Dios sabe por qué hace las cosas y cuando determina hacer algo lo hace bien, en ocasiones mediante una acción perceptible a nuestros sentidos y en otras mediante omisiones que nosotros como simples humanos mortales no comprendemos o no alcanzamos a comprender.
Por su determinación, hizo que en el Tepeyac, allá por el año de 1531, se apareciera la Virgen Morena ante los ojos perplejos de Juan Diego, dejando con él pleno testimonio de su existencia en forma tal, que, es fecha que podemos dar fe de su veracidad.
Juan Diego tuvo la gracia de verla personalmente y nosotros a través de su testimonio que ella misma nos dejó.
En nuestra parte, por muchas razones, una de tantas por su tez, otra por dejarse ver en territorio nacional y otra por razones de su diálogo con un nativo mexicano. Las rosas contenidas en el Ayate de Juan Diego sólo se dan así de bellas en suelo mexicano.
A élla como mexicanos nos encomendamos, su figura es significativa pero hay que verla con detención. No nos ve de frente, hasta eso su mirar es muy a la mexicana, el azul de su manto es tenue, de un azul cielo, tranquilo, pleno de estrellas, su túnica es blanca con flores bordadas en forma muy distintiva con sus manos en posición de oración.
Se presentó enmarcada con un haz de luz dorada sostenida por un ángel a lado dibujado con colores en tonos dorados, rojos y azules.
Además que como mexicanos nos encomendamos a élla para salvaguarda de nuestras personas y las personas de nuestros seres queridos, y bendecimos en su nombre nuestra casa, nuestro negocio, nuestra fábrica, nuestros activos fijos, nuestra oficina, nuestros vehículos, en pocas palabras nuestro patrimonio entero comprendiendo en ello también nuestros derechos y obligaciones.
En ocasiones siento que la fórmula debiera de invertirse, esto es, que la bendición debiera ser a nuestras personas y la encomienda hacia todas las cosas que nos rigen.
Consciente o inconscientemente dejamos fuera nuestras acciones y sobre todo nuestras acciones de negocios, muchos deportistas en esto nos llevan ventaja, porque son muchos los que le encomiendan a la Virgen Morena sus actuaciones deportivas y ganen o pierdan lo vuelven a hacer una y mil veces.
En el mundo de los negocios debería ser igual, cada cual a su manera, a viva voz si así es su parecer, o en forma callada y respetuosa, se puede también encomendar nuestras negociaciones comerciales, nuestras contrataciones, nuestros pedidos, nuestras adquisiciones, nuestra administración, nuestras fórmulas de negocios, nuestras decisiones financieras, nuestros conceptos de inversión, nuestras declaraciones, nuestras ventas, nuestras consignaciones, nuestros gravámenes, nuestros estudios y nuestras consultas.
En el ámbito interior de los negocios, alguna vez quizás lo hemos intentado, pero no lo habíamos intentado todavía hacia el ámbito exterior.
Viene el caso esta reflexión ahora que le entramos de lleno a la globalización comercial, cada vez se vienen escuchando las negociaciones comerciales, internacionales, no en balde México ha sido uno de los signatarios de la convención sobre compra-venta internacional de mercancía.
El tratado de Libre Comercio, que próximamente llegará a su Onceavo aniversario ha despertado en nuestra comunidad de negocios un gran interés hacia una participación activa. Más de cuatro de sus productos y otros tantos están pensando en llevar a cabo negociaciones y coinversión con entidades comerciales del Canadá o de los Estados Unidos de Norteamérica.
Ha llegado pues el momento de encomendarle a la Morena nuestras negociaciones hacia el exterior, así como, nuestras convenciones que lleguemos a crear con entidades foráneas, en última instancia, ¿qué podemos perder?. Se dice por ahí que con la globalización comercial se pone en riesgo nuestros rasgos culturales, y quizas nuestras creencias también.
Que nos pongan a prueba porque podríamos conquistarlos a base de fe y esperanza, y si no al tiempo.
Hoy, mañana y siempre, todos con la Morena.
Piensa asertivamente y acertarás.