“Falta inversión extranjera, pero mientras no existan reglas claras, nadie querrá arriesgarse”.
El Siglo de Torreón
COMARCA LAGUNERA.- A diez años del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), la economía mexicana muestra hoy un rostro muy distinto al de 1994, pero no se pueden medir con el mismo rasero los costos y beneficios que registran los diferentes sectores productivos, de acuerdo al análisis del director de Investigación y Vinculación de la Universidad Autónoma de La Laguna, José Castro Mancilla.
La necesidad de abrir la economía, ante el compromiso del TLCAN, dice, fue apresurada, en medio de un proceso muy acelerado, “agarró movida a mucha gente, es evidente, que no tenía la capacidad productiva y financiera, organización ni tecnología, para enfrentar una apertura a esa velocidad y con ese tipo de competidores. México ha tenido que pagar importantes costos al integrarse a este Tratado”.
El mercado internacional, explica, juega un papel importante para muchas organizaciones que antaño se encontraban concentradas en el mercado nacional, con altos niveles de rentabilidad, muy protegidas, muy ineficientes muchas de ellas y hoy se han dado cuenta, a lo largo de estos diez años, que es imposible en el panorama mundial actual circunscribirse a sus propios límites territoriales.
Por otro lado, en México, asegura el analista, existen excelentes empresarios en muchos sectores de la economía, quienes pueden obtener y han obtenido buenos resultados en los mercados internacionales.
El entorno
Con maestría en Economía y especialización en Proyectos, Castro Mancilla dice que el TLCAN estaba enmarcado en el esquema político del entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari, donde había una imagen de éxito en todo y el ex mandatario se proyectaba como el primer dirigente de la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo cual no logró.
Es cierto que hubo reuniones de negociación, recuerda, pero fue muy poco tiempo que se dio al aparato productivo nacional, porque había diferencias abismales entre la economía norteamericana y la mexicana, de tal manera que los costos han sido muy altos y hubo empresas que no soportaron este tipo de competencia.
Por otra parte, resalta, no se debe soslayar que los beneficios han sido importantes, pues años atrás se exportaba sólo petróleo y hoy se ha diversificado, en especial la exportación de manufactura, sector que en la actualidad se ha visto afectado.
“Somos una economía que hoy se ha diversificado hacia los mercados internacionales. El sector manufacturero juega el papel más importante en el volumen y el valor de la exportación. Somos hoy en día una sociedad que ha tenido la oportunidad de tener ante sí mayores opciones de elección como consumidores y antes no era así”.
Sólo en el ramo automotriz, expone, una persona con un ingreso medio hacia arriba ha de tener como 100 opciones distintas para comprar un coche, gracias a la competencia existente. Hay preocupación por la calidad, por la atención y eso ha sido la otra parte benéfica del TLCAN.
A diez años de distancia, añade, la economía mexicana todavía tiene que hacer ajustes importantes en su estructura productiva, sin embargo se han pagado costos muy altos, pero, insiste, se ha ganado con un sector exportador que adquirió fuerza y ha permitido incrementar y diversificar las exportaciones, además de importantes beneficios en la perspectiva de los consumidores al tener más alternativas.
Inversión extranjera necesaria
Lo que debe interesar ahora, advierte el economista, es concretar la otra parte importante del proyecto, que era atraer más inversión, pues mucha se ha quedado en títulos financieros y no empresas reales que produzcan. “Eso es ahora lo necesario para generar un crecimiento en la economía, basado en una inversión que México, por sí mismo, no tiene la capacidad de hacerlo”.
Se requieren las inversiones a partir de todo ese contexto con la economía norteamericana y canadien-se. “El punto importante son las Reformas Estructurales y quien más ha estado al pendiente de eso es la gente interesada en invertir en el país, pero mientras no haya reglas claras del juego, nadie querrá venir a arriesgar”.
México necesita incrementar su capacidad productiva y para ello es preciso utilizar ahorro externo de otros países. “Tenemos un ambiente de Libre Comercio que favorece la producción en México para tener un mercado muy grande, como es el de Canadá y Estados Unidos”.
