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Todo comienza en Atenas

Humberto Vázquez Frayre

Los Juegos Olímpicos regresan a Grecia tras más de 100 años.

El Siglo de Torreón/Agencias

TORREÓN, COAH.- Los Juegos Olímpicos de la Era Moderna se iniciaron en Atenas hace 108 años, en 1896 y este año regresan a su lugar de origen, después de haber visitado países en Europa, Asia, Oceanía y América del Norte.

Nunca han ido a África, Sudamérica y mucho menos al Caribe. El Comité Olímpico Internacional (COI), menciona que cualquier país puede organizar la justa mundial, pero la realidad es que sólo los países más poderosos económicamente, pueden solventar los gastos que conlleva ser sede de este gran acontecimiento.

Las olimpiadas modernas han generado un movimiento mundial basado en el deporte y la sana competencia, enmarcado en innumerables hechos anecdóticos que hacen de la historia del olimpismo mundial, algo inigualable.

El famoso barón Pierre de Coubertin tuvo la brillante idea de reiniciar estos juegos que se realizaban en la antigua ciudad de Olimpia siglos atrás y desde entonces se realizan cada cuatro años, con contadas excepciones, como la Primera y Segunda Guerra Mundial.

Proveniente de una familia de la aristocracia francesa y a pesar de la presión de su familia, Coubertin cambió la carrera militar por la docencia, con estudios de derecho. Su ideología siempre enmarcada dentro de la igualdad social, entendió que la actividad deportiva de aquella época era privilegio sólo de las clases adineradas de la Gran Bretaña.

Consideró entonces la necesidad de masificarla dentro de toda la población, reconociendo sus beneficios en el desarrollo de madurez, nobleza, capacidad, trabajo y bienestar físico que generaba el esfuerzo y la competencia en el paralelismo de circunstancias.

Aliados a esa idea estaban los avances tecnológicos de la segunda mitad del siglo XIX, con el invento de los buques a vapor y el telégrafo, situación afortunada que acortaba las distancias entre los diferentes continentes.

En 1894, el barón De Coubertin dio origen al movimiento olímpico mundial, al convocar a 14 países que crearon el primer Comité Olímpico Internacional (COI), con sede en la prestigiosa universidad parisina de la Sorbona. Dentro de ese contexto académico se adjudicaron los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna a la ciudad de Atenas, en reconocimiento histórico a los juegos de la antigüedad.

En el mismo congreso fue elegido el primer presidente del COI, cargo asumido por el griego Demetrius Bikelas, mientras que el barón del deporte como se le llamó a Coubertin, ocupó el cargo de secretario general.

A pesar de las dificultades políticas y financieras que afrontó la organización, y gracias a diferentes aportes económicos, especialmente al de un acaudalado comerciante griego llamado George Averof, residente en Alejandría, se logró la inauguración de los Juegos por el Rey Jorge I en el año 1896, teniendo como escenario el monumental Estadio Olímpico de Grecia ante 70 mil espectadores.

En su primera edición, participaron 311 atletas de 11 países y a pesar de los reveses de la mayoría de los atletas helénicos, el humilde panadero Spiridon Louis, consiguió el triunfo en la Maratón de los Primeros Juegos Olímpicos.

La prueba, una de las más prestigiosas de la competencia olímpica, fue diseñada recordando la gesta heroica del soldado ateniense que en la antigüedad, y después de la batalla, recorrió la misma distancia entre el valle de Maratón y Atenas para anunciar la gran noticia del triunfo de los atenienses sobre los persas. Al terminar su recorrido, cayó muerto por la fatiga y el cansancio.

Nace una nueva era

En la ciudad sagrada de los dioses griegos se puso en marcha un movimiento que floreció como el mayor evento no sólo en el aspecto deportivo, sino también en diversas áreas de la actividad mundial.

Aunque el barón Pierre de Coubertin pidió la sede para París con el fin de aprovechar la celebración de la Exposición Universal, los asistentes a la convención la rechazaron por considerar que esperar dos años más para su realización era mucho tiempo.

Los representantes de Hungría también solicitaron la sede para Budapest después de conocer la negativa del presidente Tricoupus de apoyar la organización ante la crisis económica en que se encontraba el país griego.

Pero la monarquía del entonces rey Constantino y el mercader griego Georges Aeroff, avecindado en Alejandría y quien donó un millón de dragmas, apoyaron la organización en Atenas.

El antiguo estadio que construyó Licurgo en el año 350 a. C se restauró y el Panathenaicos, de mármol blanco, emergió resplandeciente entre las ruinas para albergar a 70 mil personas durante la ceremonia de inauguración, la cual también fue vista por unas 150 mil personas ubicadas en los cercanos montes.

Al mediodía del seis de abril de 1896 se abrieron las puertas del estadio para dar inicio a la ceremonia de apertura, en la que desfilaron 245 deportistas, de los cuales 197 eran griegos. En los I Juegos Olímpicos no hubo participación femenil.

