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Tiene honor de samurai

Eunice Martínez Arias

El Siglo de Torreón

Torreón, Coah.- Tom Cruise cambió los lentes oscuros que utilizó en Top Gun, por un kimono; en sus manos ya no hay pistolas como en Misión Imposible, sino una gran espada. Pero así pasen tres o diez años y sus películas sean éxitos de taquilla, el actor norteamericano vuelve a tener la misma tarea con su nuevo filme El Último Samurai: demostrar que es más que una cara bonita.

La súper producción que recientemente fuera nominada a tres Globos de Oro, incluyendo la nominación de Tom Cruise como Mejor Actor, llegó por fin a las salas de México y La Laguna, la cual significó todo un reto para el director Edward Zwick (Shakespeare Enamorado) y para el novio de Penélope Cruz, ya que además de prepararse a conciencia en cuestión física, tuvo que estudiar arduamente la cultura japonesa.

Ha sido mucha la expectación que ha generado la cinta alrededor del mundo y por eso se convierte en la principal novedad en cartelera durante este fin de semana. Hasta hoy, en Estados Unidos ha recaudado más de 97 millones en taquilla y se mantiene en los primeros lugares, pero está por verse si en México y en la Comarca logrará desbancar a El Retorno del Rey.

El Último Samurai se trata de un relato dramático-épico que escenifica el Japón de la década de 1870. Narra la historia del capitán Nathan Algren, un respetado oficial militar americano que es contratado por el Emperador de Japón para entrenar al primer ejército del país en el arte de la guerra moderna.

Cuando el Emperador trata de erradicar los antiguos guerreros samuráis imperiales preparando normas de gobierno más occidentalizadas y más amistosas comercialmente, Algren se siente inesperadamente impresionado e influenciado con motivo de sus encuentros con los samuráis, lo que le sitúa en el centro de una lucha entre dos épocas y dos mundos, dejándose guiar sólo por su propio sentido del honor.

Como era de esperarse, la cinta ha dividido opiniones entre los críticos de cine. Para Lou Lumenick, del New York Post, El Último Samurai no es más que “una épica y consentida estupidez, tan falsa como condescendiente”; sin embargo en el diario español El País, Ángel Fernández Santos escribió que la cinta “(...) tiene un mecanismo de filmación solidísimo que, gracias a un guión muy bien hecho, un reparto excelente y una producción de lujo, emociona y, a ratos, cautiva”.

Además de Cruise, otros papeles que se incluyen son el de Simon Graham como el intérprete británico de Algren; el Sargento Zebulah, amigo íntimo de Algren; Coronel Benajamín Bagley, ex combatiente de la Guerra Civil que busca fortuna en Japón; Katsumoto, jefe samurai y samurai Ujio, a quien le disgusta la llegada de los occidentales a Japón.

Se somete a dura disciplina

Parte de la preparación de Tom Cruise supuso meses de riguroso entrenamiento para las escenas en las que había combates mano a mano, equitación y esgrima con dos espadas. Trabajó durante varias horas todos los días durante casi un año con una dedicación y una disciplina que era totalmente samurai, según atestiguan sus propios compañeros.

El actor llegaba normalmente al rodaje dos horas antes que el resto del reparto y del equipo técnico para poner a punto su destreza física. Su dedicación valió la pena porque le permitió interpretar todas sus acrobacias, desde varias noches luchando con dos espadas contra múltiples oponentes y cinco días y una noche rechazando a peligrosos intrusos ‘ninjas’; también semanas de instrucción en artes marciales frente a sus compañeros de reparto japoneses y, finalmente, dos meses de incesantes secuencias de batallas.

Según el actor comenta, hasta su respiración se había vuelto más profunda y tenía “una conciencia más clara, del espíritu sobre el cuerpo”, a lo que él atribuye, al menos en parte, haber podido llevar a cabo algunas de las más intensas escenas de batalla sin sufrir ninguna herida.

¿Cómo se hizo?

Aunque el rodaje de El Último Samurai comenzó oficialmente en octubre de 2002, el director Edward Zwick ha estado fascinado desde hace mucho tiempo por la cultura y el cine japoneses. En cierto sentido, ha estado imaginando El Último Samurai desde que era adolescente.

-Para dar a la película una sensación de tradición y de cultura japonesa, Zwick comenzó la producción en una pequeña localidad de ese país llamada Himeji.

-La producción utilizó decorados y exteriores adicionales en Nueva Zelanda y en los Estudios Warner Bros, se esforzaron por recrear el estilo y la atmósfera del Japón de 1870.

-El vestuario que plasmó el mundo del Japón Meiji, estuvo a cargo de la diseñadora Ngila Dickson que supervisó la creación de cientos de trajes hechos exclusivamente para la película, basándose en fotos y documentos históricos.

-El director tuvo que elegir a los centenares de extras que debían tener conocimientos en artes marciales.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

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