Un año más de claroscuros, caracterizado por avances graduales, mayor crecimiento, la falta de cambios profundos y el dominio de la política en el proceso de toma de decisiones cruciales 2004 está por concluir y con él la esperanza de que por fin este año, se hubieran dado cambios profundos en nuestra economía. Todos sabemos que por desgracia esto no sucedió, y es
probable que ya no suceda en lo que resta de esta administración.
La "política" volvió a ser el factor central y determinante de nuestro destino a lo largo de este año. Pero esto no quiere decir que no se hayan dado avances, el problema es que éstos son graduales y tienden a perderse en un entorno lleno de disputas entre todos los actores políticos.
Por ejemplo, este año finalmente tuvimos un crecimiento económico relativamente razonable, que si bien obedeció en buena medida a un impulso derivado del crecimiento de nuestro vecino
del Norte, también hay que reconocer que la disciplina fiscal y monetaria coadyuvaron a este resultado.
Por cierto, el alto precio del petróleo también contribuyó a la buena posición fiscal de nuestro país, a pesar de que no se ha avanzado en la reforma fiscal, aunque también hay que reconocer
que la autoridad resistió las presiones para hacer uso de los excedentes de manera irresponsable.
También se han dado avances graduales en otros rubros, como en seguridad social. Se ha avanzado en el Programa de Seguro Popular de Salud y se ha consolidado el programa Oportunidades.
También se aprobaron importantes reformas en el Sistema de Ahorro para el Retiro, y se realizaron modificaciones necesarias en la Ley del Seguro Social, aunque por desgracia no se pudo avanzar en la reforma necesaria a programas de pensiones aún públicos como el de los trabajadores del IMSS o del ISSSTE.
El tipo de cambio mantuvo cierta estabilidad, pero se han generado algunas presiones inflacionarias que provocaron que este año no se alcanzara la meta establecida. Sin embargo,
nuestros niveles de inflación son aún aceptables. Por supuesto que el aumento en los precios ha conducido también a ajustes al alza en las tasas de interés, lo cual no es deseable debido a su
impacto en el gasto privado, en particular en inversión.
En este proceso también ha contribuido el alza en las tasas de interés de Estados Unidos, y es probable que este movimiento se mantenga en los próximos meses, lo cual generará presiones en nuestras tasas durante 2005.
Definitivamente uno de los sectores más dinámicos este año fue el exportador como consecuencia de la recuperación en el mercado estadounidense. Pero por otro lado, este año también enfrentamos una seria competencia por parte de los productos chinos, país que nos ha venido desplazando en diversos mercados.
En gran parte esta situación refleja nuestra incapacidad por resolver nuestros problemas de competitividad y que van estrechamente ligados a la falta de reformas estructurales. Y si hablamos de competitividad, el capital humano es crucial y por desgracia este año la OECD volvió a poner el dedo en la llaga al recordarnos que nuestros niveles de calidad educativa (ahora en secundaria) están prácticamente por los suelos.
Otro aspecto digno de mencionar es la fortaleza que han mostrado las remesas de nuestros compatriotas en el exterior, aunque el otro lado de la moneda de este fenómeno es la falta de
capacidad para general oportunidades laborales en nuestro país.
De hecho, el empleo ha sido uno de los aspectos más preocupantes a lo largo de 2004.
No obstante las mayores tasas de crecimiento observadas, el empleo no ha mostrado una recuperación y la tasa de desempleo abierto se ha mantenido por arriba de tres por ciento y nuestro sector informal mantiene una participación relevante en la economía.
Otro aspecto interesante es el dinamismo que ha adquirido la inversión privada, en particular durante el segundo semestre de 2004.
El punto a destacar es que esta inversión eventualmente se traducirá en mayor producción en los próximos meses y posiblemente en mayor empleo. Pero si de inversión hablamos, la nota negativa está en el poco dinamismo de la inversión pública en infraestructura. En este rubro estamos mostrando serios rezagos que terminan por afectar negativamente a nuestra competitividad. Basta con compararnos con los enormes avances en infraestructura en China y los resultados que esto ha significado para su inserción en el mercado mundial.
En fin, podríamos seguir enumerando otros hechos, pero creo que en resumen, este fue un año más de claroscuros, con mayor crecimiento, lo cual ha sido bueno, pero sin cambios profundos y
un exceso de "política". Lo que es más preocupante es que éste parece será el panorama para el próximo año.
*Profesor-Investigador del CIDE
alejandro.villagomez@cide.edu.S079