. Sólo dos de cada cien papeletas logradas por el actual Presidente fueron rellenadas por afroamericanos. En el caso de Kerry, el 20 por ciento de sus votantes pertenecen a esta raza.

La campaña masiva efectuada por los demócratas para que los negros acudieran a registrarse para después poder votar, especialmente en Pensilvania, se ha visto contrarrestada por el aumento del voto republicano en las áreas rurales del Medio Oeste. Y aunque las encuestas previas a los comicios mostraban que el Presidente iba a doblar la cantidad de votos recabados entre los negros, nueve de cada diez de sus sufragios se han dirigido al aspirante derrotado.

Entre los latinos, ya la primera minoría de Estados Unidos, las diferencias se aminoran. Uno de cada diez votantes de Kerry es latino. En el caso de Bush, el porcentaje sólo llega al siete por ciento. Con los asiáticos sucede algo similar. Kerry consigue el dos por ciento de sus sufragios en esta capa social. Y Bush, el uno por ciento.

El conservadurismo del votante medio del Presidente también se pone de relieve al observar su estado civil. Mientras el 55 por ciento de los partidarios de Kerry está casado, en el supuesto de Bush el porcentaje se eleva hasta el 70 por ciento. Y más aún cuando se analiza la tendencia religiosa del elector. Según otro sondeo difundido por Los Ángeles Times, Bush logró hacerse con el 70 por ciento de los votos de las personas que acuden a la iglesia una o más veces por semana. Kerry consiguió atraer al 60 por ciento de las votantes que acuden a servicios religiosos con menor frecuencia o nunca.

¿POR QUÉ GANÓ?

?Ganó el miedo, George W. Bush en sus discursos siempre hacía alusión al miedo, preguntaba ¿con quién van a estar más seguros?, ¿quién ejercerá el liderazgo?, etc, esto es una paradoja porque un niño de papá que no quiso ir a Vietnam se enfrentó a un héroe condecorado de la guerra y sin embargo, el mensaje de Bush fue muy bien vendido: El miedo en la gente?, dijo Cassio Luiselli Fernández, doctor en Ciencias Sociales y catedrático en el Tecnológico de Monterrey.

?En Estados Unidos triunfó el malo por conocido que bueno por conocer tan popular en México, la gente prefirió algo que ya conocía. Cuando sucedió el 11 de septiembre, el Presidente salió al paso y la sociedad recordó eso, una figura que en teoría les pueda dar seguridad?, comentó el investigador.

Estados Unidos es una nación dividida, Kerry y Bush estaban virtualmente empatados y ahora la reunificación del país depende de Bush. Ahora ya cuenta con mucho poder en el Congreso, no ha dado nunca muestras de humildad ideológica: ?Dios está con nosotros, nosotros estamos salvando a la patria? y es poco probable que en los hechos reales sea conciliador.

No está buscando congraciarse o reconciliarse con alguien. Tiene un modelo muy claro de un EU unilateralista que afilie su poder enorme en el mundo.

?Estados Unidos tiene un problema económico muy serio, tiene que ajustar esos déficit de balance de pagos y fiscal que va a comprometer mucha energía política al Gobierno de Bush y que el mundo está esperando ese ajuste, porque hay un desequilibrio económico americano y la agenda tiene que centrarse en lo económico?, precisó.

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