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CABO HAITIANO, HAITí.- Los rebeldes haitianos tomaron ayer el último bastión que le quedaba al Gobierno en el norte del país, Cabo Haitiano, celebrando con disparos al aire mientras las multitudes saqueaban e incendiaban edificios.
Los rebeldes en el centro de la ciudad dijeron que su fuerza de unos 200 hombres encontró escasa resistencia a excepción del aeropuerto, donde según dijeron murieron ocho personas en combates con civiles leales al presidente Jean Bertrand Aristide.
“Hoy tomamos Cabo Haitiano, mañana tomaremos Puerto Príncipe”, declaró Lucien Estime, un joven de 19 años que se incorporó a la rebelión en su aldea, San Rafael, al sur de Cabo Haitiano.
“Nuestra misión es liberar a Haití”, sostuvo. Miles de personas que gritaban “¡Abajo Aristide!” marcharon junto a una caravana de ocho vehículos robados en los que se desplazaban unos 40 rebeldes.
“¡Somos libres!”, vociferaba la multitud, arrancando afiches de Aristide que estaban pegados en las paredes de edificios y casas. Algunos saquearon la Radio África, una estación pro-Aristide. Luego los insurgentes efectuaron disparos contra el edificio y una multitud celebró con aplausos.
Un supuesto simpatizante de Aristide yacía muerto en la calle, después de recibir un impacto de bala en su estómago. Un segundo hombre, cuya alineación partidaria se desconocía, fue baleado en la cabeza y también falleció.
Más temprano, unos diez hombres armados incendiaron una comisaría y liberaron a unos 250 prisioneros. La policía huyó, de acuerdo con Odril Jean, un testigo que vive al lado del cuartel.
No quedaba claro si los atacantes fueron partidarios de Aristide o rebeldes, que han incendiado numerosas estaciones policiales y liberado a detenidos desde que comenzó el alzamiento popular para derrocar a Aristide el pasado cinco de febrero.
“El pueblo está feliz, al fin nos hemos librado del terror”, expresó Fifi Jean, una habitante de 30 años que permanecía parada frente a la estación policial incendiada.
Adolescentes desfilaron luciendo cascos policiales y chalecos antibala, rebeldes entregaron las llaves de vehículos a residentes y bebieron cerveza de botellas mientras personas se llevaban armas, máquinas de escribir, colchones e inclusive puertas.
Radio Kiskeya informó que la gente saqueó también el puerto y robó contenedores que se encontraban en los embarcaderos.
El comandante rebelde Jean Baptiste Joseph, previamente líder de una asociación de soldados del desmantelado ejército de Haití, dijo, “El Ejército controla” la ciudad. “Es el Ejército el que va a liberar a Haití”.
Los guerrilleros dijeron que eran dirigidos por el líder rebelde Guy Philippe, ex jefe policial de la ciudad, que durante días había amenazado con atacar Cabo Haitiano, la segunda ciudad más importante del país, con unos cinco mil habitantes divididos entre partidarios y detractores del Gobierno de Aristide.
También se encontraba en la ciudad Louis Jodel Chamblain, uno de los líderes de un escuadrón de la muerte que mató a cientos de personas.
Philippe formó parte del Ejército que derrocó a Aristide, el primer presidente libremente elegido, en 1990. Aristide llevaba apenas ocho meses de asumir el cargo y tras su derrocamiento reinó el terror hasta que Estados Unidos envió 20 mil efectivos militares en 1994 para poner fin a la dictadura militar, reponer a Aristide en el cargo y frenar un éxodo de refugiados a las costas de Florida.
Estados Unidos ha expresado que no está interesado en una nueva aventura militar en Haití.
En cambio, un grupo de diplomáticos presentó el sábado un plan de paz que fue aceptado por Aristide, pero resistido por los opositores, que sostienen que debe incluir la renuncia del presidente.
El victoria rebelde de ayer incrementa la presión para que el Gobierno y la oposición sellen un acuerdo.