Los atletas participantes fueron de Alemania, Austria, Australia, Bélgica, Bulgaria, Chile, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Hungría Suecia, Suiza y el anfitrión Grecia.

El rey Jorge I hizo la declaratoria inaugural de la justa y con palabras cargadas de emoción expresó: "Los Primeros Juegos Internacionales de Atenas, que celebran la primera Olimpiada de la era moderna".

Con una marca de 13.71 metros en salto triple, el estadounidense James Brendan se convirtió en el primer campeón olímpico de esta justa que se disputó en atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, levantamiento de pesas, natación y lucha.

Las pruebas de natación se realizaron en mar abierto, mientras que el torneo de futbol fue de exhibición.

Entre las cosas raras que sucedieron, resulta que el griego Velokas fue descalificado del tercer lugar en la prueba de maratón por haber cubierto algunos tramos subido en un carromato.

El húngaro Kellner fue entonces ubicado en tercer lugar y recibió un reloj de oro del rey Jorge I, quien con su regalo quiso enmendar la trampa de Velokas.

En estos Juegos Olímpicos no hubo medallas de oro, al considerar Coubertin que eso rompía con el espíritu olímpico y corrompía el deporte.

De esta forma, el 15 de abril, bajo una lluvia, fueron clausurados los Juegos y premiados sólo los campeones y segundos lugares; los terceros regresaron a casa con las manos vacías.

De esta forma, los campeones recibieron medalla de plata y una corona de ramas de olivo y los segundos lugares obtuvieron presea de bronce con su respectivo ramo.

Se llevan la gloria

De acuerdo con el orden de los primeros, segundos y terceros lugares con las ahora tradicionales medallas de oro, plata y bronce, el medallero final de Atenas 1896 fue el siguiente:

País Oro Plata Bronce Total

Estados Unidos 11 7 2 20

Grecia 10 17 2 29

Alemania 6 5 2 13

Francia 5 4 2 11

Gran Bretaña 2 3 2 7

Hungría 2 1 3 6

Austria 2 1 2 5

Australia 2 0 0 2

Dinamarca 1 2 3 6

Suiza 1 2 0 3

Bélgica 1 1 1 3

Suecia 0 0 0 0

Bulgaria 0 0 0 0

Chile 0 0 0 0

FUENTE: Notimex

La primera leyenda olímpica

La primera leyenda de los Juegos Olímpicos de la era moderna fue sin duda el griego Spiridon Louis, quien recreó la gesta de Filípides, el soldado que corrió de Maratón a Atenas para anunciar el triunfo de los atenienses: "Alegraos, hemos vencido".

Según la leyenda, en el año 490 a. C., Filípides corrió 40 kilómetros de Maratón a Atenas para anunciar la victoria de los atenienses sobre los persas, pero no festejó su hazaña ni el triunfo en la batalla, pues murió por el cansancio que le provocó la travesía.

En su memoria se realizó esta carrera en los primeros Juegos Olímpicos de Atenas 1896 y de ahí nacieron otros famosos maratones como los de Nueva York, Londres, Amsterdam, Tokio y Atenas.

El fallecimiento de Filípides generó varias dudas sobre la realización de la prueba, por ello los organizadores efectuaron un ensayo y sólo uno de los dos participantes voluntarios terminó el recorrido.

Para cumplir con tal esfuerzo, Spiridon Louis oró y pasó gran parte de la noche de rodillas ante los cirios como ofrenda para los dioses. La Historia también dice que comió una gallina entera para tener las suficientes fuerzas.

La salida fue tomada por 25 corredores y varios abandonaron la lucha conforme avanzaron. A siete kilómetros del final llegó un mensajero al palco real del Estadio Panathenaicos, donde informó al rey Jorge I que Spiridon Louis estaba en primer lugar.

Al entrar al estadio provocó el delirio, a grado tal que el rey saltó a la pista para acompañarlo en los últimos metros hasta cruzar la línea de meta, donde Spiridon Louis repitió la frase de Filípides: "Alegraos, hemos vencido".

De esta forma dio el primer triunfo a los griegos en la competencia olímpica, al cubrir la distancia en dos horas, 58 minutos y 50 segundos.

Al atleta se le convirtió en héroe para recibir premios complementarios, como la garantía de comer, tener corte de pelo y limpieza de sus zapatos gratis en su vida.

A Spiridon Louis se le acreditan varios oficios antes de alcanzar la gloria del Olimpo. Algunos textos indican que fue pastor, otros panadero, albañil, cartero o repartidor de agua.

De la edad que tuvo al momento de competir también hay datos inciertos, puesto que unos aseguran tenía 18 años y otros 25 años, aunque se sabe a ciencia cierta que nació en Maroussi y que medía 1.63 metros de estatura.

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