Sobre la postura de partidos políticos como el de la Revolución Democrática (PRD), que se niegan en forma sistemática a la inversión extranjera, el economista comenta que las importantes reformas emprendidas por España, Inglaterra y Brasil, han sido hechas por gente de izquierda. “Aquí estas gentes siguen con esas telarañas históricas, pensando que la única forma de hacer crecer a nuestro país es con sus ideas de no permitir la inversión”.
Tras resaltar que es difícil medir con el mismo rasero los costos y beneficios del TLCAN a los diferentes sectores de la economía, desde la perspectiva como consumidores, dice, el saldo es positivo, pero si se habla de la producción agropecuaria, es negativo.
El campo mexicano
Por su parte, Elías García Valenciano, secretario técnico del Consejo Agrario Permanente (CAP) en la Región Lagunera, considera que el saldo del TLCAN luego de diez años en el sector social del campo lagunero, es triste y negativo.
Prueba de su versión, dice, es que se ha registrado un decremento de la población en municipios como Francisco I. Madero, San Pedro y Viesca, Coahuila, dado que los habitantes han emigrado en busca de un empleo.
Todo lo anterior, asegura, es el reflejo de una política en contra de los campesinos, que los ha empobrecido. “Cuando empezó el Tratado se retiró el crédito para el campo, aunque en la práctica no desapareció Banrural, aunado a la sequía recurrente”.
El dirigente enumera los aspectos contra el sector social: “Hay retiro de subsidios y créditos, liberalización del mercado de tierra y agua permitido por las modificaciones al Artículo 27 Constitucional, que no es más que producto de las Reformas Estructurales que se tenían que hacer para la entrada al Tratado de Libre Comercio. Era un requisito indispensable”.
El TLCAN, dice, no se hace por generación espontánea, hay todo un planteamiento que viene desde Miguel de la Madrid y sistematizado por Luis Téllez Kuenzler, subsecretario de Agricultura, luego secretario de Economía.
“Todo eso no es más que llevar a México hacia un modelo de desarrollo neoliberal, donde se mete al mercado el agua y tierra, que no estaban. Nos dan libertad para vender, pero no nos dan los recursos para mantenerla con nosotros”.
El pretexto para las reformas al 27 Constitucional, destaca, era que iba haber crédito para los campesinos, que la tierra podría ser colocada como acciones en sociedades anónimas, pero nunca se concretó, ni se formaron las agroasociaciones, sólo un proyecto efímero con “Don Galleto”, en el Estado de Nuevo León.
En el fondo, afirma tajante, los resultados del TLCAN en el campo son atroces, de una miseria tremenda. “Los productores del Distrito de Riego 017 estamos peor que los ejidos temporaleros de Zacatecas y algunos de Durango, porque ellos reciben más apoyos del Procampo, ya que pueden sembrar hasta 20 ó 30 hectáreas y en La Laguna estamos registrados con dos hectáreas y ni siquiera las hemos podido sembrar desde hace más de 12 años”.
Este Gobierno, dice, continúa la misma tendencia que los anteriores, con una política paternalista, “pues programas como el de Oportunidades, no son más que una beca por ser j..., por ser pobres y eso es peor que el populismo”.
Considera que la única opción para salir adelante en el campo, es la organización. “No hay otra alternativa más viable”.
Ganadería lechera
Felipe Cedillo Vela, presidente de la Unión Ganadera Regional, dice que el TLCAN en los productos lácteos no se hay exportación en virtud que México es deficitario en leche, pero lo que más distorsiona el mercado son las importaciones de leche en polvo.
“Yo quisiera referirme a la leche en polvo, dado que es de los últimos productos que se van a liberar dentro del Tratado hasta 2008, junto con el maíz, frijol y azúcar”.
Destaca que la leche en polvo viene subsidiada de Estados Unidos y si no se regula su importación, es seguro que traerá problemas a los productores mexicanos, motivo por el cual están en contacto con los industriales para mantenerse en equilibrio.
“Por fortuna la actividad va en crecimiento a un ritmo del dos al cuatro por ciento anual y este sector no ha resentido tanto el Tratado, pero habrá que prepararse para 2008 y regular la entrada de leche en polvo”.
Quizá, añade, en los insumos los productores mexicanos se han visto beneficiados con la adquisición del equipo de ordeña, procedente de Estados Unidos y otros productos libres de aranceles.
La industria
Edward Robert Stefanic Mery, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) en Torreón, dice que el TLCAN los ha vuelto más competitivos. “Aprendimos a exportar en forma más eficiente, hemos sabido adaptarnos a situaciones cambiantes que se dan muy rápido y a la introducción de productos sin tanto arancel”.
Reconoció que a estas alturas, todavía hay algunos empresarios que no han podido adaptarse, “pero lo lograrán y aquéllos que no, pues... ya se sabe la respuesta”.
Considera que para el sector industrial el balance es más positivo que negativo. “Quizá Estados Unidos ha salido más beneficiado porque estaba mejor preparado, pero no hay duda que a México le ha ido bien, ahí están los números y Canadá también se ha beneficiado”.
Destacó que al campo mexicano le puede ir bien si se organiza. “El aguacate por ejemplo en California, se vende a dólar la pieza, Nosotros lo podemos exportar y venderlo más barato allá, es cuestión de ver cómo nos organizamos”.
Lo importante es que participen los industriales, empresarios y todos los involucrados en un Tratado de Comercio con otros países, para opinar y sugerir, “porque si nos quedamos callados y de repente entra algún producto con menor precio que el nacional, tú dices, ¿oye, por qué lo permitieron?, bueno, pero se realizó el foro y no participamos. Hay que estar ahí y no decir que no nos corresponde. A todos nos corresponde”.
Objetivos de la apertura comercial
El investigador de la UAL expone por su parte que en términos generales, una apertura comercial tiene que generar en teoría tres cosas: crecimiento, empleo y mayor bienestar. “El crecimiento, ya lo vimos, cuando la economía norteamericana crecía, nosotros crecimos, cuando empezó a apachurrarse nosotros nos apachurramos, lo que hizo que la producción bajara y por consecuencia creciera el desempleo”.
Uno de los problemas más críticos que no ha explotado la economía mexicana, advierte, tiene que ver con el sector agropecuario, que es fundamental y aparte de eso, el rezago acumulado es enorme, es uno de los problemas más complejos que tiene la economía mexicana y es gravísimo.
Alternativa
Algo muy importante, no resuelto aún, destaca, es la enorme dependencia de México con Estados Unidos, porque de cada 100 dólares que se venden o compran, 80 es con ellos, por eso es muy necesario diversificar la actividad comercial con Europa o con Asia, para permitir amortiguar ese efecto negativo que tiene México.
El proceso de libre comercio que vive el país en el mundo, enfatiza, es irreversible y por lo tanto, es necesario impulsar las Reformas en este país. “Hay que pensarlas en aras de dos cosas: de generar oportunidades de ocupación productiva para la población y segundo, preocuparnos por la educación y capacitación para que se traduzca en productividad y por ende, en buena remuneración. No hay otro camino”.
La puntilla
Los dirigentes campesinos laguneros coinciden: el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, ha sido la puntilla para terminar con el ejido, pues la modificación al 27 Constitucional fue la estrategia para quitarles la tierra a los ejidatarios.
Aunque una parte de los productores del sector social se resisten a dejar de trabajar la tierra, muchos ya incluso la vendieron o rentan sus derechos año con año, pues no tienen para sembrar, además de la sequía recurrente en La Laguna, dice Luis López Álvarez, coordinador regional de la Central Campesina Cardenista (CCC).
Ya los campesinos andan de taxistas, obreros, albañiles o vendiendo cualquier cosa en la calle, pues en su ejido no tienen en qué ocuparse y el dinero que obtuvieron con la venta de sus parcelas ya se les terminó, añade López Álvarez.
Por su parte, Elías García Valenciano, secretario técnico del Congreso Agrario Permanente (CAP) en la región, destaca que este Gobierno Federal es igual de paternalista que los anteriores y prueba de ello es el programa Oportunidades, que califica como beca a la pobreza, en lugar de promover a fondo proyectos productivos efectivos y que arraiguen al campesino en su tierra.
La única opción que tienen los ejidatarios, analiza, es la organización, pues desarticulados como han estado por mucho tiempo, no podrán hacer nada en lo absoluto para salir de la miseria en que están sumidos.